Foto de Bárbara Sánchez
Teníamos cierta curiosidad por saber cosas sobre los atletas que se reúnen en el parquecillo que hay cerca de la estatua del Ángel Caído del Retiro, en Madrid. Además de ser uno de los lugares con mayor tradición esotérica de la ciudad, también es una especie de gimnasio al aire libre. El diablo ve con buenos ojos que cada tarde se junten por allí cerca de veinte personas para hacer pesas (construidas con material de deshecho) y ejercicios imposibles sobre las barras de metal instaladas por el Ayuntamiento.Íbamos buscando si había pique entre los abueletes que utilizan las (sofisticadas) máquinas que hay para ejercicios cardiovasculares slow y los 'mazaos' oficiales. Pero se nos desmontó la teoría. Poca tercera edad y mucha juventud. ¿Por qué se reúnen allí y pasan de los gimnasios? Además de las ventajas de practicar ejercicio al aire libre, está el tema de los perros: casi todos tienen y casi todos nos aseguraron que era un motivo más para estar allí.Según el dueño de un restaurante cercano, los deportistas cogen sus bártulos al salir del trabajo y se presentan a la sombra de la mítica estatua, cuando el infernal sol de mayo en Madrid calienta con menos violencia. Los curiosos no pierden detalle de los ejercicios que ponen en escena. Aparte de fuertes, son verdaderos atletas. A ellos no les importan (y menos les intimidan) las miradas de los que por allí pasean. Tienen cuerpos bien 'cincelados' y lo que hacen es bastante pro, así que mucho mejor estar allí que en la intimidad calurosa de un gimnasio.
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