Tecnología

Conozcan al joven de 17 años que lucha por tu derecho a reparar electrónicos

Sam Mencimer comenzó un negocio de reparación de teléfonos descompuestos cuando tenía 12 años. Ahora está luchando por el derecho a reparar mientras se postula a la universidad.
Mencimer dando su testimonio

Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.

Sam Mencimer tenía 12 años cuando su padre averió su iPhone.

“Llegó a casa un día y me dijo: ‘Sam, descompuse mi teléfono, ¿qué debo hacer? ¿Debería ir a la tienda de Apple?’ y yo le contesté: ‘No lo hagas’”, contó Mencimer a Motherboard. Mencimer vio videos en YouTube y descubrió cómo reparar el teléfono él mismo. Era su primera reparación, pero no sería la última. Ahora, a los 17 años, Mencimer dirige un próspero negocio de reparaciones y recientemente testificó ante la legislatura del estado de Maryland, Estados Unidos, sobre la importancia del derecho a reparar.

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Mencimer habló con el Comité de Asuntos Económicos el 27 de enero de 2021 a través de Zoom. Se instaló en la cochera de su casa que también funciona como oficina y espacio de trabajo. Contenedores con componentes electrónicos eran visibles en el fondo. Un microscopio de placa de circuito con la luz aún encendida descansaba junto a un multímetro.

“Estoy aquí porque creo que el derecho a reparar es un tema increíblemente importante”, dijo Mencimer. “Cuando la gente empezó a trabajar desde casa, el trabajo empezó a girar en torno a los electrónicos. Todos los niños necesitaban una computadora para ir a la escuela”.

Mencimer explicó que los primeros días de la pandemia pusieron mucha presión en las tiendas de reparación en todo el país.

“También ha cambiado por completo la forma en que la gente ve los talleres de reparación independientes”, dijo. “La gente como yo ha hecho que los dispositivos electrónicos de las personas sigan funcionando cuando Apple cierra sus tiendas... habían ofrecido un tiempo de respuesta de 4 a 8 semanas para las reparaciones por correo. Me tocó arreglar los dispositivos de las personas que aún estaban bajo garantía porque no podían esperar de cuatro a ocho semanas para que Apple arreglara sus aparatos”.

Tomó una pila de tarjetas madre detrás de él. “Esta es una pila de tarjetas madre de unas computadoras Chromebook para un distrito escolar en Long Island, Nueva York”, dijo. “Mi trabajo es repararlas porque Acer no vende ese tipo de repuestos. No tienen documentación disponible, así que debo usar lo que tengo aquí para hacer ingeniería inversa con estas cosas. Trato de averiguar cómo los estudiantes de segundo grado las rompieron de maneras que nunca pensé que fueran posibles”.

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Mencimer le dijo al comité que había descubierto que no puede reparar las tarjetas porque Google no ha puesto a disposición el firmware para uno de los chips de la tarjeta. El chip está vinculado con el hardware original de la Chromebook y Mencimer dijo que no puede vincularla con una máquina reparada sin la ayuda de Google.

“Así que estas tarjetas madre se irán a la pila de desechos electrónicos y la escuela tendrá que comprar nuevas Chromebook”, dijo. “El derecho a reparar significa que podría reprogramar ese chip... sólo quiero poder intercambiar algunas partes en estas computadoras y hacer que vuelvan a funcionar”.

La travesía que inició con la reparación del teléfono de su padre y que culminó con su testimonio ante un cuerpo legislativo estatal solo tomó cinco años. Todo comenzó en el piso alfombrado de su sala de estar. “Perdí diez tornillos en el camino”, me dijo. “Pero lo volví a conectar y funcionó. Entonces pensé: ‘Wow, puedo ganar dinero con esto’. Por supuesto, la cafetería de la escuela secundaria es un lugar bastante bueno para encontrar personas con teléfonos descompuestos”.

Tuvo problemas para poner en marcha el negocio durante los primeros días, pero arregló el teléfono de un amigo de forma gratuita y la gente empezó a recomendarlo. Muy pronto, incluso los maestros querían que arreglara sus aparatos, dijo Mencimer.

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Comenzó a tener problemas con los productos de Apple bastante rápido. En los iPhones más recientes, varias de las piezas internas del dispositivo están vinculadas entre sí. Cuando reemplazas una pieza, como la pantalla, el teléfono reconoce que estás usando una pantalla que no es original de Apple y entonces reduce algunas funcionalidades. Mencimer dijo que a menudo hay soluciones para estos problemas, pero consumen mucho tiempo. “Es realmente lo que acabo haciendo en mi trabajo”, dijo. “Se trata de preguntarse ‘¿cómo reparamos esto sin que el teléfono se dé cuenta de que lo hicimos?’”.

Tuvo un problema similar con las Chromebook que mencionó en su testimonio, aunque finalmente descubrió por qué los estudiantes de segundo grado seguían descomponiendo sus máquinas. Dijo que tiene cientos de ellas que no puede arreglar.

“El chip H1 de las tarjetas madre de las Chromebook recibe una descarga eléctrica interna cuando los niños pequeños las dejan caer con el cargador enchufado”, dijo. “El puerto USB-C de la tarjeta madre se desprende y los pines quedan aglomerados y envían 20 voltios donde no deberían ir. Todas las computadoras que tienen un chip H1 muerto también tienen un puerto USB-C destrozado”.

Google funciona con código abierto y es más fácil de reparar que Apple. “Pero esto demuestra que si los fabricantes no hacen ningún esfuerzo para que [los esquemas y la información de reparación] estén disponibles para el público, van a tener problemas como ocurrió con estas tarjetas madre”, dijo. “Y ahora son pedazos de basura”.

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Las leyes sobre el derecho a reparar podrían ayudar a Mencimer a arreglar las Chromebook y salvarlas de la basura. Un mayor acceso a esquemas, información básica sobre reparaciones y herramientas de diagnóstico facilitaría la vida de todos, reduciría el costo de las reparaciones y evitaría que los desechos electrónicos llenen los vertederos.

Mencimer dijo que su negocio se recuperó durante la pandemia y que el aumento de la demanda puso de relieve la desesperada necesidad de una legislación sobre el derecho a reparar. A medida que Apple cerró sus tiendas de reparación y se expandieron los tiempos de espera para las reparaciones por correo, comenzó a ver un aumento en la cantidad de personas que le pedían que arreglara sus productos Apple.

“Estaba arreglando dispositivos que todavía tenían garantía y la gente estaba pagando cantidades exorbitantes de dinero”, dijo.

Al principio de la pandemia, un cliente pagó a Mencimer 900 dólares para reparar una MacBook Pro 2016. Apple tuvo que retirar estas máquinas del mercado en dos ocasiones, ya que el teclado y la pantalla eran defectuosos. La compañía habría reparado el dispositivo de forma gratuita, pero el tiempo de espera era de ocho semanas.

“Así que reemplacé su pantalla y su teclado, y pagó 900 dólares por una computadora que Apple le habría reparado gratis porque no podían proporcionar físicamente el servicio que el cliente necesitaba”, explicó.

Mencimer está solicitando su ingreso a la universidad en este momento y planea estudiar ingeniería eléctrica. “Quiero ser el tipo que descubra cómo mejorar las cosas”, contó. Describió un futuro en el que existe un estándar para las partes de diferentes computadoras y la información sobre sus componentes está disponible para todos.

“Si me dieran la opción, haría todo lo posible para que los dispositivos electrónicos sean más duraderos”, dijo.