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Drogas

Violencia y coacción: así cobran sus deudas los narcotraficantes

Las deudas no son solo el pretexto de los traficantes para ejercer la violencia y dejar claro que con ellos “no se juega”, sino que tienen otro objetivo importante.
Max Daly
London, GB
NC
traducido por Núria Cabrera
persona esnifdando cocaína
Izquierda: Dmitriy Shironosov / Alamy Stock Photo; Derecha: Barbara Dransfield, atacada por la deuda de 100 libras de su hijo. Foto: Cavendish Press

Este artículo apareció originalmente en VICE UK.

En septiembre de 2017, Colin Oliphan —traficante de poca monta y consumidor de drogas— estaba de relax en casa de un amigo en Fife, Escocia, cuando su proveedor, William Richardson, le agredió por una deuda de 219 euros en cocaína. Richardson, convicto por contrabando de heroína, fue armado con un martillo y golpeó a Oliphant con tal violencia que las costillas le perforaron los pulmones, causándole la muerte en cuestión de horas. Richardson, que se mostró “muy soberbio” después de la agresión, fue condenado por homicidio doloso en la Corte de Edimburgo a principios de este mes.

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La semana pasada en los juzgados de Manchester, tres miembros de una banda de narcotráfico fueron detenidos por llevar a cabo una agresión que acabó con la vida de Ian Bendall, también por una deuda relacionada con la droga. Bendall, consumidor de heroína desde hacía tiempo, había empezado a trabajar como camello para Alexander Smith con quien al parecer tenía una deuda de 325 euros. En junio del año pasado, a Bendall lo metieron en un coche, lo llevaron a un descampado y le dieron una brutal paliza en la que Smith y dos otros hombres le patearon y lo dejaron tirado frente a su casa en Bolton. Cuatro días después, Bendall murió a causa de los golpes.

Las deudas son un verdadero infierno si estás metido en el mundo de la droga. Además de generar violencia, explotación y muerte —las víctimas suelen ser quienes ocupan los escalones más bajos del mercado de la droga—, también representan una de las causas que hacen tan peligroso este negocio.

El nivel de sadismo en la violencia por deudas de droga suele ser proporcional a la cantidad de dinero que se debe

Las consecuencias de no liquidar las deudas, por pequeñas que sean, pueden llegar a niveles de violencia más propios del medievo. No es raro oír historias de gente que ha sido asesinada por menos de lo que valen dos cañas. El pasado mes de julio, dos traficantes de Hemel Hempstead, Inglaterra, fueron arrestados por haber matado a puñaladas a Adam Watt. Al parecer, Watt había escapado sin pagar los ocho euros de una bolsa de crack.

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El pasado agosto, Michael Cullen, traficante de heroína de Liverpool, fue condenado a 12 años por degollar a un cliente, Christopher Hall, con un cuchillo Stanley porque este último no le había pagado una bolsa de heroína de 16 euros. La extrema violencia que hay en las prisiones británicas la generan los reclusos que se endeudan por la compra de cannabis sintético.


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Hay muchas historias falsas sobre las deudas relacionadas con la droga —secuestros, agresiones sexuales y tortura, de lo cual los responsables a veces son sicarios—. El nivel de sadismo en estos casos suele ser proporcional a la cantidad de dinero que se debe. Un policía experto en negociar en secuestros de rehenes con el que hablé me explicó que al menos una vez a la semana recibía una llamada por secuestro por deudas relacionadas con la droga.

La intensidad de la violencia que hay alrededor de las deudas por drogas no solo refleja la impulsividad y brutalidad que caracteriza ciertos sectores del mundo de la delincuencia, sino también el hecho de ser una herramienta vital que las bandas de narcotráfico utilizan para enviar un mensaje, tanto a las comunidades que siguen la ley como a las criminales: que no se puede jugar con ellos.

“Me atrevería a decir que el 90 por ciento de la violencia en el mercado de la droga está directamente relacionado con las deudas”

A nivel social, un traficante de drogas que vende pastillas y marihuana tendrá más clientes y, por tanto, más beneficios por su reputación de persona agradable. Pero en los mercados de la venta de heroína y crack más profesionales y deshonestos, o en el altamente lucrativo juego del contrabando de cocaína, es esencial que los clientes o rivales no te vean como un blanco fácil de estafar. El negocio de la venta de estupefacientes está construido sobre unas bases de respeto, confianza y fuerza bruta.

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Una banda de tráfico de cocaína de Glasgow explicó a un deudor que tenían secuestrado —a quien rompieron una pierna con un martillo y dislocaron las rótulas—, “Lo más importante no es el dinero, sino nuestros principios”.

“Me atrevería a decir que el 90 por ciento de la violencia en el mercado de la droga está directamente relacionado con las deudas”, me dijo Neil Woods, exmiembro de una brigada de policía. “El dinero no es lo único importante, la imagen es clave. Los traficantes de los que nadie se chiva son los que prosperan, y para conseguir que nadie se chive, debes forjarte antes una reputación de violento. La forma en que cobras tus deudas es lo que define tu imagen. Esto se ha convertido en algo tan cultural en el narcotráfico como el propio dinero”.

violencia por deudas en el tráfico de drogas

Foto: VICE

Las deudas por drogas son contagiosas. No solo están en el punto de mira aquellos que deben dinero, sino también sus familiares y amigos. En Inglaterra, las simples amenazas a un adolescente que se endeuda han pasado a la historia. Ahora se le informa directamente de que, “Voy a matar a tu madre”. El pasado mes de marzo, a Barbara Dransfield, una anciana discapacitada residente en Mánchester, le rompieron casi todos los huesos de la cara con un bate de béisbol porque su hijo debía 106 euros a un traficantes de cannabis. En agosto, dos sicarios fueron arrestados tras arrancarle la nariz de un mordisco a un hombre en una fiesta navideña en Teignmouth, Inglaterra, por los 1.060 euros que debía su hijo.

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Un estudio realizado por el criminólogo Dr. Johnny Connolly en el Centre of Crime, Justice, and Victim Studies de la Universidad de Limerick sobre la intimidación llevada a cabo por deudas de drogas en Irlanda ha revelado que las madres y los abuelos de los compradores de estupefacientes han sido las principales víctimas de esta violencia en esta última década.

"Un estudió encontró pruebas de mujeres que fueron obligadas a llevar a cabo actos sexuales para saldar deudas y también de adolescentes que se suicidaban porque no podían pagar a sus traficantes"

“Todo empieza con alguien que llama a la puerta de casa de la madre y le dice que su hijo debe dinero. Entonces, estos familiares tienen dos opciones, o pagar o atenerse a las consecuencias”, explicó Connolly. “A veces estas deudas llevan a coacción. Ha habido gente que ha tenido que rehipotecar su casa. Hasta en el caso los que guardan la droga para proteger a sus jefes, cuando los sorprenden en posesión de estupefacientes y los arrestan, sus deudas pasan a sus familias”.

Es un problema tóxico que se mantiene en su mayor parte sumergido. A pesar de la regularidad con la que la violencia por este tipo de deudas se denuncia en los tribunales, la inmensa mayoría de incidentes no se declaran por miedo y se han aceptado por completo en algunas comunidades.


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El estudio realizado por la universidad irlandesa encontró pruebas de mujeres que fueron obligadas a llevar a cabo actos sexuales para saldar deudas y también de adolescentes que se suicidaban porque no podían pagar a sus traficantes. La mitad de las víctimas por estas deudas sufrió agresiones físicas, y un tercio fue testigo de los destrozos en sus propiedades. Sin embargo, muy pocos denunciaron los hechos a las autoridades.

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Cuando las pruebas presentadas en los casos denunciados eran demasiado evidentes como para que la policía las siguiera ignorando, los propios agentes estaban atemorizados. “La Brigada Central de Estupefacientes de la Garda (policía irlandesa) estaba decidida a hacer algo al respecto”, afirmó Connolly. “Cuando salían de comisaría vestidos con ropa de calle veían a víctimas, pero nadie quería llevar el tema a juicio. La policía estaba muy asustada y no podía hacer nada”.

Los traficantes recurren a la deuda como forma de reclutamiento forzoso, es decir, como medio para arrastrar a personas que quizás no se hubiesen introducido en el mercado de la droga

Las deudas por drogas no son una parte accidental del mercado ilegal de la droga, sino que forman parte intrínseca del mismo porque la economía que envuelve el negocio de la compra-venta de estupefacientes siempre va a perjudicar a los más desfavorecidos del escalafón. “Hay tantas deudas en el mundo de la droga porque el mercado es una pirámide de ventas”, afirmó Woods. “Los traficantes están siempre intentando incrementar las ventas para ganar más dinero.

De esa forma, el traficante puede vender droga extra a sus clientes habituales, creando así la figura del consumidor-traficante, quien cada vez quiere consumir más. En este modelo de negocio, la presión diaria que provocan las deudas es inevitable, así como la violencia que la acompaña. El resultado es un sistema de intimidación, lo que significa que el que realmente sufre es el débil”.

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Lo que es extraño es que la violencia es probablemente el último síntoma tóxico del ciclo de la deuda porque las deudas cada vez se utilizan más como método primario de expansión del mercado. Los traficantes recurren a la deuda como forma de reclutamiento forzoso, es decir, como medio para arrastrar a personas que quizás no se hubiesen introducido en el mercado de la droga. Un estudio en Noruega sobre cómo los traficantes de drogas controlaban a sus deudores reveló que la mayoría prefería coaccionar o dominar a sus víctimas mediante la violencia.

Aquellos que han acumulado pequeñas deudas deben vender o almacenar droga o pistolas para quedar en paz con los traficantes. Tanto si hacen una cosa como la otra, van introduciéndose inconscientemente en el mercado. Se trata de una táctica que usan las bandas de narcotráfico para persuadir a adolescentes y conseguir que estos formen parte de este fenómeno. Estas deudas, incluso los robos organizados por los traficantes de droga, también se utilizan para mantener a la gente en la servidumbre por deudas e impedir que vayan por el buen camino.

De lo que no hay duda es de que el mercado ilegal de la droga seguirá arruinando la vida de muchas víctimas, ya acaben estas en la cárcel o en un depósito de cadáveres

¿Qué se puede hacer al respecto? Connolly cree que tiene que haber más investigación sobre cómo los cambios en las regulaciones sobre drogas repercutirían en el mercado de compra y venta de las mismas. Hasta entonces, la única opción que tienen las autoridades es actuar como mediadoras entre las bandas de narcotráfico y los deudores. “Las deudas por drogas son un componente principal del mercado de estupefacientes, pues facilitan su mantenimiento y su expansión. Así que si prohíbes el negocio de la droga, tienes que aceptar la realidad”, explicó.

De lo que no hay duda es de que el mercado ilegal de la droga seguirá arruinando la vida de muchas víctimas, ya acaben estas en la cárcel o en un depósito de cadáveres. Aunque gran parte de la sociedad podría pensar que esta gente se merecía acabar así por sus actos en el pasado, cabe remarcar que las víctimas de este tipo de violencia y control causados por las deudas por drogas son, en su inmensa mayoría, las que menos poder y menos opciones tenían.

violencia por deudas en el tráfico de drogas

Una gran roca de cocaína. Foto: VICE

Alice, la pareja de un hombre asesinado el año pasado a raíz de una deuda por un asunto de drogas, me explicó que su muerte fue el resultado de una justicia muy dura. “Supongo que cuanta más droga consumía, más dinero necesitaba”, dijo. “Obviamente, él empezó a vender droga para este tipo bajo el pretexto de que tendría dinero para su consumo propio. Aun así, nadie daría a un drogadicto una gran cantidad de droga sin esperar que la consumiera toda.

“Cuando le limpié el piso después de que falleciera, no le quedaba nada de valor, lo había vendido todo. Él sabía que yo le habría dado el dinero, solo tenía que pedírmelo. Pero no sé si le dieron tiempo suficiente como para poder pedírselo a alguien. Me da mucha pena que mi hija haya perdido a su padre y que tenga que irle explicando por qué su padre nunca volverá a estar vivo”.

@Narcomania