Un asado con la pareja más intervenida del mundo
Todas las fotos: María Bethania Medina | VICE Colombia

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Un asado con la pareja más intervenida del mundo

Victor y Gaby tienen el record mundial de Guinness por ser la pareja con más modificaciones corporales. El periodista Pedro Camacho pasó una tarde con ellos y hablaron de tatuajes, perros y Nat Geo.

Víctor Peralta es un hombre sencillo. Uruguayo de nacimiento, argentino de residencia, lo conocí en el contexto más rioplatense posible: en un asado en su casa. De Víctor resalta su hospitalidad y su sentido del humor, una mezcla de observación aguda y envidiable velocidad mental. Resalta también su relación con su esposa, Gaby, dulce por naturaleza y un definitivo cable a tierra para Víctor. Verlos a ellos es reafirmar que definitivamente hay personas que estaban destinadas a estar juntas. Hasta acá todo normal, nada extraordinario. Pero antes de que piensen que la de Víctor y Gaby es una historia cualquiera, es importante destacar un pequeño detalle: Víctor y Gaby Peralta son acreedores del récord mundial de Guinness por ser la pareja con más intervenciones corporales del mundo.

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El encuentro lo pautamos un domingo soleado en Adolfo Sourdeaux, un barrio a las afueras de Buenos Aires. Un buen día para un asado, como suelen decir por estos lares. Yo viajé junto a Bethania, una amiga fotógrafa cuyo lente pasaría a formar parte de un largo listado de registros de Gaby y Víctor a lo largo de los años. Pero antes de sentarnos a hablar de sus vidas frente a una parrilla ardiendo de fondo, un pequeño tour por la casa.

"Tienen que tener cuidado porque anda suelto un doberman que cruzamos con un conejo", explica Víctor al abrirnos el portón de su casa. La criatura cuasimitológica que describe no es más que una burra llamada Princesa, una de las más de 20 mascotas que tienen los Peralta en casa, incluyendo perros, gatos y tres tortugas. La casa como tal no es de grandes dimensiones, pero sí lo es el terreno, con suficiente espacio para albergar una piscina y que Princesa corra libremente. Mientras caminamos hacia el área de la piscina, recorrimos una pared tapizada con afiches de distintos eventos en los que Gaby y Víctor han sido headliners, una galería que muestra la evolución de su celebridad.

Nos sentamos frente a la parrilla. Mientras Víctor me sirve la primera cerveza y comienzo a hacerle preguntas, me detengo en sus ojos, uno teñido de verde y el otro de negro sobre la parte blanca. "Se tatúa en la esclerótica con varios puntos de tinta", me explica. Jamás me había percatado de lo indispensables que son los ojos al momento de hacerse una primera impresión de alguien. Pero lo son, y mucho.

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Para Víctor el camino al Guiness comenzó a los 13 años con su primer tatuaje: la letras FUCK en los nudillos de una de sus manos. "Fuente Universal de Corriente Konstante", me explica Víctor entre risas. Este es de los pocos tatuajes de aquella época que aún pueden visualizarse sin problema. Con los años y con la reducción de espacios libres en su pieles, los Peralta se han visto forzados a tatuarse encima de sus tatuajes viejos. No hay suficiente lienzo en la superficie de un cuerpo humano para la creatividad de esta pareja. Esto no quiere decir que no han sabido optimizar el limitado espacio que les brinda su anatomía. Para el momento en el que ingresaron al Guinness en 2014 contaban con 84 modificaciones corporales, incluyendo, además de los tatuajes, 50 piercings, 14 implantes corporales, implantes dentales y, en el caso de Víctor, una lengua bífida. Esta última consiste en una modificación en la que la lengua se corta desde la parte central hasta la punta, bifurcándose al final. "Tener la lengua así fue lo que me salvó el matrimonio", bromea Víctor mientras me lanza un guiño, se ríe y comienza a colocar en la mesa un surtido de chorizos, morcillas y carne.

Entre Victor y Gaby hay 84 modificaciones corporales. Foto: María Bethania Medina | VICE Colombia

El primer tatuaje de Gaby fue a los 15 años, una rosita en el pecho de la cual ya no queda rastro. De los muchos diseños que adornan su cuerpo hay tres que se le vienen a la mente como favoritos: en su costado un hombre tocando violonchelo en honor a su abuelo, uno de una enfermera en honor a su madre y uno en su pierna que la retrata junto a Víctor y una selección de sus mascotas. En Víctor encontró, no sólo el amor, sino su futuro tatuador y la persona con quien compartir su pasión por la intervención corporal. Juntos tienen dos estudios de tatuaje llamados Querubín Tattoo, uno en la pequeña localidad de Isidro Casanova en la provincia de Buenos Aires y el otro a pocas cuadras del Congreso de la Nación. Los dos se motivan constantemente a innovar sobre sus cuerpos, como en el caso de los implantes subdérmicos que consisten en la implantación de objetos o figuras de silicona debajo de la piel por medios quirúrgicos. Por sólo citar los más visibles, Víctor tiene dos estrellas de silicona en su frente y Gaby tiene dos alas en la suya (que según Víctor, siempre en broma, son más bien dos pedazos de pizza). Gaby cuenta además con dos implantes en la parte posterior de sus manos en formas de diamantes. "Ella quería un regalo de diamante", explica Víctor. "Y al menos esos dos no se los van a poder robar".

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Las dos mencionadas estrellas fueron además su boleto de entrada para convertirse en un ícono de la intervención corporal. Cuenta Víctor: "Yo llegué a una convención, a un puesto donde buscaba a Matías "Rata" Tafel que lo había visto en una revista. Yo ya tenía tatuadas las estrellas en la frente y le digo que tenía ganas de hacerme implantes de medias esferas que eran la sensación en ese momento. Como cachos. Y cuando me ve las estrellas me dice que estaría bueno unas con formas de estrellas para darle volumen a esas que ya tenía tatuadas. Me dijo que tenía unas y que eran de la misma medida del tatuaje mío. A la semana ya estaba haciéndome la intervención. Luego me dice que lo habían invitado para hacer una filmación para un programa sin decirnos cuál era ni nada. Y necesitaba hacer una escarificación".

El programa era Tabú Latinoamérica de Nat Geo, el show de culto que retrata a personajes y rituales fuera de lo normal a lo largo y ancho de la región. La "Rata" Tafel estaba pautado como invitado y necesitaba de un voluntario para poder realizar frente a las cámaras una escarificación, que consiste en propinar heridas o escaras en la piel que al sanar forman una cicatriz con relieve en forma de un diseño. Víctor accedió, el programa salió al aire y el resto, como dicen, es historia. "Al día siguiente entré al Facebook y tenía 500 amigos" agrega Víctor. "Esa noche tenía 900 solicitudes de amistad. Para el estudio fue increíble la publicidad. Al poco tiempo ya empezaron las invitaciones para convenciones. En los últimos 3 años nada más hemos hecho 54 viajes y la mitad fueron al exterior".

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Preparando el asado. Foto: María Bethania Medina | VICE Colombia

Al finalizar la comida continuamos charlando, tomando cerveza y sacando fotos. Luego acompaño a Gaby a la cocina a llevar los platos que usamos y en el camino me habla del accidente en Colombia, ese por el cual aún guarda reposo y que hasta el día de hoy limita la movilidad de su brazo izquierdo. En Mayo, en un evento en Bogotá, Gaby cayó de una altura de más de dos metros mientras pendía de unos ganchos atravesados en su espalda, una práctica llamada suspensión que los Peralta llevan realizando desde hace varios años. "Se pasan unos ganchos por la piel, suspendidos de la espalda que es la posición en la que uno tiene más movilidad", explica Gaby mientras me enseña las marcas de la lesión. "Si puedes buscar en Youtube hay varias actuaciones. Algunas incluso en las que no me caigo y me bajo más prolija", concluye en medio de risas. "Le salvó la vida el airbag que tiene adelante", agrega Víctor mientras le señala los senos a Gaby y ambos ríen.

Así como reconocen que ese fue el momento más difícil en su carrera, también recuerdan bien cuál es el que más los enorgullece. "Guiness nos contactó por medio de un mail" explica Victor, visiblemente orgulloso. "Yo pensé que era una broma, que me estaban tomando el pelo. Desde 2014 y hasta el último libro estamos aún con el récord". Cuando habla del récord, a Gaby se le ilumina el rostro como a una niña. "Nosotros cuando éramos chicos mirábamos el programa de Guiness Records en la televisión. Mirábamos todas esas cosas sorprendentes que eran extrañas y freaky y nos encantaban. A mí me encantaban. Y poder estar ahí mismo fue increíble. Nos hicieron la entrega de medallas en Milán. Nos hicieron la entrega de medallas de Guiness Records. Y estar ahí era loquísimo. Además de que esa semana fue loco porque paramos todos los freaks en un sólo hotel. Desayunabas y tenías al lado al que arrastraba a un camión con los pelos o al pakistaní que paraba a varias personas sobre una tabla de clavos encima de su cuerpo".

La cara de Victor retratada en la pierna de Gaby. Foto: María Bethania Medina | VICE Colombia

Actualmente, además de los estudios de tatuaje, llevan adelante Freak Tattoo, un festival de modificación corporal y música que ya lleva cuatro ediciones y cada vez agarra más auge. Adicionalmente Víctor quiere volver a ingresar al Guinness con otro récord, para el que planifica una hazaña que parece sacada de un libro de ciencia ficción: una suspensión con cuatro ganchos en la espalda desde un globo aerostático a 3500 metros de altura. Mientras me cuenta con detalle sus planes y le vamos dando cierra a la jornada, me percato de que hay una sola pregunta que me falta por hacer, esa que he venido dejando para el final: ¿Por qué hacen todo esto con su cuerpo? Víctor responde de la manera más Victor posible: "Mirá, yo hago esto porque mi papá me pegaba. Y luego ya de grande me pegaba Gaby. Me tatúo como una forma de evadir". Luego de soltar una carcajada continúa: "Lo hago porque me gusta. Me cansé de ser feo y ahora me veo hermoso". Agrega Gaby: "Para nosotros es un estilo de vida. Yo cuando me veo de chica en fotos aún me reconozco. Me reconozco porque en todas las etapas siento que soy la misma persona. Siento que nunca hemos cambiado nuestra esencia, ni de ser niños ni que nos haya cambiado la mentalidad el viajar y tener algo de fama. Seguimos siendo las mismas personas que cuando no nos conocía nadie y no teníamos tatuajes. No hemos cambiado en nada. Sólo que ahora vivimos de esto".