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Identidad

Quién no se ha enamorado de un personaje de animación

Bart Simpson, Las Tortugas Ninja, Jessica Rabbit... todas y todos nos enamoramos de un personaje de ficción. Algunas personas nos explican sus enamoramientos más frikis de personajes de ficción.

Las Tortugas Ninja

La primera vez que me di cuenta que me ponía un dibujo animado fue con Las Tortugas Ninjas. Me encantaban sus músculos, sus deditos dobles y su afición por la pizza. Poco tiempo después me dio bajón pensar que nunca sería posible nada con ellos porque eran tortugas y pasé a enamorarme de Oliver y Benji. A días me gustaba uno y a días me gustaba más el otro. La verdad que debió ser mi primer intento de trio mental porque fantaseaba con los dos, incluso soñaba con ellos. —Nerea

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Vegeta

Cuando piensas en la infancia, lo lógico es pensar que una niña provinciana como yo soñase con casarse con el príncipe de La Bella Durmiente o con Oliver de Oliver y Benji (aquel que tardaba dos temporadas y media en ir de un lado del campo a otro). Pero yo era una macarra de niña, y esa atracción hacia los antihéroes ya la había sentido yo antes de que existiese Walter White o Tony Soprano. A mí el que me tenía loki era Vegeta, el rival inseparable de Goku. Todos querían parecerse a Goku pero, seamos sinceros, ese tío solo sabía comer arroz y decir tonterías. Sin embargo, Vegeta siempre se mantenía implacable, con el ceño fruncido a la espera de su nueva batalla. Ese semblante serio y esos pectorales me tenían loca, él fue y siempre será el primer 'tío duro' de la tele. Vale que a veces era un poco capullo, pero en el fondo era un tío entrañable que solo quería amor, y Bulma consiguió dárselo (qué envidia me daba esa tía). Además, luego engendró a Trunks, que también estaba bastante bueno. — Raquel

Jessica Rabbit

Siempre hubo chicas animadas que me volvían literalmente loco: Lamu, Ranma ½ (ese transformismo tenía lo suyo), Bulma o Alita (ángel de combate) pero hubo una que destacaba por encima de las demás. Curiosamente no se trataba de un personaje de anime —me refiero a "manga", como las demás— sino de un producto puramente occidental, estoy hablando de Jessica Rabbit. Supongo que le doy el primer puesto porque fue la primera en entrar en mi vida y, por lo tanto, la que más me impactó.

Lo curioso del caso es que no se trató de mi primera sensación de aprecio o de amor hacia una mujer (animada o no), esa señorita despertaba algo mucho más físico en mí. Era algo extraño y nuevo, era algo meramente sexual. En fin, esa cosa animada y voluptuosa me volvía loco. Yo era muy pequeño cuando vi ¿Quién engañó a Roger Rabbit? —se estrenó en 1988, por lo que yo tenía 7 años— pero recuerdo perfectamente cómo ponía duro mi pequeño pene prepúber y eso, os lo garantizo, era una sensación muy extraña.

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No era amor, era lujuria; me flipaban sus pechos y su indumentaria de mujer atrevida y era la viva imagen del sexo, su representación máxima. Creo que el adjetivo adecuado para definirla es "explosiva". Os juro que no entendía muy bien esas sensaciones que me invadían pero sabía que quería estar eternamente cerca de sus labios y senos, quería tener ese cuerpo magistral siempre cerca de mí. Evidentemente, en ese momento no habría sabido qué hacer con ella (ni siquiera actualmente sabría cómo manejar ese cuerpo endiablado) pero justamente de eso tratan las fantasías, al fin y al cabo, era un puto dibujo y, por lo tanto, todo acto sexual resultaba inaccesible. —Pol

Mark de Comando G

Yo estaba flipadísimo con Mark, el líder de Comando G. Todavía no sé si me gustaba más cuando iba de calle o con ese uniforme ajustadillo, marcándolo todo, pero recuerdo que cada vez que aparecía en nuestra tele marrón de tubo de rayos catódicos, no podía apartar la vista de la pantalla.

Para los que piensen que soy un enfermo del látex, debo decir en mi defensa que no solo me gustaba en lo físico. El tipo era el capitán de un grupo de chavales supermolones, también enfundados en látex que salvaban al mundo de horrores inimaginables. ¿Cómo hay que ser de genial para liderar un grupo así? No te puedes permitir ser un flojo o dudar. Supongo que ese carácter decidido me atraía mucho.

Y luego estaba esa camiseta ochentera con el número 1, que le sentaba muy bien. En fin, creo recordar que ningún otro personaje ha logrado remover en mí esa homosexualidad incipiente. —Mario

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Trunks

A mí me volvía loco Trunks de Bola de Dragón. Un chico del futuro, adolescente, con cierta musculatura, cabello lila y ojos azules. Además era bastante seriote y misterioso pero, debido al estrés postraumático que sufría, se mostraba a veces bastante sensiblón y tranquilo. ¿Tal vez Trunks vino del futuro para que me diese cuenta de que yo era gay? —Álvaro

Bart Simpson

Bart era el mejor, el chico malo por excelencia. A pesar de su color amarillo y de la imposibilidad de distinguir entre su pelo y su cabeza, a mí me parecía guapísimo. Recuerdo babear con la portada de un cómic —sí, existen cómics de Los Simpsons— en el que Bart tenía un gemelo famoso y aparecía vestido de cuero con un ricito en la cabeza a lo John Travolta. ¡Y esa voz…! Imaginaos el enfado que cogí cuando en un especial de Antena 3 me enteré de que lo doblaba una mujer… Desde luego, lo que menos me preocupaba era que no existiese. Recuerdo que quería cumplir 10 años para tener la misma edad que él, como si eso me fuese a servir de algo. O ponerme excesivamente celosa de la hija del reverendo Lovejoy en el episodio "La novia de Bart". Cómo odiaba a la morena esa, ¡yo quería ser la novia de Bart! Incluso creo que llegué a escribir en algún sitio, espero que bien oculto, Alba <3 Bart. Encima mi obsesión era transmedia: además del cómic, mi hermana tenía un libro, la Guía para la vida de Bart Simpson, que pronto se convirtió en mi biblia. ¡Información sobre mi amado de primerísima mano! Qué grandes momentos me hizo pasar. Luego crecí y me di cuenta de que nuestro amor era imposible: él sigue teniendo 10 años y a mí me gustan las personas reales. Cosas que pasan. —Alba

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Bestia (de la Bella y la Bestia)

Durante los años de mi infancia, la historia de La Bella y la Bestia me parecía la más romántica de todos los tiempos —seguida de, ejem, Grease. Yo, como Bella, también me creía capaz de ver más allá de las apariencias y enamorarme de alguien especial, único. Y por supuesto me acabé enamorando del propio Bestia. Lo más preocupante de todo es que cuando se convertía en príncipe, dejaba de gustarme al instante. Enamorarse de un príncipe es fácil, eso no tiene ningún mérito, no es diferente. A mí me gustaba Bestia porque era una persona —más o menos— de la que nadie se enamoraría nunca. Con el tiempo, acabé entendiendo que esto tenía sentido: era un loco posesivo y prácticamente un maltratador. Me enfadé mucho con Disney, sentí que me había intentado inculcar que debemos aguantar a los tíos que son así porque dentro pueden tener un príncipe. Pero después de pensarlo mucho —os prometo que lo he hecho— creo que en mi caso no tenía nada que ver con ese rollo del amor destructivo, sino con la búsqueda del amor único. —Noa

Mariposa Mental

De pequeño me enamoré de muchos personajes femeninos de los cómics y los dibujos, pero el que más me perturbó en la pre-adolescencia fue Mariposa Mental de la Patrulla X. La conocí con el número 100 (edición española) de La Patrulla X. Era una especie de ninja ultra sexy con poderes psíquicos. Al principio era mala y eso creo que me gustaba. Tenía algo misterioso, un lado oscuro detrás de toda esa cosa de la redención del villano. Esos años Marvel editaba una cosa llamada "Swimsuit specials" que era básicamente un especial de trajes de baño con todos los superhéroes y superheroínas en bañador y actitud erótico-festiva. Esos especiales están grabados mi subconsciente, sobretodo una de las páginas dedicadas a Mariposa Mental. Creo que si me concentro un poco podría cerrar los ojos y verla perfectamente porque lo tenía siempre abierto por esa página. Me daba tanta vergüenza esa obsesión que incluso lo escondí durante algún tiempo debajo de la cama. —Quique