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Frescómics

La economía del escorpión de Higuita

No entiendo cómo de un tiempo hacia acá se volvió cool adquirir todos los productos importados. Y no me refiero a perfumes franceses, chocolates belgas, videojuegos japoneses e inteligentófonos coreanos. Me refiero a bolsas de basura, detergentes...

No entiendo cómo de un tiempo hacia acá se volvió cool adquirir todos los productos importados. Y no me refiero a perfumes franceses, chocolates belgas, videojuegos japoneses e inteligentófonos coreanos. Me refiero a bolsas de basura, detergentes, jabones, tomates, pescados y jugos de naranja, a eso que popularmente conocemos en Colombia como "el mercado".

He notado con gran sorpresa que la gente con mayor amplitud económica, osea con dinero, prefiere comprar en su mercado un jugo importado de la Florida, o incluso unas naranjas importadas de la Florida, en vez de comprar el mismo jugo tropical exprimido en Colombia en una esquina cualquiera (a veces ante sus ojos) o en un supermercado estándar. ¿Qué motiva a una persona a comprar productos que hacen competencia directa a los de su país? Es decir, ¿qué motiva a los colombianos a boicotear la industria de productos colombianos?

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Según indagué superficialmente las respuestas más comunes son calidad y precio.

Es cierto que en la mayoría de productos industrialmente elaborados en Colombia la calidad es pailosamente inferior a la de los importados. Eso de "no me den trago extranjero que es caro y no sabe a bueno" es pura bullshit. Yo mismo reconozco que entre una pasta musical (entiéndase disco de vinilo Long Play de 33 revoluciones por minuto) nacional y una importada, el sonido de la última es mejor. Una mesa plástica hecha en Shanghai probablemente sea mejor que una hecha en Ibagué.

Pero insisto, el tema central que me llama la atención es "el mercado". ¿Es mejor el jugo de naranja exprimido literalmente a miles de kilómetros de mi mesa, añadido con colorantes, saborizantes, conservantes, embotellado en plástico, enjaulado en un container, enviado de Miami a Barranquilla, de Barranquilla a Bogotá, Medellín o Cali, que el jugo de naranja de don Braulio: buenos dias vecino, cómo le va vecino, mire la naranjita de la finca vecino, tome su juguito fresco vecino, son dos mil pesos vecino, hasta mañana vecino? Ni por el putas. ¿No es una ironía que de los 194 países que existen, Colombia esté en la selecta lista de las 17 megapotencias biodiversas e importe sus alimentos de otros países? Tenemos huevo y próximamente será huevo importado y también huevo sintético, así que vayan practicando para decir: "Tenemos Silicon Egg".

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¿Usted pondría en su desayuno un pan hecho desde hace un mes en una panadería industrial de Salzburgo que usted debe calentar en el microondas? O, ¿usted prefiere un pan caliente hecho el mismo día en la panadería de la esquina, al lado de su casa, donde lo conocen por el nombre y le fían si hace falta? Es exactamente lo mismo al comprar el jugo edulcorado de botella plástica linda con etiqueta en inglés. Es igual con mandarinas, naranjas y bananos que viajan congelados desde otro país en un barco hasta el supermercado que usted visita. En el tema de alimentos la calidad del importado no es necesariamente mejor. ¿Entonces?

Ahora, por un segundo supongamos que en efecto todo lo colombiano es una gonorrea maxiputrefacta de la más baja cadena trófica y que los alimentos, los productos, los profesionales, los paisajes, las recetas, los bailes, las fiestas, los chistes, los métodos, las historias, las creencias, las tradiciones, las normas, todo, todo, todo es lo peor de lo peor y que sea necesario importarlo todo, mandarlo a hacer todo, pedirlo todo, etc. Imaginemos que estamos negociando un TLC con Haití y Zimbabwe, países que para nosotros son superpotencias.

En este hipotético contexto vamos a suponer también que existe la selección Colombia de Fútbol. Falcao, James, Zúñiga, Ospina, Yepes, Mondragón, Armero, etc. Y digamos que tal y como ahora, milagrosamente volvimos al mundial. Si todo lo colombiano es una mega porqueraza, ¿ellos también tendrían que representarnos como lo peor en el mundial? ¿Tendrían que mentalizarse para perder por goleadas en el mundial? ¿Deberían ser albaceas de nuestra humillación colectiva como sociedad? Desde mi perspectiva la respuesta es no. Todo competidor desea ganar. Como los competidores colombianos en los supermercados desean ganar, como la selección Colombia cuando juega en Barranquilla de local desea ganar. Y aquí es dónde encuentro la paradoja con el tema de la calidad y el apoyo incondicional que le da este país a su selección de fútbol. ¿Quién tiene mayor calidad: Falcao o Neymar? Neymar. Si a Colombia le toca jugar con Brasil y Neymar le hace un gol a Colombia ¿Me pongo Feliz? No. Hagi tuvo de lejos más calidad que Valderrama en el mundial de USA ,¿me puse feliz cuando Hagi nos clavó en el 94? No. ¿Cuándo Milla en el 90? No. ¿Cuándo Beckham en el 98? Menos. ¿Cuándo Rincón le hizo gol a Alemania? Sííííííí. Curiosamente de todas las personas que creen en la superioridad de los productos importados y de todas las personas que los compran regularmente para el mercado, no he encontrado una sola persona, ni una, que no se alegre cuando gana la selección Colombia de fútbol; incluso, las personas que odian el fútbol también se alegran cuando gana la selección. Yo me pregunto, ¿de qué se alegran exactamente? ¿De apoyar a un ganador cualquiera? ¿De sentir solidaridad y empatía por el triunfo de una gente que no conoce, con la que nunca ha hablado y que solo ha visto por televisión?¿Del fútbol como práctica abstracta? ¿De ver a Colombia triunfante, victoriosa y ganadora ante otros países?

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Muchas de estas personas no solo se alegran de estos triunfos, también se compran la camiseta oficial como gesto de apoyo al equipo.

¿Por qué comprar una camiseta amarilla Adidas profesional importada de $170 mil pesos como símbolo de apoyo al fútbol colombiano? ¿No sería más lógico comprar una camiseta amarilla Golty, Saeta u otra marca Chibcha de $80 mil pesos para verse el partido? ¿No sería más lógico mandarle a hacer una camiseta amarilla a la modista del barrio que también es colombiana, hincha de la selección Colombia y se ve los partidos?¿Hay que tener la capacidad adquisitiva necesaria para comprar la camiseta original, para ser colombiano legítimo, llámese hincha oficial?

Ningún colombiano se molesta cuando otro lleva puesta la camiseta de la selección Colombia al observar un partido por televisión. Así no haya partido, nadie se ofende porque alguien la vista en un día cualquiera. Estoy seguro de que las personas que la usan sienten que están apoyando algo.

Supongamos que ese algo es Colombia y que la gente que se invierte las 170 lucas de la camiseta en realidad lo hace por cariño y por apoyar al país. ¿No sería más lógico como apoyo a Colombia y a los colombianos comprar panela, mazorca, bocadillo, frutas colombianas, bolsas de basura India Catalina, chocolatinas Jet, ponqués chocorramo, arepas, empanadas etc., etc., etc., que comprar una camiseta Adidas amarilla de $170 mil pesos? ¿No sería mejor para las empresas colombianas que la gente comprara Bon Bon Bums, Supercocos y Tostacos en vez de comprar Pringles, Tide, Snickers, Tropicana y Dunkin Donuts? Desde mi perspectiva, quizá naive, quizá desinformada, definitivamente lo es. Prefiero darle mi billete (que me ha costado mucho camellar) a Don Braulio y no a Montgomery Burns.

Ahora, el otro argumento es el precio. "Es que lo importado es más barato", dicen. Pues bueno, yo tendría en cuenta el costo social que esa afirmación tan gruesa implica. Y aplicaría la vieja superstición de que lo barato sale caro. Sacrificar la industria nacional tendrá como consecuencia probable mayor desempleo, mayor crímen, un infinito desparche y millones de sueños rotos. En términos crudos: los futuros Tino Asprilla, Freddy Rincón, James Rodríguez, Pibe Valderrama, y Falcao García no llegarán nunca a pisar una cancha de fútbol y en cambio van a salir a atracar a la gente que sale del supermercado. Todo gracias a que tuvieron que entrar a una banda criminal para sobrevivir, porque sus padres, personas humildes que trabajaron en una empresa colombiana, fueron despedidos por recorte de personal debido a las bajas ventas, ya que la mayoría de colombianos con plata se ahorraban $170 mil pesos en el mercado del mes comprando solamente productos importados, para poder comprarle a toda la familia la camiseta Adidas original y así "apoyar" a Colombia en el mundial. Este escenario es tan irónico que podríamos llamarlo un caso de Ecología de Murphy. Entonces, ¿lo importado es más barato?

Hace poco se dañó en la casa la nevera, en el momento de comprar una nueva tomamos la decisión de comprar una Haceb (colombiana) y no una Samsung (Coreana). Quizá la Haceb fuese más costosa, quizá la Samsung fuese de mejor calidad. En mi mente solo veía imágenes de fútbol, las especificaciones técnicas se transformaron en flashbacks youtuberos y el resultado fue el ejercicio que realizo cada vez que hacemos mercado: si dice HECHO EN XXXX, el video que se me carga en la cabeza es el del autogol de Andrés Escobar, y lo asumo como tal, como que soy yo el que está haciendo el autogol y me trato de poner en sus guayos, soy responsable de hacerlo si decido comprar importado, no me hago el loco, asumo que estoy quebrando a un empresario colombiano con nombre, apellido y familia que mantener. Si dice HECHO EN COLOMBIA el video que se me carga es el del Escorpión de Higuita. Al comprar productos colombianos siento que soy yo el que hace el Escorpión.