Una explosión de color... y de mal gusto: la evolución de las botas de fútbol

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VICE Sports

Una explosión de color... y de mal gusto: la evolución de las botas de fútbol

El fútbol actual parece una carrera estética y tecnológica entre marcas deportivas: pocos recuerdan, sin embargo, que toda esta locura empezó cuando un jugador inglés usó unas botas pintadas de blanco en 1970.

Las botas del fútbol actual vienen en una amplia gama de colores y diseños. En 2016, incluso los defensas más recios —que en otras épocas hubiesen llevado botazas negras, gruesas y probablemente con refuerzo metálico en la punta— visten las últimas Nike Mercurial Superfly Grijander Condemor con un diseño rompedor y ultraligero que te permitirá chutar como un héroe de masas contemporáneo.

Las tornas han cambiado desde las duras épocas del fútbol de los noventa. Hoy, el mundo de las botas de fútbol es un gran caos de color, extravagancia e ingeniería textil de primer orden que depende de los últimos avances tecnológicos y las últimas tendencias de moda.

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Aún hoy quedan botas con partes de cuero que parecen conectarnos con un pasado ya perdido, pero la mayoría de las piezas que visten los jugadores están hechas a base de fibras sintéticas dignas de la NASA. La presencia ocasional de piel es probablemente el último vestigio del fútbol en blanco y negro que queda en los campos actuales.

No creo que sorprenda a nadie si digo que hemos llegado a este punto gracias al dinero: y para ser más concretos, gracias a la variedad de patrocinadores. Todo empezó sin malicia y sin plan estratégico en 1970, con un par de Adidas pintadas de blanco que pretendían ser botas de una marca alemana menos conocida: Hummel. El futbolista inglés Alan Ball las calzó en sus pies.

Imagínate la situación: durante al menos uno meses, Inglaterra fue la campeona del mundo —y no el equipo en permanente humillación que es a día de hoy— Hummel, una marca deportiva en expansión, estaba buscando consolidarse en el lucrativo mercado británico. Tras establecer una franquicia en las islas, los alemanes contrataron los servicios del empresario deportivo Brian Hewitt para posicionar la imagen de marca en el imaginario colectivo de la población.

Alan Ball sale al campo con sus botas Hummel recién pintadas. Imagen de PA Images

Hewitt había trabajado con anterioridad para Slazenger —que por entonces era una de las grandes multinacionales del fútbol—, y recibió el encargo de liderar la ofensiva de marketing de Hummel en el Reino Unido.

"Habíamos logrado cerca de 5.000 ventas de botas Hummel en el país, pero no estábamos cumpliendo con el (gran) objetivo. Así que hablé con mi equipo y les dije lo siguiente: 'Hasta el momento nadie lo ha hecho, así que… ¿por qué no pintamos las botas de blanco?'", recuerda Hewitt.

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Con estas palabras inmortales, Hewitt inició sin darse cuenta una cadena de eventos que cambiaría el mundo de las botas para siempre y provocaría que, con el paso del tiempo, Fila sacara unas botas así (de horteras).

Pero en 1970, claro, las botas decoradas con galones —el logotipo de Hummel— del centrocampista del Everton y campeón del mundo en 1966 con Inglaterra Alan Ball causaron escaso revuelo para la marca alemana con sede en Hamburgo.

Como nos recuerda Hewitt, las botas blancas todavía tenían que causar un impacto real en el mercado: el fenómeno se desató con rapidez cuando Ball se las puso para disputar la Charity Shield contra el Chelsea.

Es importante recordar que ese día el jugador calzó unas Adidas blancas de toda la vida pintadas de blanco y con el logo de Hummel sobreimpreso, ya que la marca de Hamburgo no había fabricado unas botas propias de su talla. En los siguientes partidos el engaño fue subsanado y el mediocentro recibió botas nuevas y mejoradas.

Cameron Kippen, experto en podología, conoce como nadie los aspectos psicológicos y psicosexuales del diseño de zapatos… y, por extensión, de las botas de fútbol. Kippen destaca que 12.000 pares de Hummels blancas fueron vendidas el lunes posterior a ese partido —el doble de lo que habían vendido hasta la fecha.

La oferta de colores y diseños en el siglo XXI es interminable y para todos los gustos. Foto de Jorge Adorno, Reuters

En un suspiro, varios jugadores comenzaron a usar las coloridas creaciones de Hummel: Charlie George del Arsenal fue fiel a su equipo y eligió el modelo en rojo, mientras que Alan Hinton del Derby County puso a prueba la paciencia de Brian Clough al vestir botas de color blanco —se dice que Hinton se salió con la suya solo porque era el proveedor de jerseys de imitación del técnico—.

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Hinton recibió algo de dinero por su compromiso, mientras que Ball ganó bastante más: Hummel se había situado a la vanguardia de la frontera entre la moda y el fútbol.

A pesar de sus hazañas, las botas de fútbol en los setenta siguieron siendo negras por regla general, ya fuera por las normas de fabricación o por un sentimiento hostil profundamente arraigado hacia las botas de colores y sus portadores. Ahora que tiene 55 años, mi padre me contó un terrible recuerdo de infancia: una vez se presentó al entrenamiento del equipo con botas de color rojo… y sus compañeros le machacaron sin piedad.

Sergio Agüero calzó estas botas de burbujitas rosas durante un partido de la Premier League en 2013. Foto de Darren Staples, Reuters

Ahora vivimos en una época muy distinta. Anteriormente tenías que ser el mejor dentro del campo para justificar tus exuberantes botas; en la actualidad, futbolistas como Álvaro Arbeloa pueden vestir unas Predator Instinct de amarillo fosforito.

Como Kippen explica, el color fue salpicando las botas durante los setenta y los ochenta, pero mayoritariamente solo en los detalles o en la suela. En los noventa las cosas se pusieron más interesantes cuando marcas como Lotto y Diadora perpetraron una serie de crímenes contra la moda a base de fabrica botas de colores absurdos. No es coincidencia que también fuera la década de los uniformes de portero discordantes.

Sin embargo, las botas de fútbol siguieron siendo predominantemente negras. No fue sino hasta el final de los noventa que comenzamos a ver que los colores cubrían todo el calzado. La introducción de del azul cromado y el oro por parte de Nike —respaldada por el gran Ronaldo Nazário— jugó un papel significativo en el cambio de percepción de los seguidores y diseñadores.

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Ronaldo usando sus Mercurials para abrir el marcador de la semifinal del Mundial de 1998 con Brasil. Foto vía PA Images

Los rumores dicen que Ronaldo sufrió algún tipo de ataque epiléptico horas antes de la gran final contra Francia, pero de todos modos terminó jugando. Esa tarde, él y sus Nike no pudieron encontrar la red en París, ya que Brasil fue sometida por la magia de Zinedine Zidane.

Zizou, al igual que la mayoría de la escuadra francesa ganadora del Mundial, usó las Adidas Predator. Ese modelo cambió las reglas del juego y alteró el trabajo de los diseñadores al dar un énfasis especial al 'punto óptimo' de impacto.

Durante muchos años, sin embargo, las Predator mantuvieron la paleta de colores básica y no se atrevieron a experimentar alternativas hasta la llegada de David Beckham: su combinación única de calidad y fama le permitieron probar con modelos blancos… e incluso de color marfil.

En los primeros años del siglo XXI, la aceptación de las botas de colorines creció. Las combinaciones extravagantes se multiplicaron. El fenómeno fue en aumento gracias a los lucrativos contratos de patrocinio cerrados por los cada vez más influyentes agentes. Con el paso del tiempo, los mejores jugadores del mundo empezaron a lucir diseños para Nike y Adidas que en otra época hubieran provocado insultos y burlas en las gradas.

David Beckham muestra el primer modelo de las Adidas Predator en 1998. Foto de Reuters

En los últimos años, las botas de colores se han convertido en una parte inherente del fútbol. De hecho, en 2016 son las botas negras las que está en peligro de extinción: ¿qué ha pasado?

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A nivel psicológico, los colores estridentes están diseñados para atraer al consumidor: como nos hemos convertido en unos fetichistas del consumo, vemos las botas luminosas con mejores ojos que las de acabado mate.. y ello nos persuade para que las compremos. Los colores brillantes y los diseños con destellos nos ayudan también a diferenciar las marcas en medio de una cobertura mediática sin precedentes.

La variedad y la grandilocuencia han inundado un mercado cada vez más competitivo: Nike, Adidas, New Balance, Reebok y Puma compiten a diario por nuestra atención. Cuando vemos sus botas en los pies de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo o Zlatan Ibrahimović vemos todo el potencial que pueden desplegar las mismas, así que nos disponemos a imitar lo que vemos —comprando el producto.

¿Podrían las botas jugar solas en el futuro? Hemos visto cosas más extrañas. Foto de Reuters

Más allá de como se sienta cada uno, las botas de fútbol empiezan a parecer un elaborado homenaje a Henri Matisse. Kippen, de hecho, prevé una 'bota desnuda' para la siguiente revolución.

"Todo el mundo parece querer mostrar sus pies de una manera u otra, sobre todo en la moda femenina. Supongo que la siguiente gran sensación será la bota desnuda: demostraría un avance técnico en la manipulación del color y los polímeros, así que no sería tarea sencilla".

Según Kippen, el negro es ahora una elección segura, que expresa confianza y autoridad en medio de un mar de botas de colores. Los futbolistas que eligen este color son los que más se diferencian en la actualidad y, en el Mundial de 2014, la mayoría de jugadores que optaron por el negro fueron porteros.

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Más allá de ser una opción habitual entre los cancerberos, el negro en las botas preserva una connotación de futbolista de corte clásico y se ha convertido, paradójicamente, en una elección alternativa. El panorama actual es muy amplio, para bien o para mal, en todos los ámbitos del mercado: en los campos de primer nivel, en la hora del recreo o en los pies de los runners domingueros.

Lo curioso del caso es que todo empezó con Brian Hewitt en 1970 y una decisión muy simple: pintar unas botas negras de color blanco.

PD: Bonus track: ¿quién no recuerda las maravillosas botas blancas de Alfonso Pérez, uno de los primeros jugadores que llevaron zapas de color blanco en España?

El autor tiene una de esas zapas horrendas, pero se lo perdonamos y le puedes seguir en Twitter: @nick_thompsonog