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El expresidente de Yemen se ha dedicado un museo a sí mismo

Además de un par de pantalones quemados que usaba el día que alguien intentó volarlo en pedazos, la exposición está compuesta de unos 2.000 objetos de 81 países que le fueron regalados durante su mandato de 33 años.

El depuesto presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, ha vuelto a hacer de las suyas. Todos sabíamos que este ex mandatario se ama a sí mismo más que a cualquier otra cosa, pero su último proyecto deja en pañales a los líderes más vanidosos del planeta.

Saleh ha construido un museo dedicado nada más y nada menos que a sí mismo. Situado en el segundo piso de la Mezquita Saleh, la cual fue completada en 2008 es un testamento de 60 millones de dólares dedicado al ex líder (tengan en cuenta que Yemen es uno de los países más pobres del mundo árabe), el museo alberga una ecléctica e impactante colección de memorabilia.

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Al atravesar las puertas del museo, se encontrarán con un retrato del expresidente grabado sobre metal que deja en claro cuál será el protagonista durante el recorrido. La entrada relativamente modesta, da paso a la primera de dos salas de exposición y, con ellas, a una suntuosa explosión de pompa, brillo y oro.

La galería consta de 2.000 piezas de 81 países distintos, la mayoría de ellas ofrecidas a Saleh como regalos diplomáticos durante su mandato de 33 años. Tras ver un paisaje desértico hecho de oro (camellos y palmeras incluidos) obsequiado por el gobierno Qatarí y una colección de vasijas provenientes de Irán, te encuentras con la pieza central del museo: una vitrina llena de objetos relacionados con un bombardeo sucedido en Junio de 2011 que dejó a Saleh con severas quemaduras y lo obligó a escapar a Arabia Saudita para recibir tratamiento médico.

En la exhibición están los restos carbonizados de los pantalones que usaba ese día. sus gafas destrozadas, y residuos de metralla que fueron hallados en su cuerpo. El asombroso conjunto de elementos captura tu mirada, pero vale la pena liberarse porque el show apenas comienza.

Explorando más allá y, a parte de las fotos de Saleh con personalidades como la Reina Isabel, el Papa y Saddam Hussein, se encuentran galardones de al menos tres ciudades de Estados Unidos (San Francisco, Dearborn y Dallas), un platón regalado por la Casa de los Representantes de Estados Unidos e, irónicamente, un medallón dorado obsequiado por Al-Jazeera, el canal de noticias al que Saleh acusó de instigar el levantamiento en su contra en 2011.

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Otros objetos llamativos (y desconcertantes) incluyen una daga de hace 1.300 años, unos colmillos de elefante, rocas del bombardeo de Hiroshima y la piel de un leopardo árabe, el felino más amenazado del planeta (se calcula que solo quedan 200 en el mundo). La lista de coloridos retratos, regalos extravagantes y pieles exóticas es casi infinita.

Aún más increíble resulta el hecho de que la exhibición sea una versión reducida de los planes originales, los cuales implicaban la construcción de un nuevo edificio para albergar todos los objetos preciados de Saleh. Sin embargo, el personal del museo no descarta la posibilidad de hacer una ampliación a futuro.

Saleh llegó a la presidencia en 1979 y fundó el Congreso General del Pueblo (CGP) en 1982. Un superviviente nato, Saleh desafió todas las expectativas y se mantuvo en la presidencia por más de tres décadas. Aún después de que una revuelta popular lo obligara a firmar un acuerdo con garantes internacionales para transferir el poder a su diputado (y actual presidente) Abd Raoubo Mansour Hadi, en la práctica Saleh sigue estando muy cerca del poder.

A diferencia de los líderes de Túnez, Egipto y Libia, los cuales están exiliados, presos y muertos respectivamente, Saleh se mantiene como una figura relevante (aunque polémica por decir lo menos) en Yemen tras la Primavera Árabe. De hecho, Saleh continúa en cabeza del CGP.

"Saleh aún tiene mucho dinero y un ejército, gracias a su hijo Ahmed, quien está en cabeza de la Guardia Republicana del ejército", dijo Aref al-Surmi, un analista político Yemení. "Por eso es que tanto la comunidad internacional como la comunidad doméstica, pensaron que iba a ser a un problema".

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Con una fortuna que ronda los 35 mil millones de dólares, Saleh ha demostrado que los temores no eran infundados. A pesar de que hoy en día afirme ser un ciudadano común y corriente que trabaja en un libro de sus memorias, las influencias tras bambalinas de Saleh, lo han hecho merecedor de reprimendas por parte de la ONU. El 15 de febrero, el consejo de seguridad emitió un pronunciamiento expresando su "preocupación por la interferencia en la transición del poder por parte de algunos individuos", entre ellos Ali Abdullah Saleh.

Sin embargo, para Nabil al-Basha, miembro del parlamento y el CGP, la participación de Saleh en política ha resultado positiva y el pronunciamiento del Consejo de Seguridad confuso. "Tal vez estaban alentando a Saleh para que participara de una manera más positiva en el proceso", sugirió al-Basha.

Aún así, la advertencia no silenció a Saleh. Doce días después del pronunciamiento, Saleh hizo un discurso frente a 10.000 seguidores en una manifestación del CGP, fue su aparición más prominente desde que abandonó la presidencia. Esto hace parte de una creciente escalada mediática organizada por Saleh, el CGP y sus seguidores.

"Saleh le está apostando a los medios porque cree que el futuro de su hijo y sus seguidores más cercanos estará asegurado si tienen un brazo mediático fuerte", dijo Fakhri al-Areshi, dueño y editor del National Yemen, un semanario en inglés que circula en el país. En 2011, Saleh inauguró su propio canal de televisión, un diario y una estación de radio. Según Areshi, estos se encuentran entre los medios mejor financiados de Yemen.

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Recientemente, la actividad de Saleh se ha intensificado y, por momentos, se ha vuelto bizarra. Solo en el último mes, Saleh apareció en una entrevista con Russia Today, voló a Arabia Saudita para recibir atención médica y abrió una nueva página de Facebook. Tras un par de semanas, la página ya tenía 65.000 "Likes".

Una de las razones para que la página ha tenido tanta acogida, aparte de los señalamientos de tener seguidores falsos, podrían ser las imágenes. En ella, pueden encontrarse fotos del expresidente jugando pool y haciendo ejercicio en el gimnasio. Desafortunadamente para aquellos que no están satisfechos con las fotos de la página de Facebook de Saleh y esperan una muestra de memorabilia más tangible, el museo no abrirá sus puertas hasta el final de la primavera. El director afirma que aún falta acomodar algunas piezas y que se debe mejorar la seguridad del lugar. Cuando se inaugure, Surmi no espera que la clientela venga de trasfondos políticos diversos.

"Fuera de los seguidores de CGP, a nadie le interesa", dijo. Aún así, nunca sabes quien podría venir solo por darle una ojeada a lo absurdo que es todo esto.

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