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Star Wars

‘Star Wars: Los últimos Jedi’ le ha dado sentido a la saga

Rian Johnson y Luke Skywalker aportan a los Jedi un arco narrativo con sentido.
MA
traducido por Mario Abad
Imagen de Disney

Este artículo contiene spoilers de Star Wars: Los últimos Jedi.

Es la hora de confesarlo: no odio Star Wars: Los últimos Jedi. Espera. Para. No cierres el buscador. Acércate. Te lo puedo explicar.

Hay cosas que, se mire por donde se mire, son indefendibles en La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los Sith: Jar Jar Binks es detestable y claramente racista, George Lucas no sabe escribir diálogos y nunca se deberían usar imágenes generadas por ordenador cuando la cosa se podría arreglar con un muñeco de gomaespuma. También hay que decir que hay cosas maravillosas en las precuelas.

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MIRA:

Una de las razones por las que me encanta Star Wars: Los Últimos Jedi es que esta entrega representa la salvación de las predecesoras. Las precuelas se basan en la premisa de una profecía que salió mal.

Anakin es un mesías que se asemeja más al anticristo y, lejos de ser los nobles caballeros de leyenda que uno esperaría, los Jedi son una clase de sacerdotes holgazanes que dejan que Anakin se convierta en Vader. Y el último Jedi lo sabe.

Luke Skywalker sabe todo eso y se asegura de que Rey y el espectador aprendan de los errores del pasado. Con Los Últimos Jedi se dota a las precuelas de un nuevo contexto y se refuerzan los elementos que ya me gustaban de ellas.

Imagen de Disney

En las entregas anteriores, los Jedi son lo peor, un grupo de sacerdotes sobrealimentados, gobernando una agónica y decadente República desde sus torres en el cielo de Coruscant. Todo el mundo espera de ellos que sean custodios del orden, de la recta moral, “guardianes de la paz y la justicia”, como decía Obi Wan a Luke en Una nueva esperanza.

El primer ejemplo de que los Jedi no son el dechado de virtudes que se supone que deben ser lo encontramos en La amenaza fantasma. Anakin es un esclavo al que rescatan comprándolo a su dueño. Pese a ello, en lugar de quemar Tatooine hasta los cimientos e impulsar un cambio social, los Jedi se juegan la libertad de Anakin en una carrera de vainas en la que la muerte es una posibilidad muy real. No me extraña que el chaval creciera desarrollando un instinto asesino hacia todos ellos.

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Lejos de ser los nobles caballeros de leyenda que uno esperaría, los Jedi son una clase de sacerdotes holgazanes que dejan que Anakin se convierta en Vader

La incompetencia y la ignorancia de los Jedi se aprecia en todas las precuelas. Mace Windu inmediatamente traiciona los ideales de la orden cuando se entera de que Palpatine es un lord Sith e intenta ejecutar al hombre sin juicio previo porque lo considera demasiado peligroso. “No es el estilo Jedi”, interviene Anakin. “Debe seguir vivo”. Pese a ello, Windu alza su sable de luz, firmando con ese gesto la sentencia de muerte de la orden de los Jedi.

Luego están los midiclorianos, el último y mejor ejemplo de que los Jedi han perdido el norte. En Los últimos Jedi, Una nueva esperanza y El Imperio contraataca, los Jedi que quedan describen la Fuerza como una energía espiritual que conecta a todos los seres vivos.

En las precuelas, los Jedi utilizan dispositivos que detectan el nivel de midiclorianos en sangre para decidir quién es digno de recibir adiestramiento. Para los fans de la saga, este detalle es una incoherencia en la lógica del mundo, aunque yo le veo todo el sentido del mundo.

La pseudociencia es el último bastión de una orden religiosa que se aferra desesperadamente al poder. El tema de los midiclorianos es una absoluta basura y creo que los Jedi lo saben, pero se sirven de esos seres microscópicos para hacer que se respete el derecho divino de los reyes.

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Para ellos es imprescindible que la orden sea exclusiva, pero la Fuerza no es selectiva. Si el recuento de midiclorianos les permite excluir a posibles candidatos a Jedi —al margen de sus capacidades o talentos con la Fuerza—, tendrán un mayor control sobre a quién adiestrar y a quién apartar de la orden.

Por eso, tras el fin de la República, Yoda, Luke y Kenobi nunca sacaron a relucir el asunto de los midiclorianos. Sabían perfectamente que lo que estaban haciendo los Jedi estaba mal.

Hasta el mismísimo Luke sabe que los Jedi no valen nada

Luke Skywalker es el último Jedi porque ha llegado a un punto de su vida en que se da cuenta de que la orden de los Jedi debe acabar. Se ha desvinculado de la Fuerza y ha dejado de adiestrar a nuevos candidatos. En la nueva película, mira directamente a cámara y le dice al público que los Jedi son unos hipócritas presuntuosos que no vieron venir a Darth Sidious. Hasta el mismísimo Luke sabe que los Jedi no valen nada.

Los últimos Jedi es maravillosa por muchas razones. No pretende ser El Imperio contraataca, es muy extraña y demuestra haber aprendido que es mejor usar muñecos que imágenes generadas por ordenador.

Además, aporta un nuevo contexto y sirve de redención a sus predecesoras al reconocer los crímenes cometidos en el pasado y pasar página. No altera la historia de las cintas anteriores que los fans odian, sino que las eleva a una posición de relevancia en el canon.

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Las precuelas tratan de una sociedad en declive, mientras que la nueva trilogía habla del renacer de la esperanza, de aprender a volver a creer en las leyendas. Ese es el mensaje de Los últimos Jedi. Su último acto de belleza es otorgar la redención de la orden de los Jedi en las mentes de los habitantes de la galaxia y de los propios fans de la saga.

Mis amigos aficionados siempre han dicho que las precuelas les parecían una traición a todo aquello en lo que creían del universo Star Wars. Yo no tenía ni idea de qué se suponía que tenían que ser los Jedi antes de que las precuelas los retrataran de forma tan negativa. Los momentos finales de Los últimos Jedi se crearon para complacer a todos los fans de la saga que creían que los Jedi eran los nobles caballeros que Obi Wan decía que eran en Una nueva esperanza.

Las precuelas tratan de una sociedad en declive, mientras que la nueva trilogía habla del renacer de la esperanza, de aprender a volver a creer en las leyendas

En un acto final, Luke Skywalker incendia el templo sagrado Jedi de Ahch-To y se lanza al campo de batalla de Crait durante la última contienda contra la Primera Orden. Y no se nos presenta en su forma real —un hombre viejo y abatido—, sino como el guerrero Jedi vestido de negro de antaño, el símbolo que la galaxia necesita desesperadamente.

Luke sortea una lluvia imposible de disparos láser y se enfrenta a Ren en un combate igualado, dando a sus amigos el tiempo suficiente para escapar. Luego desaparece y se funde con la Fuerza, como ya hicieron Yoda y Obi Wan antes que él. No importa que la Primera Orden ganara la batalla porque con su mera presencia, Luke ha dado a la galaxia un nuevo símbolo al que aferrarse.

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Y también ha dado a la saga un arco narrativo con sentido: los Jedi eran caballeros heroicos que habían perdido el rumbo tras mil generaciones velando por la Vieja República. Yoda y Obi Wan eran los únicos que quedaban en la trilogía original, dos Jedi arrepentidos y derrengados que vivieron las consecuencias de la soberbia de los de su orden.

Hizo falta que Anakin destruyera a los Jedi para que Luke pudiera redimirlos. La Fuerza ha quedado equilibrada por los dos Skywalker, aunque haya costado tres trilogías para conseguirlo.

En la escena final de Los últimos Jedi aparece un niño esclavo que se mete en problemas por explicar a sus amigos la historia del enfrentamiento definitivo de Skywalker con la Primera Orden.

Hizo falta que Anakin destruyera a los Jedi para que Luke pudiera redimirlos. La Fuerza ha quedado equilibrada por los dos Skywalker, aunque haya costado tres trilogías para conseguirlo

Espantado por sus amos, el muchacho sale al exterior y mira hacia las estrellas, esperanzado. Luego le da la vuelta a la escoba que lleva en la mano y la esgrime como si fuera un sable de luz. Sobre el suelo se proyecta la sombra de un Jedi en ciernes.

La imagen es una alusión subvertida al famoso cartel de La amenaza fantasma. Luke —y el guionista/director Rian Johnson— devuelven a los fans la imagen de los Jedi en las que los fans creían. Vuelve a haber un atisbo de esperanza en la galaxia y se restaura la fe en una vieja orden de caballeros que siempre obran correctamente.