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Música

Una entrevista con el tipo que se coló en Coachella, Bonnaroo, Glastonbury y los Grammys

Hablamos con un tipo que podría ser el ídolo de muchos: Lleva cuatro años yendo a festivales por todo el mundo, sin pagar un solo centavo.
Ryan Bassil
London, GB

Marcus Haney nunca ha pagado para entrar a un festival. Hace réplicas de pulseras, se escabulle entre guardias de seguridad y camina con confianza. Claro que lo han sacado a patadas de varios lugares, pero muy seguido termina trepado en el escenario principal, parcha con las bandas y captura vistas únicas con su cámara.

En un lapso de 4 años, Marcus ha ido a casi 50 festivales alrededor del mundo. En el camino se ha hecho amigo de bandas como Mumford & Sons, se ha visto en la situación de tener que colgarse de los pozos negros de los festivales y ha salido con gente que tiene apodos estilo Acid Chris.

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Este no es su trabajo de todos los días. Graba para canales como HBO y hace videos de música. Pero de alguna manera, entre andar pidiendo aventón en las carreteras norteamericanas y ser uno de los fotógrafos más codiciados en el mundo de la música, encontró el tiempo para compilar cuatro años de experiencia en festivales y hacer un documental.

La película se llama No Cameras Allowed. Le marqué a Marcus para averiguar un poco más acerca de la película, de su vida y para preguntarle si piensa ir a la universidad o mejor se va a ir de gira por el mundo con alguna banda renombrada.

¿Alguna vez has pagado por entrar a algún festival?

Nunca he pagado. Todavía no. En realidad todo se reduce a que Coachella estaba muy cerca, estuvimos hablando al respecto durante meses, y una niña que me gustaba muchísimo iba a estar ahí.

Todo empezó con una niña; clásico. Cuando fuiste a Coachella, ¿tenías a alguien adentro ayudándote o sólo te las arreglaste para entrar tú sólo?

Éramos mi amigo Adam y yo. No teníamos dinero para gasolina—conocimos a un tipo que se llamaba Acid Chris en Craigslist y nos ayudó a ponerle gasolina al coche. Nos metimos como a las 4AM del viernes, vestidos todos de negro, brincamos la reja,  dormimos debajo de los trailers y nos resguardamos dentro de los baños portátiles hasta que el festival abrió en la tarde.

En el trailer de la película se ven ustedes haciendo versiones falsas de pulseras y boletos. ¿Qué otras técnicas han usado para entrar a los festivales?

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Hemos hecho todo. Todo. Desde brincar rejas hasta entrar con pulseras falsas y hacernos pasar por gente de seguridad o posar como si fuéramos artistas o gente de prensa. Desde correr por las entradas de camiones de carga hasta pasar por debajo de las rejas.

¿Qué ha sido lo más emocionante?

Siempre son esas en las que vas corriendo y brincando. Es la manera más anticuada de hacerlo pero, cuando alguien te está persiguiendo muy de cerca y estás corriendo dentro de un mar de gente, es como una persecución de alta velocidad pero con una audiencia haciéndote barra.

Leí una historia sobre un tipo que se coló a Glastonbury—le tomó tres días brincar la reja.

Glastonbury siempre genera las historias más locas porque es el que tiene más seguridad. Es como la joya de la corona de los festivales. Cuando me metí a Glastonbury tuve mucha suerte. Caminé a través de una entrada de camiones mientras los de seguridad estaban lidiando con otras personas que se habían colado.

Qué suerte.

Aunque seas el artista principal de la noche es muy difícil meter a alguien. El año pasado, Mumford & Sons eran headliners y tuvimos que colar a alguien. Lo pusimos en el piso del camión de la banda y casi lo descubren.

La mejor que he escuchado es la de un tipo que aterrizó en ala delta hacia el festival. Un genio. Es bastante riesgoso ir hasta Europa desde Estados Unidos sin un boleto para Glastonbury, ¿no? ¿Cómo estuvo eso?

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Tenía un trabajo con HBO. La Pamplonada en España. La grabación era de cuatro días pero extendí mi viaje. Viajé, dormí en sillones, pedí aventón. Pidiendo aventón fue como conocí a un tipo de nombre Grim Grim, que sale en el trailer.

¿Es ese tipo que dice: "Si alguna vez tienes la oportunidad de conocer a alguien como Marcus, y te propone hacer una estafa que suena como lo más estúpido, irracional, imposible, ilógico que has hecho en tu vida, hazlo"?

Sí. Grim Grim es un tipo especial. Me recogió cuando estaba pidiendo aventón hacia Glastonbury, mantuvimos contacto, y desde entonces ha sido parte de mis aventuras alrededor del mundo. Tomá la foto de la portada del disco de Mumford and Sons y si te fijas bien, en el fondo aparece él.

Qué increíble. En el tráiler pude reconocer Bonnaroo, Glastonbury, y Coachella. ¿A qué otros festivales has ido?

Los que logré meter en la película son Coachella, Bonnaroo, Glastonbury, Ultra, el Railroad Revival Tour—que además fue mi primera gira. Pero la secuencia de los créditos es mi parte favorita de la película, que es cómo entré furtivamente a los Grammys.

¿¿¿!!!Cómo mierdas te cuelas a los Grammys????!!!

Fue difícil. Requiere de mucha observación para escoger el instante preciso para poder pasar por seguridad, escáneres, detectores de metal, y todo derecho hacia el piso de los nominados que es en donde se sienta todo el mundo. Los chicos de Mumford estaban ahí. No les dije que me iba a colar. Sólo aparecí con un esmoquin que compré en una tienda de segunda mano. Cuando me vieron ahí se volvieron locos. Me dejaron sentarme con ellos. Estuvo muy loco. Muy surreal.

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Hablando de Mumford,¿cómo terminaste conociéndolos?

Fue después de Coachella. Me había colado, había tomado fotos de muchas bandas que me gustaban, y luego hice un cortometraje titulado Connaroo sobre inmiscuirse a Coachella y Bonnaroo. Le pasé la película a un músicoen uno de sus shows porque la banda aparecía en el corto y le dije: “Hey, si te gusta, pásaselo a la banda. Si no, tíralo a la basura.” Ni siquiera pensé que lo vería. Pero lo hizo. Y se lo dio a la banda. La banda se lo dio al manager. El manager se lo dio a Edward Sharpe. Edward Sharpe lo vio, y colectivamente me invitaron a su gira. El único problema era que esa gira estaba fechada igual que mis finales de la universidad. Tuve que escoger entre graduarme y subirme a ese tren.

Escogiste el tren. ¿En qué carrera estabas?

En producción de cine. Todavía sigo siendo un recién egresado del bachillerato.

En el tráiler hay un segmento donde se ve cómo te sacan de un festival. ¿En qué situaciones has estado cuando alguien llega a pedirte que te vayas y cómo lidias con eso?

Te sacan a patadas muchísimo. Mientras te voltees la camiseta y adoptes un enfoque diferente vas a estar bien. Lo más difícil fue en Bonnaroo 2010. Me sacaron el domingo, me metieron en un camión de carga como de pollos y me sacaron del lugar. Terminaron dejándome como a 6 kilómetros del lugar, en medio de la nada, y se fueron. Pero ese ha sido el peor. Fuera de eso, me han esposado, pero nunca me han arrestado.

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Despues de meterte a Coachella, ¿qué fue lo que te animó a seguir colándote en festivales? ¿El hecho de que podías entrar gratis?

Para empezar, Coachella me rebasó por completo. Me la pasé increíble. Muy, muy, increíble. Subí mis fotos de Coachella a Facebook y una amiga que era becaria en Bonnaroo las vio. Se las pasó a su jefe, él les echó un ojo y me contactó.

Ya.

Me dijo: “Nos gusta esta foto de Jay Z. Te importa si la usamos con fines promocionales o algo?”. Y le respondí como: “¡Sí! ¡Qué bien! ¡Háganlo!”. Me dijo que no podía pagarme pero que me daba pases para Bonnaroo. Vendí uno de los pases y usé ese dinero para viáticos. Y el pase que tenía no era de prensa, entonces no me dejaban meter mi cámara. Terminé por no usar el boleto y me terminé colando.

¿De ahí salió el nombre de tu película, No Cameras Allowed?

La frase está en muchos lugares. En los conciertos, en los bordes de los escenarios, en los lugares en los que no está permitido grabar ni tomar fotos.

En el tráiler hablas del conflicto moral de colarse a un festival. ¿Alguna vez te has sentido mal? O más bien dices como “me vale verga, voy a todos los festivales sin pagar, está de huevos”.  Yo, personalmente no creo que sea algo malo. Demasiada gente paga por entrar a festivales.

Lo primero en lo que pienso es que no le estoy haciendo daño a nadie. ¿Pero, estoy robando? ¿Estoy robándole a Coachella la oportunidad de hacer dinero? Pues, no. Los boletos de Coachella se agotan. Luego pienso: ¿hay alguna manera de darle la vuelta a esto y hacer de la situación algo que ayude?

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El tráiler hace parecer que la película es sobre un tipo que se cuela a festivales pero en realidad se trata de una historia que sucede en el mundo de la música. De alguna manera, es una carta de amor a estos festivales. Y los muestra en un esplendor tan especial que mi objetivo es provocar que la gente que lo vea quiera ir a tener esas experiencias ellos mismos. No hay manera de traducir la experiencia de la música en vivo a una película.

Tienes razón. Cada vez que regreso de Glastonbury, no se lo puedo explicar a nadie que no ha ido antes.

Es inexplicable. No puedo intentar ponerlo en pantalla pero sí puedo provocarle a la gente las ganas de vivirlo por su cuenta.

OK. Última pregunta, ¿cuál es tu festival favorito?

Glastonbury.

Excelente respuesta.

Los estadounidenses van a Coachella y piensan que es el lugar más feliz del mundo. Pero si alguna vez quieres tener una experiencia completamente fuera de este mundo, tienes que ir a Glastonbury. Tienes que ir durante ocho días si quieres tener la experiencia de tu vida. Así de ridículo es. La gente no entiende. Vas a Coachella y no hay nada que hacer más que ir a los escenarios. Glastonbury es la puta Alicia en el país de las maravillas.

Yo lo llamo Disneyland para adultos.

Es lo mejor. Nunca quisiera hacer nada que pusiera en riesgo lo que hacen; los quiero celebrar. Dios salve a la familia Eavis.

Gracias Marcus.

Todas las fotos de este artículo son de Marcus. Puedes ver todo su trabajo aquí.