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ESPAÑA

Así es como el amianto hace enfermar y mata a los españoles

En España, más de 6.000 personas fallecieron entre 2007 y 2011 por exposición al amianto y los enfermos diagnosticados no paran de crecer. La población catalana de Cerdanyola del Vallès es uno de los mayores focos de un problema que el Estado...
La fábrica de la empresa Uralita S.A. en Cerdanyola del Vallès lleva años abandonada. (Imagen por Maria Altimira/VICE News)

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"Ya no puedo decir: 'el año que viene,…'. La doctora me dijo que el 20 por ciento de las personas que, como yo, tienen un mesotelioma viven dos años; el resto, no llega", explica a VICE News María Isabel Alonso, quien, tras jubilarse, decidió, como otros afectados por exposición al amianto, judicializar su caso.

El mesotelioma o cáncer de pleura sólo puede ser causado por inhalación de fibras microscópicas procedentes de las partículas y el polvo de amianto y es la peor de las dolencias producidas por este tóxico material, que también está detrás de la asbestosis, las placas pleurales y de muchos cánceres pulmón. De hecho, se calcula que entre el 8 y el 15 por ciento de los cánceres de pulmón diagnosticados en todo el mundo son causado por el amianto.

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El caso de María José, sin embargo, no tiene nada de excepcional y, aún menos teniendo en cuenta que reside en la población catalana de Cerdanyola del Vallès, donde la fábrica de Uralita S.A. [empresa luego rebautizada como Corporación Empresarial de Materiales de Construcción S.A.] operó durante 90 años y hasta 1997. Allí, se manipulaba el amianto como si se tratara de un material inocuo antes y después de que las normativas empezaran a exigir tímidas medidas de seguridad al respecto y hasta que, en 2002, se prohibió de forma definitiva su uso y manipulación en todo el país.

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Pero, hoy, 14 años después de esta prohibición, el número de enfermos es más alto que nunca. Hoy, se diagnostican muchos más cánceres de pleura y pulmón, asbestosis y placas pleurales y la tendencia es que este pico vaya al alza, al menos, hasta 2020-2024. Una tendencia que también se está cumpliendo y que tiene el mismo pronóstico no sólo en España, sino en todo el continente. La Unión Europea calcula que, de aquí a 2030, morirán medio millón de personas por enfermedades asociadas al amianto.

"Todas estas patologías tienen una latencia media de 40 años", explica a VICE News Josep Tarrés, neumólogo y médico de cabecera — ahora emérito — en el ambulatorio Fontetes de Cerdanyola del Vallès.

Tarrés, que en el año 2000 constituyó el Observatorio para el Estudio de la Patología Relacionada con el Amianto (PRA) en la comarca del Vallès Occidental — a la cual pertenece Cerdanyola del Vallès y Ripollet, otro de los municipios más castigados por estas patologías —, es una de las mayores autoridades médicas en la cuestión. En esta zona, Tarrés ya ha contado más de 1.000 casos. Cerdanyola del Vallès, asegura, es el municipio con más mesoteliomas de todo el estado, una patología que entre 1975 y 2010 mató a más de 6.000 personas en España

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Mapa de las afecciones vinculadas a la exposición al amianto en Cerdanyola del Vallès. Los triángulos verdes se refieren exclusivamente a enfermos de cáncer de pleura. (Imagen cedida por Josep Tarrés).

"A mayor importación de amianto, más casos. En los años 70 y 80 se registró la mayor entrada de este mineral en el país, 40 años más tarde, tras el período de latencia, nos encontramos con las cifras más altas de diagnósticos patológicos", resume Tarrés. Entre 1906 y 2002 entraron 2,5 millones de toneladas métricas de amianto en el país, de acuerdo con un informe sobre la falta de reconocimiento oficial de las afecciones provocadas por el amianto en España, publicado por los doctores Montserrat García Gómez y Alfredo Menéndez Navarro.

"Allí por donde pasó, sembró: los estibadores que descargaban el amianto importado en sacos sin protección alguna, los que luego lo cargaban en trenes, los trabajadores que lo manipularon y también las personas que estuvieron cerca de los lugares de transporte o tratamiento de este material", asegura a Vice News Esther Pérez, abogada especializada en reclamación de daños y letrada de una de las últimas demandas interpuestas contra Uralita.

Se trata de una causa que afecta a 14 personas, 13 de ellas convivían con trabajadores de la fábrica, como es el caso de María Isabel, y uno es una víctima ambiental, alguien cuya única relación con el amianto fue la de respirar dentro del peligroso radio de dos kilómetros a contar desde el foco, es decir, la fábrica de Uralita.

"Mi padre trabajaba en Uralita y murió de asbestosis. Cuando regresaba del trabajo, venía con la ropa sucia y mi madre la lavaba en una colada colectiva, junto con la ropa de toda la familia", explica María Isabel.

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Maria Isabel explica su experiencia personal con el amianto (Maria Altimira/VICE News)

Esta afectada también recuerda como llegaban camiones de Uralita llenos de placas de amianto y los descargaban en medio de las calles de tierra: "Yo era muy niña, no sabíamos nada y jugábamos a hacer barracas con las placas". Días después, recuerda, pasaba una apisonadora y allanaba la calle para que los coches pudieran circular mejor.

Como Pérez, Marta Barrera, que también es letrada del Col·lectiu Ronda, un despacho que cuenta con un equipo de más de una decena de profesionales trabajando en la representación legal de este tipo de víctimas, asegura que "las empresas como Uralita en Cerdanyola del Vallès o en su fábrica de Castelldefels o Alstom, en el barrio de Poblenou de Barcelona, incumplieron repetidamente la legislación vigente".

"Era la época franquista, allí nadie controlaba nada", precisa Pérez. Así lo reconocen diversas sentencias como la que falló el juzgado de lo social número 3 de Sabadell en 2009 y en la que el juez consideraba que Uralita actuó de forma "culposa o negligente" al incumplir varias medidas de seguridad sobre el tratamiento del amianto existentes desde 1940.

Unas infracciones que también se recogen en otros dictámenes judiciales como uno emitido el 12 de febrero de 2015 contra la misma empresa donde se se hace referencia a la orden del 31 de enero de 1940, que obligaba a utilizar sistemas de aspiración localizada, al decreto de 30 de noviembre de 1961, que establecía un límite de partículas de amianto por metro cúbico de aire y a otra orden de marzo de 1971, que establece la necesidad de dotar a los trabajadores de mascaras respiratorias.

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Ambas sentencias también se refieren al incumplimiento de una resolución de la dirección general de trabajo que disponía que los trabajadores deberían disponer de doble taquilla para evitar la contaminación de la ropa de calle por la de trabajo, que debía quedarse en la fábrica. El origen de la enfermedad contraída por muchos afectados pasivos, es decir, aquellos que no trabajaban manipulando amianto pero que lo inhalaron, radica en el hecho de que los empleados abandonaban su lugar de trabajo y volvían a sus casas con la ropa llena del polvo de amianto porque las taquillas simplemente no existían.

Radiografía donde aparecen las placas pleurales de un enfermo, formas similares al humo que desprende un cigarro. (Imagen por Maria Altimira/VICE News)

Así, las normativas se vulneraron pero, además, había conciencia del daño que ello podía causar a los trabajadores. VICE News ha tenido acceso a la traducción jurada de una carta que los máximos responsables de la fábrica de Uralita en Cerdanyola mandaron, en 1950, a Eternit, nombre bajo el que se conocía internacionalmente la multinacional de la que formaba parte la firma española que así lo prueba. En la estos responsables hablan de la asbestosis y de la vía de contracción de esta enfermedad por inhalación de polvo.

Barrera, que a diferencia de su compañera no representa a víctimas pasivas sino que se centra en casos de extrabajadores asegura que aunque ya existe mucha jurisprudencia al respecto, las administraciones siguen sin colaborar. "Hay muchos denunciantes que se mueren antes de que llegue la sentencia porque las empresas hacen todo lo posible para alargar los procesos judiciales", asegura la abogada. En países como Francia, recuerda Barrera recuerda existe un fondo de compensación para los afectados y sus familias que les adelanta las indemnizaciones a percibir por los daños ocasionados.

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Algo que parece muy difícil que pueda suceder en España, sobre todo si tenemos en cuenta que no existe ningún recuento fidedigno sobre las personas enfermas y muertas por exposición al amianto. A modo de ejemplo, la seguridad social apenas reconoció el 6 por ciento de las muertes por cáncer de amianto ocurridas entre 2007 y 2011, según el estudio publicado por los especialistas de Montserrat García Gómez y Alfredo Menéndez Navarro antes referido.

La realidad es similar en cuanto a las estimaciones de personas expuestas. El propio Ministerio Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad reconoce, en un documento oficial, que España carece de cálculos "adecuados". Con todo, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo estimó en 60.488 el número de trabajadores expuestos en 1991.

El mismo informe sostiene que la creación en 1987 del Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA) no ha servido para paliar el deficiente registro de sujetos expuestos a causa del carácter voluntario de la inscripción por parte de las empresas y la ausencia de un registro histórico.

"Oficialmente, los casos de enfermos por amianto son anecdóticos, es como si no existieran", concluye Tarrés.

Sigue a Maria Altimira en Twitter: @MariaAltimira

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