Artículo publicado por VICE México.A raíz de la desaparición de varios estudiantes que sucedieron a partir de mediados de marzo en Jalisco, en Guadalajara se han llevado a cabo protestas, marchas y concentraciones. Con un saldo a nivel oficial de 3 mil 088 desaparecidos en Jalisco, según cifras que reporta el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, la gente sale a las calles para pedir al Gobierno que regrese con vida a los desaparecidos y que pare la ola de inseguridad.
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Entre estudiantes y manifestantes de todas las edades, muchas madres volvieron a salir a la calle con las fotos de sus familiares desaparecidos. Otras prefirieron no sumarse. Madres, hermanas, esposas que no dejan de buscar, con la esperanza de un día poder encontrar a sus queridos, para intentar cerrar el duelo, y que le regresen ese pedazo de corazón que le arrancaron sin saber por qué.Cada manifestación para muchos familiares de desaparecidos es una nueva esperanza, una nueva oportunidad para levantar la voz y dar a conocer sus casos, pero también es volver a abrir una herida. Entre miedo y esperanza, con dolor y valentía, me contaron sus historias.
Thelma Lugo y Eugenia González
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La vida sigue, es verdad, es el día a día, pero nos falta algo, nos falta él. A veces platicamos de cómo cerrar este círculo y decimos que hay que tirar una corona al mar, pero ni siquiera nos atrevemos, porque sería como enterrarlo. A veces soñamos que va a volver y le preguntamos: “¿dónde estuviste?” Nuestra familia está lastimada, el subconsciente está lastimado. Ya habíamos dicho que no nos íbamos a sumar a una marcha, porque cada vez que lo hacemos es como cavar y volver abrir este dolor, pero ahora desaparecen estos chavos y tenemos que salir a la calle a señalar “ahí está el problema”, y levantar la voz como sociedad.
Rosaura Patricia Magaña Rivera
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Las demás madres te ayudan a calmar tu sentimiento, tu emoción, porque ves que ellas sí te van a entender, cómo tú lo estás sintiendo, porque vivimos el mismo dolor, te arrancan de tus brazos y de tu corazón a tu hijo, que es lo que uno tiene más preciado. Y claro que uno tiene miedo, pero la fuerza del amor es superior al miedo, porque si te quedas con el miedo en tu casa, no vas a hacer nada, porque te va a agarrar la depresión, la angustia, pensamientos que no debes de tener, porque te llegan los “hubieras”, pero no existen los “hubieras”. Entonces la asociación es un gran alivio, no hay mejor terapia que uno se pueda dar, porque si no estás bien no vas a poder salir a buscar a tu hijo.
Leticia Vázquez Camarena
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Desde que Erika desapareció nos dedicamos a volantear, hemos estado constantemente trabajando, poniendo espectaculares, todo el tiempo estuvimos buscando por tres años y cinco meses. Fue un proceso muy duro, es algo que no le deseo a nadie, es un cambio total de toda la familia, no nada más de los padres, sino de las demás hermanas, la vida cambia por completo, ya nada es igual. Las navidades cambian por completo, las fiestas ya no son lo mismo, y pues día y noche estamos pensando qué hacer para encontrar a Erika. Nunca flaqueamos, hasta ahorita no, se cansa uno, pero ese deseo de encontrar a mi hija me motiva a salir adelante. Está uno muerto en vida, les digo yo que ya no vivimos, solamente estamos luchando para encontrar a nuestros desparecidos.
Nansi Cisneros Torres
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Lo primero que me dijo el policía investigador es que se lo habían llevado por bravucón, que andaba metido en algo. A mí me molestó porque el trabajo de un servidor público debe ser estricto y no emitir comentarios así. Desde entonces me ha tocado hacer el trabajo a mí sola: ir a fiscalías y al Servicio Médico Forense (SEMEFO) a ver fotografías. Cuando encontraron fosas, cada tres meses, cambiaban de policía investigador, era empezar de nuevo todo. Incluso una vez nos dieron un acta que decía que había desaparecido en otra fecha y en otro pueblo. Se me hizo ridículo que fueran esas personas encargadas de buscar a nuestros familiares. Ahí fue cuando me uní a las asociaciones.Tala sigue con mucho miedo, después de las fosas que encontraron con restos y los campamentos de entrenamiento de sicarios, muchos familiares no sabían con quién hablar, yo entonces puse un mensaje en Tala Noticias diciéndoles que si necesitaban ayuda que me contactaran mí, y muchos lo hicieron. Mi amor a mi hermano es grande, yo sé que, si estuviera en sus zapatos, él me buscaría igual. A pesar de que en todo este tiempo me dijeron “posiblemente tu hermano está muerto”, está la posibilidad de que esté vivo, y que esté participando forzadamente en algo, existe esa esperanza. Cuando se rescataron las personas de los campamentos de los narcos o las fosas, lo primero que la gente quería saber era quiénes son y poder decir “es el mío, el mío está vivo o está muerto, pero es él”.
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Consuelo Elizabeth Velázquez Aldama
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