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Perdí a mi hermano por los Legionarios de Cristo

El primer documental de la directora Zita Effra cuenta la historia de cómo perdió a su hermano cuando este se unió a un grupo religioso ultraconservador.
Zita Erffa (izquierda) y su hermano, László (derecha). Fotos por Eva L Hoppe y Petruvski Film

Cuando László Erffa se graduó de la preparatoria, decidió convertirse en legionario de Cristo. Su padre era un diplomático alemán y en ese momento la familia vivía en Indonesia. Todos quedaron sorprendidos cuando el joven de 19 años decidió formar parte de las filas ultraconservadoras y severas de la Orden, pero aún así pocos días después de concluir su educación media, comenzó a asistir al seminario de la Orden en Nordrhein-Westfalen, Alemania.

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Los Legionarios de Cristo —orden fundada en México por el sacerdote Marcial Maciel en 1941— forman jóvenes varones para ser sacerdotes y, como su nombre indica, la educación está orientada hacia una disciplina militar. Exmiembros han comparado la Orden con un culto y durante décadas las acusaciones contra Maciel por abusar sexualmente de los seminaristas fueron desechadas por el Vaticano. Luego de una investigación del mismo Vaticano en 2006, se descubrió que el líder era culpable de haber abusado a docenas de niños. Después de la muerte de Maciel en 2008, dos años después de que László se uniera, una segunda investigación descubrió que Maciel tenía varios hijos con al menos dos mujeres distintas y que era drogadicto.


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Los problemas de la Legión no terminaron con la muerte de su fundador. En 2014 un reporte de la ONU acusó a la Orden de alejar a los niños de sus familias, porque reclutaba jóvenes de hasta 12 años, a menudo restringiendo la comunicación a sólo unas cuantas veces al año, y mostró su preocupación por las acusaciones de pederastia dentro de la organización. Hace tan sólo unos meses, en octubre de 2017, se descubrió que el entonces líder de los Legionarios tenía dos hijos.

Algunos miembros han renunciado en respuesta a los escándalos, pero László sigue ahí. Después de más de una década de tratar de convencerlo de que se fuera, su hermana Zita decidió hacer un documental sobre la vida de László en la legión, para comprender mejor la decisión del chico. Proyectaron su película, The Best Thing You Can Do With Your Life, en el Festival de Berlín de este año y fue nominada al premio por mejor documental. Hablé con Zita sobre el documental y acerca de cómo había sido perder a un hermano por una orden religiosa.

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VICE: ¿Cómo te enteraste de que László se había unido a los legionarios?
Zita Erffa: él mismo me llamó, me lo dijo todo y que en tres días se iba. Pasé media hora al teléfono gritándole. La siguiente vez que lo vi fue luego de un año, cuando permitieron la primera visita familiar.

¿Cómo conoció la Orden?
El primer contacto fue a través de mi tía. En ese entonces los Legionarios de Cristo solían organizar campamentos de verano para jóvenes y ella nos preguntó si queríamos ir. Nuestros primos ya estaban inscritos, así que decidimos ir también. Siempre era divertido, hacíamos excursiones y muchas cosas cool, lo único malo es que teníamos clase de religión una hora diaria.

László Effra | Petruvski Films

¿Y en los campamentos de verano intentaban reclutarlos?
Sí, había un club para niños que se llamaba ECYD: las iniciales de "Educación, Cultura y Deporte". Lo que más distingue a los legionarios de otras órdenes es el deporte, se enorgullecen por mantenerse delgados y en forma. En todos los campamentos nos decían que entráramos. El ambiente me parecía como si fuera una secta. Era obvio que ninguno de nosotros entraría jamás. O eso pensé.

Pero él entró. ¿Por qué te enojaste tanto?
Durante mucho tiempo tampoco pude comprenderlo, pero llegué a la conclusión de que me sentía traicionada. Pensé que ambos habíamos leído las intenciones de esas personas y de un momento al otro se había ido e incorporado a ellos. Por esa razón odié a los legionarios.

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¿Qué ocurrió después?
Durante años parecía que sólo había desparecido. Sólo podíamos visitarlo una vez al año y podía recibir sólo tres llamadas anuales. Todas las cartas que le escribíamos debía abrirlas y leerlas la Orden. Incluso, después de nuestra primera visita al año de su reclutamiento, mi madre dijo que hubiera preferido no verlo, porque le costaba trabajo creer lo mucho que había cambiado.

Sala de oración en el claustro Cheshire | Foto: Petruvski Films

¿Por qué László no abandonó la Orden después del escándalo?
Los rumores sobre el abuso ya existían desde que entró. Creo que Maciel no era tan importante para él. La Orden tiene un tipo de estructura que permitía ese tipo de acciones. Por ejemplo, existía el "Mandamiento de Amor al Prójimo", el cual decía que no debías acusar a tus superiores sin importar lo que hicieran.

¿Cómo se te ocurrió hacer una película sobre László?
Necesitaba un tema para hacer un documental para mi semestre en México en la carrera de cine. Había escogido a los Legionarios, pero me di cuenta de que lo único que me interesaba era mi hermano, nada más. De manera que le escribí un email explicándole que me gustaría hacer una película sobre su vida en la Orden. Él aceptó y pasamos nueve días juntos en el claustro donde vive ubicado en Cheshire, Connecticut.


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¿Cómo conseguiste el permiso de la Orden para grabar en el claustro?
Creo que están conscientes de su mala reputación y querían hacer algo al respecto. Tal vez me vieron como una especie de instrumento para demostrarle al mundo que están abiertos y que detrás de sus puertas no pasa nada fuera de lo normal.

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Sin embargo, en el documental la vida monacal sigue pareciendo bastante estricta.
Claro. Por ejemplo, todavía les parece mal que dos jóvenes sostengan una amistad independiente. Deben permanecer en grupos, porque dicen que en pareja son más influenciables y ellos pretenden conservar la lealtad de la Orden. En los recesos los chicos caminan por el jardín siempre en grupos.

Legionarios de Cristo orando | Foto: Petruvski Films

En el documental, László dice que de pronto sintió que Dios quería que entrara a los Legionarios. ¿Tú crees eso?
Es difícil de comprender algo así, sobre todo cuando no estás muy convencido de la existencia de Dios. La razón de porqué entró a la Orden sigue siendo algo que no puedo comprender al cien por ciento.

¿Cómo te ayudó la realización del documental?
Cuando íbamos en camino hacia el claustro, seguía tan enojada con la Orden que el camarógrafo tuvo que hablar conmigo para que me comportara neutral. Pero luego los chicos fueron muy amables, inocentes y abiertos. Fue la primera vez en años que pude hablar bien con László y aprovechó la oportunidad para disculparse por haber desaparecido tan abruptamente, lo cual me quitó un enorme peso de encima. Entendí que es feliz estando ahí y eso me hizo estar en paz.

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