Cómo la Francia de Zinedine Zidane se apoderó de la Copa del Mundo del ‘98

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Francia '98

Cómo la Francia de Zinedine Zidane se apoderó de la Copa del Mundo del ‘98

Torneo inolvidable para muchos, el Mundial del ‘98 vio a "Les Bleus" levantar el Jules Rimet en casa. Así es como Zinedine Zidane y sus compañeros lo lograron, y lo que significó para "la nación arcoíris".

Cuando Aimé Jacquet dio a conocer su equipo para la Copa del Mundo de 1998, el plantel era uno de los más diversos que Francia había tenido. A pesar que Raoul Diagne, el primer futbolista negro en jugar con "Les Bleus", había roto las barreras de color en el equipo nacional francés a principios de la década de los 30, la selección de Francia fue menos diversa que el país durante muchos años. Aunque Just Fontaine y Jean Tigana portaron el estandarte de la inclusión en el equipo galo desde el principio –el primero nació en Marruecos de padre francés y madre española, el segundo en Sudán bajo el dominio galo, ahora conocido como Mali– el equipo que viajó a México '86 estaba conformado en su gran mayoría por franceses blancos con muy pocas "sorpresas". Luego de haber fallado la clasificación al torneo de 19990 y de nuevo cuatro años después, la Francia que se preparó para albergar la Copa del Mundo en su territorio en 1998 había logrado grandes cambios.

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Bajo la guía estable de Jacquet, la década de los 90 vio al equipo nacional enriquecerse de jugadores provenientes de todos los caminos de la vida. Había futbolistas cuya descendencia podía trazarse hasta Senegal, Armenia, Ghana, las Antillas Francesas, Nueva Caledonia, y Guayana Francesa, entre otros países. La mayoría de estos países, al haber sido colonias francesas o, al menos, haber recibido una gran influencia gala, le dio a este equipo la cualidad simbólica de un mundo poscolonial donde los sujetos ahora eran ciudadanos y, por lo tanto, tenían la oportunidad de representar a la nación con la que sostenían vínculos históricos. Para algunos, este conjunto también fue el símbolo del despertar de la era dorada del multiculturalismo, aunque en retrospectiva la idea luce tristemente ingenua.

Como anfitriones, los franceses fueron excluidos de la clasificación al Mundial y tuvieron más tiempo para prepararse para el torneo. En 1997, los hombres de Jacquet organizaron el Tournoi de France, como competición de calentamiento, en el que participaron Inglaterra, Italia, y Brasil. A pesar de haber sido una competencia amistosa, a los seguidores franceses no les agradó que "Les Bleus" quedaran en tercer lugar, ya que Inglaterra sorprendió a propios y extraños tomando el trofeo en sus manos.

Ya en el Mundial, Francia compartió grupo con Dinamarca, Sudáfrica, y Arabia Saudita, y jugaría en el Stade Vélodrome de Marsella, Stade Gerland de Lyon, y Stade de France en los suburbios parisinos. El poderío de su plantel con Fabien Barthez en la portería, una defensa de hierro formada por Lilian Thuram, Marcel Desailly, Laurent Blanc, y Bixente Lizarazu, un medio campo potente con Didier Deschamps, Patrick Vieira, Christian Karembeu, y Emmanuel Petit, y un ataque de ensueño protagonizado por David Trezeguet, Youri Djorkaeff, Robert Pirès, y Thierry Henry, aplastaron a sus rivales en la fase de grupos. El talismán del equipo, el capitán Zinedine Zidane, también fue un factor decisivo. Dada su herencia argelina y su historia de vida basada en el esfuerzo de la clase trabajadora, Zidane era considerado un héroe por miles de franceses cuyas familias podían trazarse hasta el norte de África. Fue el poster boy de un equipo revolucionario.

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Zidane es expulsado en el partido contra Arabia Saudita // PA Images

Zidane vio la tarjeta roja en el segundo partido de la fase de grupos –victoria de 4-0 sobre Arabia Saudita–. El insolente pisotón sobre Fuad Anwar podría verse como el presagio de su expulsión ocho años después en el mismo torneo, pero para ese entonces a los franceses sólo les preocupaba como jugar sin él en los octavos de final. Laurent Blanc tuvo que anotar un gol de oro para derrotar a Paraguay en octavos, luego de que los sudamericanos les hicieran ver su suerte. Para los cuartos de final, los nervios comenzaron a estar más presentes cuando Francia quedó en el sorteo ante Italia, los subcampeones del Mundial del '94 y semifinalistas cuatro años antes.

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Fue un partido tenso para los franceses –y posiblemente insoportable para el resto de nosotros – en el que dos línea de cuatro magníficas pelearon una batalla táctica en el Stade de France; Bergomi, Cannavaro, Costacurta y Maldini vs. Thuram, Lizarazu, Blanc y Desailly. Como era de esperarse, el partido tendría que definirse desde los 11 pasos. Lizarazu falló el segundo cobro para Francia, pero Italia no se quedó atrás con Demetrio Albertini, y después con el mediocampista de la Roma, Luigi Di Biagio. Fabien Bathez le tapó a Albertini, mientras que Di Biagio estrelló el balón en el travesaño. El recinto tembló con la celebración y Francia estaba en la semifinal.

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Luego de despachar a Croacia en la siguiente ronda, Francia se vería frente a frente con el majestuoso Brasil. La final sería eclipsada por un extraño incidente con Ronaldo, ya que el delantero brasileño sufrió un ataque epiléptico un día antes del partido, pero de cualquier forma logró entrar a la alineación titular una hora antes de dar a conocer la lista definitiva. Las teorías de conspiración abundaron, especialmente cuando el 9 dio uno de sus peores partidos mientras Brasil caí dos goles a cero para el medio tiempo. Francia lució magnífica con Zidane en ascenso como un ave fénix resurgiendo de las cenizas. El capitán galo anotó dos cabezazos en la primera mitad y Emmanuel Petit puso la cereza en el pastel en los últimos minutos. Francia levantaba la Copa del Mundo por primera vez ante su gente.

En las secuelas del triunfo, Francia sería apodad "la nación arcoíris" por la diversidad racial de su equipo; su éxito era visto como un tributo a la sociedad progresista y a las políticas inclusivas. Ya que las diásporas caribeñas, africanas y árabes celebraron la victoria con enorme entusiasmo y se veía reflejadas en héroes como Zidane, Desailly, Thuram y el resto, el trofeo del Mundial se convirtió en el símbolo de la unidad entre lo profesado por la FIFA y las políticas francesas.

Desafortunadamente, esta narrativa necesitaría unos cuantos años para desmentirse, ya que en 2005 se detonó una serie de disturbios que expusieron la tensión racial en el país galo; Jean-Marie Le Pen, líder del Frente Nacional, expresó que Francia "no puede reconocerse en el ámbito nacional… Tal vez el entrenador exageró el aporte de los jugadores de color". En años recientes, Francia ha visto un auge en la extrema derecha y una serie de ataques terroristas atribuidos al Estado Islámico. A pesar que "Les Blues" trajeron euforia y optimismo después de conquistar la Copa del Mundo en el '98, la armonía de "la nación arcoíris" fue tan intensa y duradera como su otra cara.

@W_F_Magee