Bad Bunny
Imagen tomada de Instagram.

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Música

Bad Bunny se aleja de las discotecas en 'X 100PRE'

El álbum debut del artista puertorriqueño está lleno de nostalgia. Un trap progresivo que amplía las fronteras del género en América Latina.

Desde 2016, Bad Bunny ha sido ineludible. El artista puertorriqueño de trap/reggaetón ha sacado palo tras palo, que inundaron todos los rincones entre Spotify y la tienda del barrio: desde el despecho de “Soy peor” y “Amorfoda” a la arrogancia de “Tú no metes cabra” y “Chambea”. Con sus quejidos melódicos, se ha cimentado como una constante en las radios y discotecas, como la cara joven más vibrante y fresca del género urbano. Hasta ahora todo era sencillos, pero a la medianoche del 24 de diciembre nos dio su mejor regalo: X 100PRE es el álbum debut del conejo malo, ya uno de los artistas más grandes del mundo con 24 años. Junto con trabajos de 2018 como Vibras de J Balvin, Aura de Ozuna, Real hasta la muerte de Anuel AA, La Oscuridad de Bryant Myers y Ares de Arcángel, X 100PRE comunica que el trap/reggaetón quiere competir con proyectos enteros y trascender los sencillos.

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Producido casi todo por Tainy, productor puertorriqueño acogido en sus inicios por el icónico dúo Luny Tunes, X 100PRE es un disco de trap que tiene varias evocaciones del reggaetón de comienzos de siglo. Pero también es claro que las fronteras que delimitaban el estilo y color del género urbano en América Latina son cada vez más difusas: hay bachata, dembow, algo de EDM y pop punk al estilo de blink-182. A través de X 100PRE se puede entender que el trap/reggaetón está cambiando, y se piensa a sí mismo como algo hecho para una audiencia diversa y global. Esto se nota en la producción de Tainy, quien no teme hacer cambios en la mitad de los beats para dinamizar las canciones, como en el gran intro que es “Ni bien ni mal”, “La romana”, “Caro” o “Solo de mí”. Es trap progresivo y versátil, que además abre la posibilidad de que el trap y el reggaetón puedan abordar todo tipo de conceptos y no queden reducidos a una sola temática. X 100PRE, entonces, amplía el rango de energía y emociones del reggaetón: imagina otra forma de ser para el género.

Con este álbum, Bad Bunny se acerca estilísticamente a artistas como la superestrella del trap Travis Scott, quien con su ecléctico Astroworld confirmó que en Estados Unidos el trap no depende únicamente de los hits de radio, sino que también puede ser música de álbumes que experimenten con sonidos y conceptos, como ya lo habían sugerido Future, Young Thug, Migos y muchos más. Es curioso: trabajos de trap como el de Bad Bunny estarían reconstruyendo el puente entre el rap de Estados Unidos y el género urbano latino, que existía en los inicios de Daddy Yankee, Ivy Queen y Tego Calderón, pero que se había ido cayendo desde entonces. Las fronteras son fluidas también en lo geográfico: sin duda X 100PRE sonará en Nueva York y Los Ángeles y Roma y Berlín, y no solo en los clubes de música latina de estas ciudades.

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Aunque hay canciones que sacudirán las pistas de baile como “Cuando perriabas” o “La romana”, también hay varias que son más sutiles y personales, mejores para manejar contemplativamente en la madrugada que para llenarse de energía y beber licor desaforadamente. En ese sentido, sí es un álbum, más que una colección de sencillos: escuchándolo entero funciona mejor que separando cada canción. Con transiciones como el perreo inminente en el paso de “Solo de mí” a “Cuando perreabas” y el salto de las dudas de “RLNDT” a la euforia de “Estamos bien”, X 100PRE presenta secuencias lógicas que narran la vida de Bad Bunny, aparte de lo que cada canción comenta. Pocas de estas canciones parecen tener el encanto inmediato de sacudir las caderas de sus sencillos previos, pero quizás por eso el disco se llama así: los temas durarán por siempre porque no estarán ligadas a las pistas de baile y la circulación efímera que estas plantean.

Así, los mejores momentos de X 100PRE llegan con canciones como “Otra noche en Miami” y “Si estuviésemos juntos”, cortes más privados y sutiles, que no dependen de golpes de energía. Son en temas como estos donde más brilla la pluma de Bad Bunny –y cuando más perforan sus lamentos entonados–, que puede ser genérica y aguada en su versión más fiestera a lo largo del álbum. En “Otra noche en Miami”, cuyo ambiente recuerda a “Hold on we’re going home” de Drake, empieza con su bragadoccio usual e ingenioso, hablando de que tiene todas las Jordan retro y ni las usa o de que no sabe si sacar el Mercedes o el Maserati; pero luego, cuando el telón cae, confiesa estar cansado de las orgías y que su vida sigue vacía, expresando así el querer volver al tiempo cuando estaba con ella, pues ahora que es rico no tiene lo que tenía. Es refrescante este comentario sobre la fama y el dinero, se siente honesto y cercano, impacta.

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En “Si estuviésemos juntos”, las dudas y el dolor entran desde el segundo cero. Sus pensamientos circulan alrededor de una exnovia, con la que tiene fotos bailando cuando eran menores de edad, a la que extraña en navidad. Admite que las putas no han solucionado nada: no ha podido encontrar el amor. Los detalles, el tono y la atmósfera hacen que se sienta como una declaración real para una persona real, y no un despecho genérico. Logra que le crean y genera empatía: incluso los que estén en la mejor relación sentirán arder su pecho con esto. En las ruinas del dolor y la soledad, Bad Bunny brilla.

Plantear las canciones en tonos menores como las mejores no descarta ni niega la energía y diversión de canciones como “La romana” –que con su beat progresivo, su cambio pegajoso y su fusión entre trap y bachata promete impactar–, “Ni bien ni mal” –inmejorable inicio del álbum, con carisma y cambios de ritmo que muestran todo el arsenal del conejo y de Tainy– o “Cuando perriabas” –una oda contagiosa al perreo clásico de gente como Plan B y Daddy Yankee, la escuela musical de Benito–. Pero cuando más interesante es X 100PRE es cuando se siente íntimo, cerca a una chimenea, y no lleno de gente cerca a una botella de aguardiente.

Sorprende que alguien tan joven como Bad Bunny esté tan lleno de nostalgia y melancolía, aún si el registro de su voz indica un dolor subyacente constante. Una parte significativa de X 100PRE explora la ausencia de una vida más austera y sencilla, la pérdida inexorable de la confianza y la cercanía con las personas que viene con la fama. Como dice en “Ni bien ni mal”, una de las canciones que expresan su desazón, “mi alma está en guerra, terreno sirio”. En “Como antes”, recuerda una relación pasada y sus recuerdos bellos, y concluye preguntando: “¿Dónde quedaron esos días? Ya nada es como antes”. Pero el corte que más impacta en ese sentido es “RLNDT”, una confesión de lo mucho que se ha alejado de sí mismo. Sobre un beat de trap etéreo y atmosférico, expone toda su fragilidad: “Hola, ¿quién soy? No sé, se me olvidó (…) son varios días que no hablo conmigo”. Parece ya estar arrepentido de sus decisiones cuando sentencia “confundí la brújula con el reloj. Caminé hacia la fecha equivocada. Quisiera encontrarme y volver a ser yo. Pero parece que de mí no queda nada”. Este disco se puede perrear, pero será un perreo triste.

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Como muchos de sus compañeros de género y generación, Bad Bunny es un artista colaborativo. “Mía”, la colaboración más grande de X 100PRE junto al todopoderoso rapero Drake, llega al final del disco, casi como un bonus track. Hace algún tiempo era casi imposible pensar que las estrellas más grandes del pop mundial se atrevieran a cantar en español: en "Mía", Drake canta en español para un featuring con una persona que hace un poco más de dos años trabajaba en un supermercado.

Había dudas de si Bad Bunny podía sostener un proyecto –y más uno de 53 minutos y 15 canciones como este– por sí mismo. Claro que puede. Aún hay puntos flacos en su música: hay algunas letras genéricas y otras canciones que no aportan mucho y se sienten redundantes, aun si son divertidas, como “200 MPH”. Pero con su vulnerabilidad e introspección, y con su registro único y heterodoxo, Bad Bunny logra redondear y completar un estilo fiestero, confiado, retador y carismático. X 100PRE, a partes iguales promesa cumplida y potencial, muestra todo lo que puede ser el trap latino, y demuestra que Bad Bunny es el capitán indicado para este barco.

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