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Los dilemas existenciales de un artista que nació por fecundación in vitro

¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Tiene que ver con la forma en que vinimos al mundo?

Fecundación in vitro: Es la unión del óvulo

de una mujer y el espermatozoide de un hombre

en un plato de laboratorio. 'In vitro' significa por

fuera del cuerpo; 'Fecundación' significa que el

espermatozoide se ha fijado y ha ingresado al

óvulo. La fecundación in vitro (FIV) es una forma

de tecnología de reproducción asistida (ART, por

sus siglas en inglés), lo cual implica la utilización

de técnicas médicas especiales para ayudar a una

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mujer a quedar embarazada. La fecundación

in vitro se intenta muy frecuentemente cuando

han fallado otras técnicas de fecundación menos

costosas.

No todos podemos decir que somos el resultado de 21 costosos intentos de fecundación in vitro. Tampoco que para haber nacido nuestros padres tuvieron que invertir millones. Ni que le debemos nuestra existencia a los avances de la ciencia o que nuestro nacimiento implicó el fallecimiento de un sinnúmero de embriones ya fecundados. Felipe me ha contado que de pequeño su mamá, como cualquier mamá que quiere presumir las mejores cualidades de su hijo, lo presentaba como un "niño probeta". Él no entendía muy bien qué significaba eso, pero veía las caras de asombro de las personas al escucharlo. Cuando lo conocí no me pareció nada especial. Sí, varias personas que lo veían por los pasillos de la universidad lo encontraban atractivo. Tiene ojos ligeramente más grandes de lo normal, pero, por lo demás, se ve como un ser humano común y corriente. A mí no me lo presentó su mamá, pero yo también me quedé sin nada más que una cara de asombro cuando me contó lo de la fecundación in vitro.

Hace cinco años estábamos discutiendo su idea para un trabajo de clase de segundo semestre dictada por Víctor Albarracín. Él quería hacer unas fotografías en las que tuviera un gemelo. Ahí me dijo "yo me comí a mi hermano". La conversación, que antes giraba sobre el eje de su eterno narcisismo, ahora se trataba de algo íntimo y personal, de la manera como había nacido, de cómo compartió el útero con un segundo embrión fecundado que "a falta de espacio y nutrientes resultó siendo absorbido por él". O algo así.

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No era fácil de explicar, no estudiábamos nada relacionado con ciencias.

***

Felipe Lozano se formó en la Facultad de Artes de la Universidad Distrital. Desde entonces ha estado obsesionado con investigar y representar a través del arte los problemas más humanos de una persona que no nació como la mayoría, que pasó de sentirse el niño más especial del mundo a pensarse como una especie de monstruo/producto de consumo que no existiría si no fuera por los avances de las tecnologías de reproducción asistida y los millones de sus papás. En su trabajo cuestiona los límites entre la ciencia y el arte y se pregunta constantemente por la condición humana.

En junio de 2016, Felipe me hizo ir hasta una pequeña galería en La Candelaria atendida por un francés a quién llamaba Thierry. La exposición, titulada "Desde lo Abyecto", en Neebex, reunía propuestas de varios artistas jóvenes que abordaban en su trabajo realidades despreciables que hablaban de la sensación de sentirse fuera del canon de lo normal y lo correcto.

Felipe estaba participando con dos piezas, un video, titulado "Shame" y una especie de ready-made titulado "Control de Calidad". Este último consistía en mostrar en una vitrina embriones fallidos que consiguió en una clínica de fertilidad. Se veían como puntitos de sangre en líquido transparente solidificado. Hace tres años, Felipe comenzó a visitar la clínica en la que fue concebido y a involucrarse en los procesos para comprender más sobre su origen. Allí realizó un documental experimental y, tiempo después, consiguió los embriones que decidió mostrar. Comenzó a interesarse en el tema de la eugenesia, en cómo se seleccionan los embriones más aptos y bellos para el nacimiento y los demás son congelados como "plan b" cuando el intento de embarazo fracasa.

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Aprendió que la vida de estos embriones entra en un estado de reposo, y que tienen un plazo de alrededor de tres años para ser utilizados. Después de ese momento pierden cualidades biológicas. Al preguntar qué sucedía con ellos cuando ya no servían, encontró que lavan la probeta. Desagüe abajo y adiós.

Pidió llevarse algunos embriones de este tipo con él y, en un intento romántico por preservar su inmortalidad, llenó las probetas con resina. Su intención con la pieza "Control de Calidad" era darle a esas futuras vidas despreciadas, a esos posibles humanos, la oportunidad de convertirse en arte. La pieza también implicaba, hasta cierto punto, pensar a los doctores que lo concibieron como artistas, creadores de un producto de deseo. Para él era importante resaltar que, en últimas, todos estos embriones existían gracias a un profundo deseo de mujeres infértiles que querían convertirse en madres.

Sin embargo, el debate que se dio fue otro. Unos días después de la inauguración, Thierry hizo una visita guiada en la que unos cristianos no identificados mostraron su total desaprobación por la obra de Felipe. Lo que comenzó como un debate moral, por las implicaciones éticas de mostrar lo que para ellos sería el equivalente a un "aborto plastificado", se convirtió en un debate legal cuando Thierry discutió la situación con su abogado, pues en el escenario de la galería esta obra estaba a la venta, y eso implicaba, de cierto modo, que Felipe y la galería estaban traficando con material orgánico.

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Él fue informado de la situación cuando su obra ya había sido desmontada, pero tras entregar una carta declarando que se hacía responsable de cualquier implicación legal, y pactar que la obra ya no podía ser adquirida con la galería como intermediaria: los embriones volvieron a la sala de exposición hasta el fin de la muestra.

Este fue un hecho significativo. Tras el incidente, Felipe comprendió que quizás mostrar las probetas originales con los embriones reales no era la manera de enunciar sus preocupaciones. Era necesario llenarlas con otra cosa para evadir el efecto de aversión y conservar el de asombro.

Para su próxima videoinstalación, titulada "A.R.T.", Felipe probó un enfoque diferente. Todo el proceso de investigar, reflexionar y asimilar los debates éticos y científicos relacionados con las tecnologías de reproducción asistida, lo llevó a plantearse dilemas en relación al cuerpo, la ciencia y el arte. Dilemas que lo hicieron cuestionar el origen de la vida, el afán del hombre por trascender, por crear nuevas tecnologías para satisfacer necesidades creadas, por reproducirse, por mejorar la raza, por consumir, por presumir.

Él es a la vez un producto muy costoso, un resultado de avances tecnológicos y un ser humano que siente y vive como todos los demás, que a pesar de su origen artificial tiene un cuerpo natural. El sentimiento de otredad adherido a las etiquetas de "niño probeta", de "niño especial", de "monstruo creado", de "intento exitoso" y de "producto costoso" lo hizo preguntarse ¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Tiene que ver con la forma en que vinimos al mundo?

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¿Con la sangre que corre por nuestras venas? ¿Con la inminente verdad de que todos morimos?

Para él, lo que está implícito en todo lo que nos hace humanos es la capacidad de desear. Si algo existe es porque alguien sintió el deseo de tenerlo. Y tiene sentido, para la tecnología, para la ciencia, para el arte, para su existencia, para todo, excepto para la naturaleza.

Con "A.R.T." Felipe nos invita a su pequeña clínica del deseo para interrogarnos acerca de la naturaleza humana. En esta videoinstalación pondrá en escena tres condiciones inherentes a nuestra existencia: el nacimiento, el deseo y la muerte.

Dispondrá en el espacio dos grandes proyecciones: en un lado habrá un video de sus propios espermatozoides vistos bajo el microscopio en la misma clínica en la que fue concebido, junto a un time-lapse que muestra el desarrollo de una semilla durante tres semanas; en el otro, un video de una muestra de sangre, también bajo el microscopio, y el time.lapse de unas rosas que se descomponen durante las mismas tres semanas. En probetas depositará pequeños videos de acciones en las que él encuentra conductas artificiales que hemos naturalizado. que adquirimos por ser humanos, por vivir en el mundo en que vivimos, y por desear como deseamos.

Sobre ellas caerán pequeñas gotas de sangre artificial, distribuidas por una maraña de tubos y catéteres, para dar vida a su representación de la paradoja de la naturaleza humana. Una paradoja en la que el nacimiento y la muerte ya no dependen de causas naturales, en la que la repetición de ciertas acciones, día a día, durante toda la vida, nos lleva a naturalizar comportamientos artificiales atravesados por el deseo de ser más qué humanos.

"A.R.T." será inaugurada en la Fundación El Faro Del Tiempo (Cra. 3 # 12C 98,Bogotá) el 2 diciembre a las 6:00 p.m. y estará expuesta hasta el 9 dediciembre.