FYI.

This story is over 5 years old.

Actualidad

El crimen de Diego Santoy inspiró una película femenina

En 'Cumbres' el director Gabriel Nuncio armó una historia que muestra a dos hermanas en fuga tras un horrendo asesinato, inpirado en el crimen del joven Santoy.

Dos jóvenes hermanas huyen de la policía a bordo de un coche después de que una de las dos cometió un espantoso crimen en Monterrey. Durante la fuga atraviesan situaciones estrambóticas y dejan ver la complicidad femenina que puede existir en medio de una tragedia.

Para Gabriel Nuncio, escritor y director de esta película llamada Cumbres, en el noreste de México, entre 2006 y 2014, han ocurrido decenas, quizá cientos de crímenes horrendos, y los nombres de los asesinos permanecen poco en la mente de la sociedad, más allá —así, en genérico— de Los Zetas, que son como una fantasmagoría maldita. Sin embargo, el nombre de un asesino que aún se mantiene es el de Diego Santoy Riveroll.

Publicidad

“En Monterrey hay mucha gente que hasta sabe en qué ceja tiene su cicatriz este joven que en 2006 asesinó a dos pequeños hermanitos de su novia Erika Coss, para después huir y ser atrapado en una carretera de Oaxaca, todo en medio de una amplia cobertura televisiva”, cuenta Nuncio.

Sin llegar a ser una película contemplativa, Cumbres avanza sin prisa. Las actuaciones de las dos chicas protagonistas, así como de su amigo “Bubba”, son realmente algo inusual en el cine regiomontano.

En entrevista, el director Nuncio relata el proceso de trabajo de esta película que en agosto próximo se estrenará en salas comerciales de Monterrey y el Distrito Federal.

—¿Cuándo empezaste a escribir Cumbres?

—En el 2006 regresé a Monterrey tras vivir en Nueva York. Volví con mi entonces novia. Los papás de ella estaban preocupados, porque aún antes de que empezara todo el tema de la guerra había una percepción de que México era demasiado peligroso, y ellos, judíos de Manhattan, creían que Monterrey era súper peligroso. Poquito tiempo después de que llegamos sucede el crimen de Cumbres. Recuerdo que me enteré por radio (¿Quién sabe qué hubiera pasado con ese crimen en estos días de redes sociales?); no creo que en mi vida haya visto tanta conmoción por un crimen. Escuchabas en el radio, llegabas a visitar a tu amigo y te hablaba sobre eso y luego otra persona y así, todo el mundo ya conocía lo que había sucedido en esta casa de Cumbres, y entonces yo me metí a esa marea. Me acuerdo de detalles ridículos, como que era la calle Condor de Cumbres, que primero mató al hermanito con un cuchillo y después a la hermanita con un cable de televisión…

Publicidad

—Pero tú normalmente no seguías este tipo de crímenes, o sea, es el primero…

—No, es el primero. No sé por qué. Antes habían existido otros parecidos: no sé si te acuerdes del caso de Castrillón, el hijo de un dirigente del PAN que enterró a su novia en el jardín. Yo no me acuerdo haberlo seguido tanto.

—También era como tu regreso a México. Quizá venías más susceptible al asombro.

—Sí, yo creo que era eso, y era muy extraño también para mí traducirle Monterrey a mi novia. Ella se daba cuenta que estaba pasando algo, o sea, en todas las conversaciones veía nuestros rostros. Había algo bárbaro en esta ciudad en el desierto, y un día leyendo todo esto encuentro que el que era todavía presunto asesino había escapado a Oaxaca con su hermano. Me acuerdo que unos encabezados decían algo así como: “A la caza de la Bestia”. Así fue la génesis de mi película.

—De ahí te ganchaste con la historia.

—Exacto, en mi interpretación a mi novia Lisa de lo que iba pasando. Cuando descubrí esto debió de ser como cuando un periodista encuentra una gran nota y dice: “Güey, pasó esto”. Yo lo vi en ese momento como: “Voy a hacer una película sobre esto”.

—Fueron tres días, me parece, nada más; fue muy breve.

—Exacto. Yo conversé con el abogado de Erika. Involuntariamente hice esa investigación. Digo involuntariamente porque en Monterrey, durante la filmación, la gente se me acercaba y me decía: “Güey, ¿estás haciendo una película sobre Diego Santoy Riveroll?”; todo así, todo el nombre se lo sabían. Entonces era “Bueno, realmente no es sobre Diego Santoy”. Lo que me motivó en ese momento no fue hacer una película fiel a los hechos, quizá al principio la idea era que fuera más o menos fiel a la huida de Diego Santoy con su hermano. Sin embargo, la película al final presenta la historia de dos jóvenes hermanas en fuga tras un horrendo crimen. Así Cumbres acabó siendo una película muy femenina.

Publicidad

—¿Hasta cuándo empezaste a escribir el guión?

—Del 2006 al 2010 no escribí nada, me la pasé contando lo sucedido como una anécdota y luego hubo un momento en que empecé a pensar que me gustaría hacer una película. Parecía una de esas veces en que nada más estás hablando: “Me gustaría hacer una película, me gustaría una película…” pero no haces nada, hasta que en el 2010 me senté y en una semana y media escribí el guión.

—¿En una semana y media? Bueno, después de pasear la historia cuatro años…

—Sí, y obviamente en la primera versión sucedían un chingo de cosas que eliminé en la versión final. Fui afinando porque el reto era que no se sintiera como una road movie tradicional, que un güey las está persiguiendo y ya las va agarrar. Quería concentrarme en las hermanas.

—¿Y la decisión de las mujeres fue desde que estabas haciendo ese primer guión o ahí sí eran dos hombres?

—Fue del 2010 al 2011, agosto. Eran dos hermanos, y estuve haciendo casting como 9 meses y me di cuenta de eso, que las chicas sí lo hacían muy bien y los chicos por alguna razón no.

—Tú normalmente escribes más que dirigir. ¿Aquí tenías claro que querías dirigir también la historia que habías escrito?

—Aquí estaba seguro.

—¿Por qué?

—Porque hay películas que me las imagino más claras que otras.

—¿Pero el guión de Cumbres no lo hubieras podido ceder a nadie?

—No, quizá alguna vez pensé hacerlo para Gerardo Naranjo. Lo platicamos una vez, pero esto fue antes de escribir el guión. Ya cuando me senté a escribir el guión nunca volví hablar con él. Me lo quedé al final.

Publicidad

—¿Por qué escoger un crimen tan tremendo para mostrar la amistad, la hermandad y la feminidad?

—Creo que es por mi hermano Carlos, a partir de que él padeció una enfermedad fulminante. De ahí nos conocimos más, neteamos, algo que no había hecho con ninguno de mis hermanos, porque mis hermanos son de 13 a 17 años más grandes que yo, entonces es una relación muy distinta a la de otros hermanos que juegan futbol en la calle juntos y la chingada; yo no había vivido esa parte como de la fogata, de decirle a tu hermano algo de que está ahí clavado dentro de ti y que no compartirás con nadie más. Jamás pensé en hacer una historia de eso, que fue en 2000 y 2001. Sin embargo, cuando sucede lo del crimen de Santoy, la fuga con su hermano, pues, me rebotó.

—Recuerdo vagamente los detalles y rumores sobre el caso y todo era muy sórdido…

—Pude haber hecho una película mucho más fiel al caso de Diego Santoy, pero creo que esa no podría ser mi primer película. Por lo que sé, Santoy está enamorado de esta chica y luego llega ella de un viaje y él la recibe disfrazado con una botarga de rana y flores. Cuando ella descubre que él es el que está detrás de la máscara de rana o la cabeza, lo rechaza y él se siente profundamente humillado. Entonces (esta es la historia contada por el abogado de Erika Coss) Santoy se confabula con la mamá de Erika y la hermana para que lo ayuden a volver con la chica. Ellas están de su lado, pero Erika se enamora de otro chico y empieza a salir con él. La madre y la hermana le dicen a Santoy: “Güey, pues no, ya tiene un nuevo novio”. Santoy se siente traicionado por ellas y planea con premeditación y todo, porque va con un amigo y le dice: “Güey, necesito que me ayudes, voy a ir a chingarme a mi morra ahorita”, y el güey le contesta: “Pues sí, aquí estoy, llévate el coche”; creo que el coche era del amigo. Va, y rumbo a la habitación de la hermana, sale el hermanito y Santoy le pega. Ahí empieza la locura, porque le pega: el hermanito iba al baño, entonces se ven, y antes de que diga algo, lo golpea, lo lleva a la cocina, lo pone sobre la mesa para cocinar y le clava un cuchillo que lo atraviesa, le hace un agujero sobre la mesa. Después sube y escucha que la hermana va también, así que se esconde en el cuarto de los papás, y cuando ella entra, le pega con un martillo de goma y luego la ahorca con un cable de televisión. Santoy sale de nuevo. La tercer hermana estaba escuchando música todo este tiempo, así que no se entera de nada sino hasta que Santoy sale otra vez. A la tercera vez sale Erika, Santoy la cuchillea y se la lleva. Bueno, esos son todos los detalles mórbidos, luego Televisa cubre la nota, se va el rating arriba y le dicen a Luis Padua, director de TV Azteca: “Si no sube el rating, te corremos”. Luis Padua es el que contrata a Raquenel Villanueva, la famosa abogada de narcos, para que sea la abogada de Diego Santoy, y entonces aparece diciendo: “Muy pronto revelaremos la verdad del caso”, así, ya de guión. Supuestamente hacían guiones en TV Azteca para ir sacando la información y terminan convirtiendo a Santoy en una estrella mórbida.

—¿Tú crees que es una historia que las televisoras guionizaron? O sea, cada una armó su propia película a raíz de esta dolorosa historia.

—Sí, y esta es mi versión de ese crimen.

Este artículo fue publicado en El Barrio Antiguo.