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Música

No llores por mí, Axl: Repasamos la relación entre Argentina y Guns N' Roses

La alocada historia que une a la banda con Argentina tendrá un nuevo capítulo esta semana con los shows en Rosario y Buenos Aires.

​Habría que ser sociólogo, quizá antropólogo, o por qué no licenciado en marketing, para explicar la razón por la que algunos países de la "periferia" del mundo se obsesionan con ciertos productos, en particular de la cultura del entretenimiento gringo. En el caso particular de Argentina, hay varios hitos curiosos en su historia reciente. En la década de los 90, los argentinos forjaron una obsesión faraónica por artistas como Rolling Stones y Ramones. Debido a la gran popularidad de estas bandas, pareciese no resultar curiosa la elección de los rockers argentinos, pero sí lo era el nivel de devoción que les profesaban. No se trataba precisamente de un par de clubs de fanáticos trabajosos. No, no.

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En aquel entonces, en Inglaterra los Rolling Stone ya eran considerados "música de viejos", pero en Buenos Aires un nuevo fenómeno se afianzaba con la primera visita del mítico grupo a la capital. Los "Rolingas", fueron una tribu urbana poblada por adolescentes de clase media y baja con gran extensión en la pampas, con una ideología propia, con estética definida -flequillos, jeans jardineros gastados, pashminas al cuello y hasta un modelo "oficial" de zapatillas- y con ganas, en muchos casos, más de sexo y drogas que de rock y de roll. Al día de hoy se ve a los Rolingas con nostalgia y simpatía, definidos acaso como una verdadera raza local.

El caso de la Ramonesmanía argentina fue sencillamente increíble. Mientras en 1996 en su ciudad natal los pioneros del punk rock tocaban en espacios como el desaparecido The Academy, con capacidad para unas mil personas, en Buenos Aires concertaban su despedida de los escenarios llenando un estadio de fútbol para 45, 000 personas, con Motorhead, Die Toten Hosen, Attaque 77 y Dos Minutos como invitados de lujo. El punk jugando en las grandes ligas y, a juzgar por el descontrol de aquella tarde de marzo de 1996,  ¡aún siendo punk!

Pero vamos al grano. Si algo se cargaron los Guns N Roses con su disfuncional carrera fue la posibilidad de convertirse en la banda extranjera más grande de la historia de Buenos Aires.

En 1990, ser adolescente y fan de GNR era ser cool. De algún modo el grupo era un secreto a voces celosamente mantenido entre unos cuantos. Entrado el año siguiente, Axl, Slash y los suyos hacían su debut en aquella mítica segunda edición de Rock in Rio. La retransmisión de dicho evento en la televisión de aire argentina tuvo un efecto devastador para los aún selectos fans de la otrora "peligrosa" banda: de repente dejaban de ser el fetiche de unos pocos, para ser pasión de muchos.

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Meses después "You Could Be Mine​" como single de la banda sonora de Terminator 2: Judgment Day y los insoportables rumores sobre un próximo disco (Use Your Illusion I y II) que sería todo un acontecimiento artístico, comenzaban a aburrir a los fans de la primera hora, mientras los nuevos devotos no paraban de reproducirse.

​De perfectos desconocidos a mega estrellas en unos meses. Un proceso poco sano que invitó a los medios de comunicación a inventar historias con tal de vender, haciendo uso y abuso del nombre de la banda de Hollywood. Para muestra basta un botón: en algún momento alguien dijo que Axl había quemado una bandera argentina en un show en París. Bienvenidos al delirio de grandeza que deviene del nacionalismo estúpido. "¡¿Axl Rose quemando qué?! ¿¡Dónde!?", nos preguntábamos muchos en plena incredulidad. No hacía falta una inteligencia superlativa para darse cuenta que el rumor era una pelotudez más grande que la cabellera de Slash en aquel momento. Pero bueno, aquí está el ser humano para dejarnos parados mal a todos y ¿qué pasó? Pues se tomó aquella ridícula versión como algo netamente oficial. Tiempo más tarde ese Axl Rose imaginario redobló la apuesta: "dijo" que si algún día fuese a Argentina, al salir del país, se limpiaría las botas con las que pisó la tierra de Maradona. Si a esta altura estás llorando de risa, ey, espera que ahora viene lo mejor.

​​A mediados de 1992, ya con Use Your Illusion I y II en las calles, el productor de conciertos local Daniel Grinbank anunció que los Guns estarían pisando suelo argentino a fines de ese año. Se pueden imaginar la que se montó. O quizá no.

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​​Los medios de comunicación amarillistas tomando la noticia como algo menos que el fin de mundo. El grupo nacionalista Asociación Patriótica Argentina amenazó a los concurrentes a los conciertos de la banda advirtiendo que "algo terrible puede pasar en el Estadio de River. Han ofendido a nuestra patria". Algunos medios de comunicación provocaban a los fans en la puerta del Hotel donde se alojaba la banda, con la idea de "cazar" noticias que hablasen de disturbios. En este contexto, ¿cómo se comportaban los referentes de la política y la religión locales? Monseñor Quarracino, autoridad eclesiástica de antaño y "descubridor" del actual Papa Jorge Bergoglio, los mandaba a terapia: "Estos músicos necesitan un tratamiento psicológico muy serio y profundo". Y lo del ex presidente Carlos Méndez (no se llamaba así, pero es mala suerte nombrar su apellido real) sacaba a relucir su mente brillante: "Son unos forajidos. Deberíamos prohibirlos, pero en el mundo hubiera servido para que nos criticaran y nos tildaran de autoritarios". El globo se infló desmedidamente y lamentablemente esto tuvo sus consecuencias. Cynthia Tallarico, fue una adolescente de 16 años a quien su padre le había permitido ir al concierto con la condición de que no faltase a la escuela para ir a hacer "guardia" al hotel donde se alojaba la banda. El día que el grupo llegó al país Cynthia no fue a clases, fue a la puerta del hotel con el objetivo de poder verlos, al menos a través de un cristal. La mala suerte estuvo de su lado cuando el periodista de un canal de TV la entrevistó mientras hacían una cobertura de la noticia y su padre la vio. Al volver a casa, discutieron fuertemente y ella tomó un arma y se suicidó. Acto seguido su padre se suicidaría con el mismo revolver.

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​​​​Superado por todo este tsunami de data errónea y malintencionada, fue que Axl Rose, decidió hacer lo que nunca y dar una conferencia de prensa en Buenos Aires, vestido con la camiseta de la Selección Argentina de Fútbol como para ir aclarando las cosas. Dijo no entender de dónde salieron esas ridículas versiones, incluso reconociendo que no tenía en claro dónde era Argentina antes de llegar al país. En la misma conferencia de prensa, un rato más tarde Slash se reía sobre la versión de que eran un grupo racista, haciéndole saber a los periodistas que su madre es negra.

​​​Los conciertos de aquellos días fueron un éxito, tal es así que seis meses después, los Guns volverían para cerrar aquel Dust N Bones Tour, dando en Buenos Aires los dos últimos shows con la formación clásica hasta los conciertos de este año.

​​Luego la historia indicará que Slash se convirtió él solito en un clásico local llenando estadios de 18.000 personas junto a sus Conspirators, que Axl volvió con los Guns "de pastel" con sonado éxito (de taquilla) y que Duff McKagan compartió shows con ambos en La Reina Del Plata.

Ni la banda ni Buenos Aires son las mismas que en los noventas y la esta semana se escribirá otra importante página en esta bonita historia. Ahora, el caos del pasado da lugar al pulcro triunfo del negocio, delatado en los más de 100.000 tickets vendidos para estos nuevos shows gunners.