El regreso de Arcadhianonstabian diez años después
Foto: Andrés Illescas

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Música

El regreso de Arcadhianonstabian diez años después

Tiempo indefinido por tiempo limitado.

En las vacaciones de Semana Santa del 2006 Nene, Kids, Nin y yo tomamos un autobús de la Central de Autobuses de Monterrey, Nuevo León con destino a Mazatlán, Sinaloa. Teníamos entre 18 y 20 años y el screamo, junto al Do it yourself (DIY), significaban todo para nosotros. Nuestra banda se hacía llamar Zarathustra Has Been Killed in The 70’s y Myspace era una red social importante para cualquier proyecto de música independiente, facilitándonos que gente desconocida nos escuchara, acercándonos con sellos europeos para editar canciones en splits o compilados, y conocer un sinfín de grupos alrededor del mundo que se identificaban con un subgénero del hardcore punk que, para esos años, tenía una especie de "revival por las nuevas tecnologías".

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Una de esas bandas que conocimos fue Arcadhianonstabian, integrada desde un principio por Víctor Manuel Osuna “Tlaqh” e Iván Mayorquín “Feto” en las guitarras, Paul Vargas “Pera” en la batería, y distintos bajistas como Machain, Juanito, entre otros. Ellos nos invitaron a su natal Mazatlán en aquellas vacaciones de Semana Santa. Entonces, a partir de las dos tocadas que tuvimos en la costa del pacífico mexicano, más nuestros desplantes de borrachos juveniles en el Carnaval plagado de música de banda, ballenas (caguamas), pizzas Rin Rin y fiestas a las cuales no fuimos invitados, hicimos una muy buena amistad que, al año siguiente de habernos conocido gracias a Myspace, organizamos en la Semana Santa 2007 una serie de tocadas por distintas ciudades del país, forjando aún más esa buena camaradería que se conserva hasta el día de hoy.

Y el screamo, tanto para Arcadhianonstabian, como para Zarathustra Has Been Killed in The 70’s (e incluso otras bandas del país de la misma época y ligadas a ese subgénero), simplemente fue algo pasajero, algo que nos ayudó a desenvolvernos en nuestro presente y en otros aspectos alejados de la música emocionante y estridente. Nosotros tocamos de 2005 a 2009, mientras que Arcadhiaonstabian lo hicieron de 2004 a 2008 (su último show fue en Monterrey, en el Jungle Fest que organizamos junto a Comadre, Arse Moreira, The 39 Steps y Tentacles of Flowers).

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Tlaqh, quien ahora es el director de orquesta de la sinfónica infantil y juvenil de El Rosario, Sinaloa, cuando lo volví a encontrar en la Ciudad de México junto a Feto, Pera y Ricardo Bustamante “Piquitos” (quien tocó el bajo para esa ocasión), momentos antes de que regresaran a los escenarios después de diez años, recuerda que la primera vez que se juntaron a ensayar, antes de que tuvieran un nombre y comenzaran a componer Del olvido al no me acuerdo (su disco que está completamente influenciado por el documental de Juan Carlos Rulfo, hijo del célebre escritor de Pedro Paramo y El llano en llamas) fue en el verano de 2004.

“Nos reuníamos en la casa de un compa que le decimos ‘Monso’. No me acuerdo muy bien, pero creo que la primera alineación fue sumamente efímera. Si no me equivoco fuimos Pera en la batería; Feto, Tachi y yo en las guitarras, y Brujo en el bajo”, comentó Tlaqh dentro del Mundano, bar ubicado sobre el Eje Central, a la altura de la estación del Metro Salto del Agua, donde se realizó la segunda edición del Distopía Fest en Ciudad de México.

La historia de amistad de este grupo de Mazatlán data de finales de los noventa, cuando, explicó Tlaqh, todos estaban inmersos en la escena punk de su ciudad, tocando en bandas de ska, punk rock, hardcore y crust. Incluso, recuerdo que la primera vez que los escuché por Myspace junto a mis amigos de banda, momentos después de leer un mensaje que nos dejaron, donde nos hacían la invitación para ir al noroeste del país, su estilo nos voló la cabeza, ya que eran la combinación exacta de Ekkaia + Envy (dos bandas de culto tanto en el crust como en el screamo).

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Arcadhianonstabian, hasta el día de hoy, me atrevería a decir que sigue siendo un proyecto único, el cual era necesario verlo en vivo y directo, ya que profanaban emoción pura bajo una serie de ritmos ambientales que por momentos se convertían en destiempos y velocidad, junto a algunas palabras que salían del nostálgico documental de Juan Carlos Rulfo (también llamado Del olvido al no me acuerdo); y los gritos más agudos que no necesariamente requerían de un micrófono, los cuales terminaban por hacer la mezcla perfecta de la melodía más sublime del screamo mexicano. Sin embargo, hoy, cuando todavía de vez en cuando visito algunos lugares underground donde se presentan bandas de hardcore punk, no he encontrado algo similar a Arcadhianonstabian, quienes precisamente supieron combinar sus gustos musicales, para lograr un sonido casi inclasificable y, también, creo que casi no visto en México.

Tlaqh

“Las bandas más importantes que nos influenciaron tuvieron que ver con lo ecléctico de los gustos personales que tenía cada uno de nosotros. Arcadhianonstabian era una mezcla de post rock como Tristeza, A Silver Mt. Zion, Mogwai o Mono; hasta bandas más caóticas como Envy, Nitro Mega Prayer, Heaven in Her Arms, Ekkaia o SLS’3”, explicó Tlaqh, portando una playera de las leyendas del screamo francés, Mihai Edrishch (ahora Celeste).

“Me parece que eso nos dio la oportunidad de hacer un proyecto que tenía un sonido poco común, aun cuando ya había una escena de post rock en México. Recuerdo que a Pera le gustaba mucho A Colores [alguna vez proyecto alterno de Austin Tv] y Expedición a las Estrellas. Pero, también, por otro lado, había bandas como Agonía, que eran más crust, nos gustaba mucho, y estaban haciendo algo diferente en esas épocas”.

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Del olvido al no me acuerdo, Arcadhianonstabian lo publicaron por cuenta propia en 2007, en un formato de disco CD-R muy a la DIY, y dejándole toda la tarea del arte y el diseño a Feto, que ahora forma parte de Pictoline, siendo uno de sus fundadores.

El material se dividió en tres partes: 1. A veces siempre, 2. Y creer que no es cierto, 3. Del olvido al no me acuerdo. Y, siendo un álbum que pudo haber caído en lo “conceptual”, los samples (I. Intro, II. Recuerdas, III. Esperando vivir-Vivir esperando, IV. Eterno suministro de mil memorias de reserva, V. Quién recogerá todos los escombros, VI. Outro) iban brotando y uniendo una y otra de las canciones, gracias al documental de Juan Carlos Rulfo, más algunos extractos que tomaron de la novela Pedro Paramo de Juan Rulfo, y un poema de Jaime Sabines titulado como "Qué costumbre tan salvaje".

Piquitos

De esa forma, y junto a “Tiempo definido por tiempo limitado”, “El nombre que nunca estuvo” y “Chistes tristes” (tres canciones que grabaron para un 3 way split junto a Carlton Banks y Zarathustra Has Been Killed in The 70’s que nunca salió), las presentaciones de Arcadhianonstabian, precisamente era como si fuera una sola canción, en un set que no duraba más de cuarenta minutos y, siempre, dejando a cualquiera de los presentes con un sentimiento de vacío. Esto, para una banda donde no todos sus integrantes vivían en la misma ciudad, y únicamente tomaban las vacaciones para ensayar, tocar, componer y convivir como los amigos que son, era algo especial.

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“Nuestra historia ha sido un proyecto de vacaciones. En aquel entonces vivía en la Ciudad de México y sólo podía reunirme con la banda cuando iba a Mazatlán”, recordó Tlaqh, casi a punto de que diera inició la primera banda del Distopía Fest. “Cada quien se preparaba con ideas y las reuníamos en casa de Pera para componer, ensayar y echar a andar tocadas”. Y explica en relación a su disco que hoy en día es una referencia del screamo mexicano: “La grabación Del olvido al no me acuerdo la hicimos en Semana Santa 2006, solo teníamos tres o cuatro días para hacer todo y no había mucho dinero ni equipo… Fuimos los conejillos de indias del Pollo, un amigo que tenía un estudio caserón. Tuvimos muchas broncas porque el tiempo era vital y hubo muchos detalles que quedaron plasmados en la grabación. Grabamos sin cuantizar, con problemas de afinación en algunas partes por la premura; pero aun así decidimos seguir adelante, a marchas forzadas porque el tiempo era lo que nos castigaba. Sin embargo, disfrutamos mucho de eso: éramos chavos con una amistad que nos forjaba a echar las cosas para adelante, y lo que saliera, eran las consecuencias de nuestra juventud”.

Ahora, y tras su regreso a los escenarios por una sola ocasión y gracias al Distopía Fest, dijo Tlaqh, después de únicamente ensayar dos veces para su presentación, y así tocar Del olvido al no me acuerdo de principio a fin junto a sus amigos de Mazatlán, que todos se motivaron y se llevaron una grata experiencia, después de ver que hay personas que siguen gustando de las canciones creadas por Arcadhianonstabian.

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Feto

“El estar de nuevo en una tocada te regresa a esos años de los que te habías escondido. Ya hasta estamos planeando ver la manera de masterizar la mezcla en mp3 que conservamos del disco, para ver si podemos sacar un vinyl”, comentó Tlaqh.

Ahora, y después de su presentación que dejo a todos con un buen sabor de boca, con ganas de que regresen de una forma “más formal”, y hasta con invitaciones a otros países como Colombia o ciudades del país para ir a tocar, mencionó Tlaqh que hasta pensó en las viejas épocas, cuando llegaron a proponerles giras por Chile y Alemania. Igualmente, y por desenvolverse en los shows de crust y hardcore de hace más de diez años, Angie, una de sus amigas de Mazatlán y quien llevaba Makina Records, les propuso ver la posibilidad de hacer un split con unas leyendas del crust como lo fueron los ingleses de Fall of Efrafa; como también, estuvieron a punto de hacer algo en conjunto con Men as Trees de los Estados Unidos.

“Estas oportunidades no pudimos echarlas a andar porque todos nos encontrábamos en esa transición de ser estudiante a enfrentarse a la vida profesional. Estábamos un poco mal de ánimos y fue cuando se dio el hiatus”, dijo Tlaqh.

No obstante, Pera, Feto, Tlaqh y, ahora, en compañía de Piquitos, pudieron revivir en una solo show lo que fue Arcadhianonstabian, ese paraíso que no está bien, y volviendo la segunda edición del Distopía Fest como algo inolvidable para muchos que descubrieron a esta banda cuando ya no estaban tocando más.

“Fue algo increíble, pero también fue algo complicado por los compromisos personales y de trabajo que tenemos cada uno de nosotros ahora”, explicó Tlaqh. “Al final el resultado fue muy reconfortante, porque a lo largo de estos diez años que teníamos sin tocar, entre nosotros mismos nos creamos prejuicios, los cuales, al final, cuando comenzamos a planear nuestro regreso, nos unieron de nuevo. Y agregó Tlaqh, al final de la tocada y a punto de ponernos a recordar cosas que vivimos juntos gracias al screamo: “El revivir lo que hicimos hace mucho tiempo fue algo que no pensamos que nos fuera a pegar tan duro. Cuando comenzamos ‘A veces siempre’ me dieron ganas de llorar… Feto me comentó que el sintió lo mismo. Cada pasaje nos acarreó un montón de sentimientos y para nosotros fue algo bien profundo, nos recordó lo que ya no podremos ser, pero que nos forjó de por vida. Fue volver a recordar, como decía la esposa de Juan Rulfo”.

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