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Música

Conservadores en el club: lo que nos dice el dominio de Dixon en las encuestas de RA

La cabeza al frente de Innervisions ganó, por cuarta vez consecutiva, el puesto de DJ del año en la encuesta anual de Resident Advisor,.¿Qué dice esto sobre la mayoría silenciosa que se está apoderando de la cultura electrónica, y del mundo en general?
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Este artículo se publicó originalmente en THUMP UK.

Hoy, la cabeza de Innervisions, Dixon, fue votado por Resident Advisor como el top DJ del mundo –por cuarto año consecutivo. Por cuatro años, el DJ ha sido aclamado, idealizado y presentado como lo ejemplar de la cultura club. Pero la posición aparentemente perpetua del DJ berlinés, es un indicador de un movimiento mayor hacia una cultura club conservadora y blanda –algo que parece inevitable. Dixon y los DJs de su calaña, son tótems del conservadurismo cultural –elecciones no arriesgadas para gente no arriesgada.

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Ahora, no hay nada de malo con Dixon; es un buen DJ. Cuando estás en el mood para ese tipo de house rompe corazones, a la Kompakt en sus momentos más románticos, Dixon es una de tus elecciones más acertadas. Pero en un contexto mayor, lo que Dixon representa para la cultura club es lo cómodo, uno que va "a lo seguro". Es el equivalente a pedir en un restaurant un filete de carne sin salsa y bien cocido.

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Por supuesto que a veces si puedes comerte un filete de esos. A veces, ese es el tipo de filete que quieres. Pero la mayoría del tiempo, tu, yo y muchas otras personas –a pesar de lo que digan las encuestas– queremos más de un DJ que simple tech-house que apela a lo emocional y se desliza hacia lo cursi. ¿Cuándo fue la última vez que viste a alguien volverse completamente loco en un set de Dixon? ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a un pub para hablar con tu mejor amigo acerca de la más reciente excursión de ocho horas de este alemán que expandió los límites del buen gusto?

La cosa es que aún así, los fans de Dixon existen –deben existir. Esta mayoría, después de todo, es la que sigue votando por él en la encuesta de RA. Los clubbers conservadores siempre han existido, por supuesto. Siempre han estado ahí, con una bebida en una mano, teléfono en la otra, parados en las sombras de un show de Hot Creations. Hace 15 años, estos conservadores pensaban que el electroclash era para estudiantes presumidos. 25 años atrás, pensaban que el acid house era para hippies sucios; y 35 años atrás pensaban que el disco era para mariquitas exóticos. El clubber conservador de hoy piensa que es "toda una desgracia" que fabric haya perdido su licencia, pero no le importó para nada sobre el cierre de Dance Tunnel. A él no le gustan las protestas ni las peticiones; no le podría importar menos la política y piensa que deberíamos relajarnos y dejar de buscar "espacios seguros e inclusivos" en el club y simplemente deberíamos pasarla bien. Ha ido a ver a Joseph Capriati seis veces.

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La mayoría de nosotros sucumbe ante el atractivo "transformador" de la cultura club porque queremos algo más de nuestras vidas. La persona que somos en el dancefloor es alguien con quien no siempre estamos en contacto, pero que quisiéramos ser siempre. Allá afuera, en el club –desde los lugares más alejados de la civilización hasta los más grandes dancefloors de la ciudad– queremos creer que el cambio es posible. El club, y el dancefloor específicamente, es un lugar donde nos sometemos a la provocación y a los retos. Es un espacio para las más radicales expresiones de auto cuestionamiento.

El club es también un espacio que debe ser seguro para todos; y ahí es donde esta idea del conservadurismo cultural entra en juego, porque cuando el mundo está colapsando en la realidad, el refugiarse dentro de uno mismo se ve más atractivo que nunca. El continuo dominio de Dixon en este tipo de encuestas –que no deberían significar nada, pero en parte lo hacen– es prueba de ese deseo de renunciar a la lucha. Él siendo coronado como "El Mejor DJ De Acuerdo A los Lectores de Un Sitio Web en Particular" sugiere que a la mayoría de las personas les gusta vivir experiencias en el club que no sean retadoras o nuevas; prefieren la comodidad sobre lo innovador. Ese comfort está totalmente ligado al deseo de retomar el tipo de seguridad que sentimos cuando vemos otra vez nuestra película favorita, escuchamos nuestra canción predilecta o releemos nuestro libro favorito por centésima vez. Es cultura como si fuera una cobija para bebés.

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Esta silenciosa mayoría borra el pizarrón cada año. El peligro es que este hilo de conservadurismo amenace con borrar enteramente las raíces radicales de la cultura dance. Piensa en los "tipos house" de los que escribimos hace tiempo, o los amantes del deep house que abrieron su camino al mundo haciendo shuffle. Su persecución por lo grande, lo ruidoso, lo mediocre es ambos, lucrativo y difuminador de almas. Su apetito paga por los actos más mediocres bookeados por promotores, clubs y festivales. Pero también, lo que el conservadurismo musical produce es la marginalización de lo inusual. Una negación a experimentar con los extremos más extraños del espectro de la música dance; es una negación a la cultura club por sí misma. Esto también arriesga la posibilidad de que las raíces de la cultura dance –raíces que se forjaron entre gente queer y de color– se olviden o peor, se "blanqueen". La narrativa va a cambiar mientras la historia se reescribe por los hombres caucásicos y heterosexuales ganadores de encuestas; y esa ya es, de hecho, una perspectiva bastante aterradora.

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