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Cultură

El joven estadunidense que se atrevió a retar a Coca-Cola

Mucho antes de que la Primavera Árabe nos inflamara el espíritu.

Mucho antes de que ocurriera la Primavera Árabe, la gran guerra de los noventa era una guerra por los espacios públicos para las marcas. Ya nadie lo recuerda, pero Mike Cameron fue el tunecino inmolado de su tiempo. El 18 de marzo de 1998, mientras caminaba a la escuela, no tenía ni idea que su nombre recorrería el mundo como “El chico que llevó una playera de Pepsi al Día de Coca”.

Mike tenía 18 cuando su escuela, Greenbriar High en Evans, Georgia, hacía lo que muchas otras escuelas en ese momento: venderse a las grandes corporaciones a cambio de dinero. Para esto, Coca inventó una competencia: Coca en el Día de la Educación. Durante un día de diversión, el currículum sería secuestrado. En química, se estudiaría la composición molecular de la Coca. En clase de negocios, analizarían los planes mercadotécnicos de Coca. Llevarían un poco de Coca a su Coca para usar su Coca en la Coca, y después, para cerrar esta farsa educativa, alguien de Coca los visitaría y les tomaría una foto vestidos de rojo y blanco, deletreando la palabra “Coca” con sus cuerpos: carne humana al servicio del refresco de cola.

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La escuela ganadora en el condado se llevaría 500 dólares. La escuela ganadora en todo el país se llevaría diez mil dólares. Greenbriar iba por todo. Hasta que Mike se salió del guión. Una hora después de aparecer en la foto con su playera de Pepsi, Mike estaba en la oficina del director. Lo suspendieron. Veinticuatro horas más tarde, estaba en televisión nacional. Su extraño caso tenía ocupadas todas las líneas telefónicas de los medios en el país.

Catorce años después seguimos atascados en ese agujero. Según Lord Coe, si intentas entrar a un Parque Olímpico con una playera de Burger King, Ronald McDonald te dibuja una sonrisa de oreja a oreja con una navaja. Y si crees que puedes usar una playera de Pepsi a dos semanas del Día de Coca que llevamos ocho años planeando, estás muy equivocado.

A diferencia de Muhamed Al Bouazizi, Mike Cameron no murió por las heridas infligidas durante su día de suspensión. Aún vive. Vive en Georgia, y acaba de graduarse de su segunda carrera. También habla. Así que la marqué para que me contara sobre las marcas de hoy, Londres 2012, su breve momento de fama como una metáfora, y lo que implicó ser ese pixel humano que no se quiso comportar.

VICE: Hola, Mike. ¿Cómo te sentiste aquella mañana que hiciste historia?
Mike: Muy bien. Recuerdo que tenía varias playeras en mi armario. Tenía una de Pepsi, una de Coca, una de 7UP y algunas otras. Me gustaban. Era lo mío. Realmente no estaba tratando de rebelarme ni de crear problemas cuando elegí la de Pepsi. Creo honestamente en la libertad de expresión, pero no es como si pensara: “¡Abajo con Coca!”

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¿Qué pasó cuando tú y tú escuela salieron al campo para deletrear “Coca” con sus cuerpos?
Hay una parte que los reportes de prensa siempre tuvieron mal. Había otro niño que también traía una playera de Pepsi y que se quitó el abrigo para enseñarla. Yo no me quité nada. Yo la traía puesta a plena vista, todo mundo la vio, así que hubo mucho tiempo para que alguien me dijera algo. Un representante de Coca vio mi playera, me golpeó el hombro y dijo algo como: “¡Ajá! Otro”.

Entonces, ¿los de Coca no tuvieron ningún problema?
Sí. Después, durante el séptimo periodo, el subdirector vino por mí. Durante el almuerzo me cambié de playera y me puse la de Coca, así que estaba un poco confundido cuando me vio.

¿Después te llevaron con la directora?
Estaba tan encabronada que no me podía ver a los ojos. Me dijo que la escuela podría perder diez mil dólares por lo que había hecho. Creo que mi actitud indiferente la encabronó todavía más.

¿Estabas enojado? ¿La injusticia del asunto te irritaba?
En ese momento no. Tuve un día libre, y pude ir a trabajar y ganar algo de dinero. Así que no estaba enojado. Pero cuando le conté a mi madre, fue con su abogado y metió una demanda por violación a mi libertad de expresión.

¿Cómo se enteraron de esto los medios nacionales?
Pues ese día fui a trabajar en una pequeña agencia de planificación. Había un güey llamado Austin Rhodes en la radio, era un poco como Rush Limbaugh, pero quizá no tan político. Estaban hablando sobre mí. Alguien dijo que debería marcarles, así que lo hice. Después me pidieron que fuera a la estación para platicar. Y lo hice. Y así fue como empezaron a llegar los equipos de noticias.

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¿Cómo escucharon sobre esto en primer lugar?
Alguien marcó al periódico local diciendo que era mi madre.

¿Y no era tu madre?
No.

¿También recibiste llamadas de las principales cadenas?
Sí, muchas. También recibí como 50 correos que me enviaron a la escuela, eran de personas de todo el mundo que apoyaban mi caso.

Parece que 14 años después de tu acto, a pesar de todo el revuelo, todo sigue, a lo mucho, peor. Todavía no se puede usar una playera de Pepsi en las Olimpiadas.
Con cosas como las olimpiadas, entiendo que Nike, McDonalds y Coca quieren tener sus marcas ahí presentes. En serio, no tengo ningún problema con que estas corporaciones donen ese dinero a las olimpiadas, pero creo que no deben tener ningún poder de decisión sobre lo que venga después. Se supone que es un evento de unión. No tienen derecho a exigir cosas de la gente; si las personas quieren ir a las olimpiadas, no debería importar que también quieran usar una playera de Pepsi. Tengo mucho miedo de la concentración de poder. Con Google y demás, parece que estamos viendo a Taco Bell en El demoledor.

¿La escuela se disculpó contigo en algún momento?
No realmente. Dijeron algo como: “Habríamos manejado las cosas de forma distinta”, pero nadie se disculpó conmigo directamente. ¿Cómo ha sido tu vida después de este primer incidente?
Me ha ido bien. Desde que tenía ocho años, siempre quise ser arquitecto. Fui a Atlanta, estudié arquitectura y empecé a trabajar en 2005. Me despidieron en 2009, cuando la economía se fue al carajo, y decidí regresar a la escuela. Me gradué hace como cuatro semanas de mi licenciatura en fotografía e impresión. Apliqué a un trabajo de arquitectura en la universidad, pero no sé… he tenido mis altos y bajos, pero nada demasiado grave.

Me da gusto escucharlo, Mike. Gracias por hablar conmigo.

Sigue a Gavin en Twitter: @hurtgavinhaynes