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Sexo

Todo lo que necesitas saber sobre los herpes y el sexo

Una guía para no contagiar la ITS más común del mundo.
pareja besándose
Jonathan Knowles/Getty Images

El herpes infecta a más gente a nivel mundial que cualquier otra infección de transmisión sexual, y se contagia mediante una sencilla ecuación: uno de los dos tiene el virus. El otro, no. Cualquier contacto sexual entre ambos puede infectar al que no estaba infectado.

Ano, vagina, boca, dedos… da igual; puedes trasmitir el virus igualmente. “Todo depende de qué entre en contacto con qué”, dice Aaron Glatt, especialista en enfermedades infecciosas y portavoz de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas.

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La forma más fácil que tiene el virus de entrar en el cuerpo es a través de una herida de la piel, explica Glatt. Puede ser, por ejemplo, a través de una abrasión por sexo brusco, un corte en la boca o una úlcera por alguna otra enfermedad. (Tener ya una ITS aumenta el riesgo de contraer una segunda). Sin embargo, el herpes también puede colarse por las defensas naturales del cuerpo, especialmente a través de las membranas mucosas de la boca, los ojos, los genitales o el recto.

No hay cura para el herpes, y aunque el riesgo de transmitirlo tiende a disminuir con los años, aún es posible infectar a tu pareja. Esto es lo que necesitas saber para evitar compartir más de lo que habíais acordado.


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El sexo no es la única forma de contagiarse

Si tu médico te diagnostica un herpes, asegúrate de tener claro lo que tienes exactamente, dice Glatt. Hay ocho tipos de virus herpes simple. Uno de los tipos, el VHS-2, es la causa de la mayoría de casos de herpes genital. Otro, el VHS-1, normalmente causa calenturas (aunque puede que gracias a todo el sexo oral que practicamos, el tipo 1 cada vez cause más infecciones genitales).

Si hiciéramos un análisis de sangre a todos los estadounidenses, nueve de cada diez estarían infectados con alguno de los ocho tipos de herpes, explica Glatt. Pero solo uno de cada seis, más o menos, tiene herpes genital.

“Tienes que preguntar: ¿qué tipo de herpes es? ¿Cómo me infecté? ¿Se transmite sexualmente?”, dice Glatt. Tu médico debería ser capaz de darte las respuestas. Si das positivo pero la infección no afecta a los genitales, es probable que te hayas expuesto de otra manera, por ejemplo, chupando el mismo juguete que un niño infectado cuando estabas en la guardería.

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Si tienes úlceras en tu zona íntima, pídele al médico que tome una muestra. Puede analizar el líquido de tus úlceras para buscar el virus en lugar de buscar anticuerpos como hacen los análisis de sangre, apunta Glatt.

Si esas muestras dan positivo, no importa si tienes tipo 1 o tipo 2, señala. Tienes herpes genital, seguramente contagiado por contacto sexual con una persona infectada. Los pasos a seguir para frenar el contagio son los mismos para ambos tipos.

Puedes transmitirlo aunque no tengas un brote

La aparición de bultos enrojecidos parecidos a ampollas son un indicador de herpes genital y oral. Cuando te infectas por primera vez, normalmente aparecen entre dos y diez días después. Puede que las úlceras exploten, se hagan postilla y luego se curen, pero volverán. Los brotes recurrentes son más comunes durante el primer año.

“El pus que sale de estas úlceras contiene millones de virus”, apunta Philip Werthman, urólogo y director del Centro de Medicina Reproductiva para el Hombre de Los Ángeles. “Es el periodo más contagioso durante un brote, cuando las ampollas explotan”.

Pero incluso cuando la piel está limpia, no te libras. Puede que aún estés diseminando el virus, explica Werthman. Aunque el recuento es más pequeño —cientos en vez de miles— aún puedes contagiar el herpes a tu pareja.

De hecho, cerca de un 70 por ciento de las transmisiones se dan en los periodos asintomáticos, dice James Whiteside, obstetra y ginecólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati.

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Esto suele ocurrir justo antes o después de un brote activo. La mayoría de la gente tiene una sensación de hormigueo, dolor, picor o escozor cuando están a punto de salirles úlceras. Los expertos denominan este fenómeno pródromo. Si evitas practicar sexo desde el momento en el que empiezas a sentir estos síntomas hasta un par de semanas después de que se hayan curado las úlceras, reducirás el riesgo de infectar a tu pareja, señala Whiteside.

Los condones sirven… hasta cierto punto

Cuando no estés en medio de un brote activo, póntelo. El uso regular del condón reduce el riesgo de contagiar el virus hasta un 30 por ciento, según un estudio de Archives of Internal Medicine.

Pero está claro que los condones pueden romperse y no siempre se usan como se debería. E incluso si se hace, no son tan efectivos frente a los herpes como lo son frente al embarazo. Como explica Glatt, el contacto piel con piel que hay antes de ponerse el condón sigue existiendo, igual que el contacto entre zonas no protegidas, lo que hace que la persona no infectada siga siendo vulnerable.

Las mujeres corren un mayor riesgo

Hablando de vulnerabilidad, es más probable que las mujeres se contagien de herpes debido a que tienen más membranas mucosas dentro y alrededor de la vagina. Eso se cumple especialmente cuando practican sexo con hombres, que suelen propagar el virus más que las mujeres aunque no muestren ningún síntoma, dice Whiteside.

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De hecho, el índice de transmisión de hombre a mujeres es de un 10 por ciento, mientras que las mujeres contagian el herpes a hombres no infectados un 4 por ciento de las veces, apunta.

Puedes contagiártelo a ti mismo

La autoinoculación puede sonar a escena de la última película de 50 sombras de Grey, pero en realidad es el término que se utiliza para el caso en el que te reinfectas a ti mismo con el virus, que aunque es poco común, es posible, apunta Werthman.

Imagina que tienes una úlcera abierta y la tocas con las manos. Si tienes un corte o un rasguño, el virus puede volver a entrar en la piel y causarte dolorosas ampollas denominadas “panadizo herpético” en los dedos. Si te tocas los ojos, también puedes sufrir queratitis herpética.

Podrías incluso contagiar a alguien si te tocas las úlceras y luego le das la mano, dice Werthman. Así que, mantén las manos alejadas de tus genitales cuando tengas un brote activo. O, al menos, lávatelas o desinféctatelas después.

Los medicamentos antivirales ayudan a paliar los síntomas

Si tienes brotes frecuentes o agudos, puede que el médico te recete medicamentos que reprimen el virus y alivian los síntomas del herpes. También reducen las posibilidades de contagiar la enfermedad. De hecho, una dosis diaria de un medicamente llamado valaciclovir reduce a la mitad el riesgo de infectar a tu pareja, según un estudio del New England Journal of Medicine.

Además, parece haber opciones más efectivas en el horizonte. En un estudio reciente de la JAMA, un medicamento experimental que se llama pritelivir redujo tanto la frecuencia de los brotes como el número de días que la persona infectada tarda en diseminar el virus. Sin embargo, aún no está disponible ni en Estados Unidos ni en España.

Los investigadores también están trabajando para desarrollar una vacuna para la enfermedad. A diferencia de una vacuna para la gripe, por ejemplo, que evita que contraigas el virus, la vacuna se pone a la gente que ya se ha contagiado de herpes genital.

Estudios anteriores demostraron que tres vacunas en el trascurso de tres semanas reducían el número de días que una persona tarda en diseminar el virus a casi la mitad a lo largo de un año, reduciendo así potencialmente las posibilidades de transmisión. Sin embargo, podrían pasar años hasta que este tipo de métodos se aprueben, señala Glatt. Mientras tanto, la monogamia de toda la vida —o los condones— siguen siendo la apuesta más segura.