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ESPAÑA

Elecciones en Cataluña: los argumentos de los partidarios de la unidad de España

Políticos y expertos hablan con VICE News sobre las consecuencias de una hipotética independencia de Cataluña. La permanencia en la UE, la estabilidad financiera y la posible desobediencia civil centran el debate.
Imagen vía Creative Commons
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Elecciones en Cataluña: los argumentos de los que defienden independizarse de España. Leer más aquí.

Cataluña celebra el próximo domingo 27 de septiembre unas elecciones autonómicas que los partidos políticos secesionistas plantean como un plebiscito sobre la independencia respecto de España.

Unos comicios que llegan tras una polarizada campaña electoral y la masiva manifestación del Día Nacional de Cataluña, celebrada el pasado 11 de septiembre y que congregó a centenares de miles de personas clamando a favor de la independencia.

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Los hechos acontecidos en los últimos años han conducido la situación hacia una irreversible colisión entre los partidos constitucionalistas — defensores del statu quo actual — y los partidarios de la independencia de Cataluña.

El gobierno español insiste en su rechazo a cualquier interpretación plebiscitaria de los comicios porque la independencia no cabe, sostiene, en la Constitución. Y considera que los catalanes no pueden decidir sobre algo que afecta a todos los españoles. Además, alerta sobre una eventual salida de la Unión Europea si la independencia se consumase y las consecuencias económicas que ello conllevaría.

En la misma dirección se han expresado la patronal, algunos de los principales bancos y empresas españoles, y personalidades como Barack Obama o el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Por su parte, el ejecutivo catalán espera que Junts pel sí [la candidatura unitaria por la independencia integrada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el partido de corte conservador del presidente catalán, Artur Mas; por la socialdemócrata Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y diversas organizaciones de la sociedad civil] obtenga la mayoría absoluta. Las encuestas sitúan a la coalición muy cerca de este objetivo.

Una victoria en número de escaños, afirman, sería suficiente para activar la hoja de ruta hacia la independencia, algo que, de salir victoriosos, consideran innegociable. La baza de su discurso: la fuerza de un pueblo y el derecho democrático a determinar su futuro después de que Cataluña viera recortadas sus aspiraciones para ganar autogobierno con la suspensión de algunos artículos del nuevo Estatuto catalán y que el Estado se haya negado a la celebración de un referéndum vinculante.

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En VICE News analizamos los argumentos a favor de la independencia de Cataluña, así como los contrarios a la secesión en un escenario de extremos que arrincona a los partidos que abogan por una tercera vía basada en diferentes fórmulas para conseguir un mayor autogobierno.

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Elecciones sólo de carácter autonómico

Una necesaria consideración previa. Si algo comparten los que no abogan por la independencia es el rechazo a plantear esta contienda electoral en términos binarios; sí o no. Las voces de este artículo no se sienten aludidas por la categoría de "bloque del no". Constitucionalistas, en cambio, es un término en el que todos ellos parecen sentirse cómodos.

"La independencia no tiene ni argumentos históricos, ni argumentos sentimentales, ni argumentos económicos. Lo único que la justifica es una maniobra para distraer al personal de los escándalos de corrupción de Convergència i Unió [CiU, la que fuera la federación gobernante en Cataluña], ocultar la gestión de gobierno y los recortes que han llevado a cabo. Es una forma de taparlo con la bandera", opina Carlos Carrizosa a VICE News, diputado de Ciudadanos, la formación constitucionalista con mayor proyección de voto según las encuestas.

El ex fiscal anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, recuerda en un artículo del pasado julio en el digital español Infolibre las diligencias previas sobre casos — supuestos y constatados — de corrupción contra la desaparecida federación nacionalista CiU. Las más sonadas y las últimas que cita son las dirigidas contra la familia Pujol, un apellido central en el nacionalismo catalán, por fraude fiscal y blanqueo de capitales, por ser el del presidente que gobernó durante más de veinte años la comunidad.

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Para el diputado de Ciudadanos las causas del incremento del secesionismo son sencillas. "Ha habido siempre en Cataluña un 15 por ciento de independentismo que, a raíz de la utilización del sistema educativo y de los medios de comunicación y con una campaña intensiva desde el año 2010, han conseguido elevar este porcentaje de independentismo hasta el 40 por ciento. Entonces ellos han aparecido como si fueran un movimiento mayoritario. No lo son", asegura Carrizosa.

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Riesgo financiero y alerta de un posible corralito

La independencia preocupa, y mucho, al grueso del sector financiero organizado en la Asociación Española de la Banca (AEB) y la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA). Estas dos instituciones afirmaron en un comunicado que una "ruptura unilateral del marco constitucional" y una consiguiente salida del euro les llevaría a replantearse su presencia en Cataluña.

"Ante este desafío que han planteado estos secesionistas catalanes es lógico y normal que las entidades financieras, tanto los bancos como las cajas de ahorros, adviertan públicamente que, si esto llegara a producirse, las consecuencias serían muy graves, porque estas entidades no querrían estar en un territorio separado de España y que, a la vez, y como consecuencia obligada, quedaría separado de la Unión Europea", declara a VICE News sobre esta cuestión Enric Millo, vicesecretario de acción política y económica del Partido Popular (PP) catalán, la formación que gobierna España.

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"Por lo tanto, esto generaría grandes problemas, podría generar hasta situación de corralito y podrían plantearse muchas empresas irse a otras comunidades de España para permanecer en territorio español", alerta Millo, quien asegura que ya hay por lo menos 1.000 que han tomado esta decisión. El pasado lunes 21 de septiembre el Banco de España confirmó este vaticinio del diputado popular. Aunque con matices, algunos críticos con el independentismo catalán sitúan en la dimensión económica las causas de esta pulsión.

Una contribución excesiva de la riqueza generada por Cataluña a las arcas del Estado y un bajo retorno de la aportación, el llamado déficit fiscal, es uno de los argumentos más utilizados por las posiciones secesionistas. Pero Millo discrepa.

"El discurso del aparente maltrato, acusar a España de que roba, es un despropósito y una falsedad, una absoluta calumnia; no es cierto. Lo que sí que es cierto es que las regiones más ricas tienen una solidaridad con el resto de comunidades que tienen unas rentas más bajas, que aportan al conjunto del estado que se dedica a esta solidaridad. Está calculado que esta aportación representaría un 6 por ciento del PIB de nuestra región", afirma el diputado del PP, aunque reconoce que hay "cuestiones de carácter muy técnico" que deberían "mejorarse".

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Desmontando la ideología independentista

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"El independentismo, que es una tentación que siempre ha estado latente en el nacionalismo catalán mayoritario desde hace un siglo, ha crecido exponencialmente en estos últimos tiempos a raíz de los efectos devastadores de la gran recesión de 2008 en España. Los nuevos independentistas lo son por efecto de la crisis", sostiene a VICE News el economista y sociólogo José García Domínguez. "Sin embargo, lo que podríamos llamar el núcleo duro del separatismo es ajeno a los argumentos económicos. En el fondo, si a algo se parece es a ciertos movimientos indigenistas de América Latina", sigue García Domínguez.

"No se olvide que Cataluña ha multiplicado por dos su población en apenas medio siglo. Algo que los nacionalistas, pese a su discurso público de integración de la inmigración foránea, llevan mal. Creen que Cataluña sufre el riesgo de perder su identidad a causa de esos nuevos pobladores y que disponer de un Estado es la única alternativa posible para mantenerla. Y esos sentimientos no se contienen ni se anulan con cambios en la fiscalidad", matiza el economista.

'La democracia no es solo la tiranía de la mayoría, sino también el respeto a las minorías y a los derechos individuales'

"[Jürgen] Habermas dijo [en una entrevista en el semanario francés L'Express] que el independentismo era el 'equivalente funcional' al Frente Nacional francés y de otros movimientos populistas en el resto de Europa. Populistas por un sentido de desafección por descontento con la situación política general y económica que hace que la gente sostenga un proyecto populista", recuerda a VICE News Nacho Martín Blanco, politólogo y periodista.

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"A mi me gusta decir que el del independentismo es un discurso mágico; decir que resolveremos todos los problemas con el solo hecho de cambiar de sujeto de soberanía. El sujeto de soberanía es el conjunto del pueblo español. Cambiando este sujeto por la idea de que gobernándonos nosotros solos — un término, para mi, de reminiscencias terribles — todo quedará resuelto: el fraude fiscal, los problemas con las listas de espera… Todo", continúa Martín Blanco, quien sostiene que la democracia "no es solo la tiranía de la mayoría, sino también el respeto a las minorías y a los derechos individuales" y que Cataluña "podría estar sujeta a estas confrontaciones internas. Los de Barcelona podrían decir lo mismo de los de Tarragona".

Más comparaciones con expresiones de desafección política europeas: "Con Francia la comparación sería con Le Pen y la derecha más a la derecha de lo que hasta ahora se ha entendido como gaullismo. Para hacer una comparativa con Italia, el tema del separatismo inmediatamente llama en causa a la cuestión de la Lega Nord, un partido con tintes xenófobos que surgió en los 90 por una crisis provocada por la corrupción", declara a VICE News Luca Costantini, doctor en Historia en la Universidad de Bolonia y en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), quien reconoce que, en el caso catalán, esa expresión descarada de xenofobia no está presente.

"La diferencia es de táctica política, no de estrategia política. Son dos planos diferentes. Está claro que la Lega Nord en Italia tiene una fuerza de lenguaje más vulgar, pero al fin y al cabo la batalla política es la misma. La crítica a cómo se reparte la riqueza en el país, la crítica de cómo una parte del país no es capaz de arreglar sus asuntos en términos de corrupción y, al fin y al cabo, la idea de que somos mejores y los otros son peores", sigue Costantini.

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"También el utilizar unas raíces históricas, que ese es un territorio muy peligroso, pues si vamos al pasado y todos afirmamos lo que deberíamos tener y lo que no deberíamos tener imaginarás que se va a complicar la cuestión", remata el historiador.

El independentismo catalán ha sido acusado de tergiversar la historia. A principios de 2014 los prestigiosos historiadores Paul Preston, Pedro Cardim, Christopher Storrs o Friedrich Edelmayer se mostraron "estupefactos" e "indignados" por la manipulación que percibieron en sus entrevistas en la revista catalana de divulgación histórica Sapiens.

La voluntad secesionista se ha posicionado en el espectro político catalán como un movimiento esencialmente joven, de acuerdo con los estudios sobre la materia. Pero no toda la juventud se siente representada por opciones que plantean la ruptura con la constitución sobre la que se fundamenta el cuerpo legislativo de la España contemporánea. El pasado viernes, cerca de veinte jóvenes rubricaron un artículo en el periódico español El País en el que arremetían contra la imagen de una juventud antisistema y ensalzaban los valores que emanan de la Constitución.

"Mi defensa del constitucionalismo no es nada entusiasta, es el mero fruto de ser consciente de que todo aquello que lo precedió fue peor. A mi también me hubiera gustado que la historia hubiera ido de otra forma, pero me baso en lo que es y no en lo que debería ser", desarrolla Laura Fàbregas, una de las firmantes del manifiesto. "La constitución la ha hecho gente de muchos colores y el resultado ha sido un acuerdo de mínimos. Y se hizo sin revoluciones, sin derramar una gota de sangre. Pasando de un régimen dictatorial a una democracia. Por eso se la llamó transición y no revolución", acaba Fàbregas.

Hasta el momento el llamado proceso soberanista no se ha visto salpicado por la violencia. El independentismo catalán siempre ha insistido en el carácter pacífico de su movilización, aunque no descarta la desobediencia civil si consiguen la mayoría de escaños en los comicios del 27 de septiembre. Para blindarse ante este hipotético escenario, el gobierno español impulsó recientemente una reforma exprés del Tribunal Constitucional para ampliar sus poderes para suspender, si hiciera falta, a funcionarios y gobernantes implicados en una declaración unilateral de independencia.

"Cualquier planteamiento que suponga incumplir la legalidad vigente encontrará enfrente, como un muro, el cumplimiento del estado de derecho y de la democracia española", asegura el popular Enric Millo.

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Sigue a Maria Altimira y a Quique Badia en Twitter: @mariaaltimira y @qbadiamasoni