Por qué no debemos odiar a Valentino Rossi
Foto de Olivia Harris, Reuters

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no hagamos leña del ídolo caído

Por qué no debemos odiar a Valentino Rossi

Al final, la pelea entre Marc Márquez y Valentino Rossi se está convirtiendo en una absurda guerra de banderas entre Italia y España: ¿qué sentido puede tener eso?

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Seamos o no expertos en MotoGP, todos vimos lo que ocurrió el pasado fin de semana en Malasia y todos tendremos más o menos la misma versión: Valentino Rossi dio una patada a Marc Márquez a media carrera, ergo Valentino es un mierda y Márquez una pobre víctima.

Rossi es el malo y Márquez es el bueno. No hay más debate.

¿O quizás sí?

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La realidad nunca es sencilla. Para juzgar el caso con toda la información, es necesario precisar un par de detalles: no basta con quedarse con el vídeo de la patada y ya está. Si las cosas fueran mera apariencia, Zinedine Zidane también sería un mierda… y el futbolista marsellés merece ser recordado por algo más que por un 'coup de boule'.

De sobras es conocido que Rossi y Márquez solían sentir admiración mutua. Para el piloto catalán, el italiano era un ídolo de juventud, un espejo en el que mirarse. Sin embargo, competir en la pista nada tiene que ver con seguir las carreras por la tele, y la historia romántica entre ambos ya hace tiempo que pasa por horas (muy) bajas.

Encontraremos multitud de pruebas de esta creciente inquina en las últimas carreras. Detengámonos, sin embargo, en el Gran Premio de Assen de esta temporada, donde Márquez intentó un adelantamiento extraordinariamente complicado a Valentino en una de las últimas curvas del circuito; la maniobra obligó al italiano a salir de la pista para continuar.

La línea argumental de ambas partes en el caso de Assen está clara: los detractores de Valentino dirán que no se pueden cortar las curvas, y que por lo tanto el italiano reaccionó mal ante el toque con Márquez; los 'haters' de Marc, a su vez, asegurarán que el piloto de Cervera intentó una maniobra prácticamente imposible a sabiendas de que le iba a causar problemas a Rossi.

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¿De quién es la culpa? ¿Del alocado Marc o del taimado Valentino? ¿O de los dos, porque ambos querían vencer?

Dos puntos de vista para una sola realidad

Márquez ganó el mundial el año pasado y su intención era renovar el título, pero comenzó muy mal la temporada: tras la séptima carrera, 'Vale' ya acumulaba 138 puntos por solo 78 de Marc. El único contendiente real de Rossi, por consiguiente, era Jorge Lorenzo. La competición entre el balear y el italiano nos ha ofrecido grandes tardes de motociclismo, pero el progresivo envenenamiento de las relaciones entre los pilotos amenaza con convertirse en algo mucho más grave: una 'guerra' mediática entre dos países.

Según Valentino y la mayoría de la prensa italiana —que inevitablemente da un soporte casi incondicional a su compatriota—, Márquez prefiere que el campeón de este año sea Lorenzo. Esto explicaría los 'ataques' a Rossi como el toque de Assen, pero evidentemente sería de un simplismo alarmante.

Es cierto que la historia de la leyenda que regresa para volver a ganar es romántica, y la idea de que pueda haber un complot contra el veterano campeón puede servir para llenar multitud de portadas; pero al fin y al cabo todo no es más que humo.

La tríada: Marc Márquez, Valentino Rossi y Jorge Lorenzo. Foto de Olivia Harris, Reuters.

En el Gran Premio de Malasia, Dani Pedrosa y Marc Márquez salieron antes que todos y ocuparon la primera y la segunda posición durante varias vueltas. Rossi les seguía en el tercer lugar; Lorenzo era sexto. Al cabo de un par de vueltas, sin embargo, Jorge ya había logrado superar a las dos Ducati; Valentino, por su parte, había conseguido alcanzar la primera plaza.

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En un momento dado, no obstante, Márquez cometió un error y perdió la posición. Para la mayoría de observadores fue un mero fallo; para los teóricos de la conspiración, en cambio, se trató de una malvada estrategia para favorecer a Lorenzo y putear al pobre y desvalido Valentino.

Lo que vino luego fue algo que nos recordó a las épocas en las que mirábamos dibujos animados tumbados en el sofá durante horas: una lucha constante entre Rossi y Márquez, que llegaron a adelantarse hasta 17 veces en apenas cuatro vueltas. Y entonces llegó la vuelta 17 y ocurrió esto:

Did you miss the #SepangClash between @ValeYellow46 and @marcmarquez93 in the #MotoGP race? https://t.co/45Xq7M4dsi
— MotoGP™ (@MotoGP) 25 Ottobre 2015

Tenemos mucha tecnología a disposición: podemos mirar y remirar las veces que queramos el vídeo. La pregunta, sin embargo, será siempre la misma: ¿de quién fue la culpa?

Como decíamos un poco antes, podría serúnicamente del villano Rossi, que empuja a su rival con la pierna demostrando una alarmante falta de corazón y espíritu deportivo en el proceso. También podría ser culpa del maquiavélico Márquez, que se deja pasar por Lorenzo fingiendo un error pero que en cambio pelea hasta el último milímetro contra 'Vale'.

"Es verdad, quería molestarlo, mandarlo fuera de trayectoria, pero no quería que se cayera: lástima que nos hemos tocado, su manubrio ha tocado con mi pierna izquierda y es por eso que luego se ha ido. No le di ninguna patada: una moto de esta cilindrada es demasiado pesada para que se caiga así", afirmó el propio Rossi tras la carrera. ¿Cómo estaríamos si un tipo que creemos que no ha hecho lo suficiente para superar a nuestro gran rival se muestra en cambio totalmente inflexible con nosotros?

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Marc Márquez no salió nada contento de la carrera de Sepang. Foto de Olivia Harris, Reuters.

"Hemos llegado a la curva número 14, él me ha pasado por dentro, luego ha enderezado la moto, me ha mirado y ha bajado de velocidad empujándome hacía fuera con su pierna, tocándome el brazo y el manubrio. No puedo entender que pueda pasar en la cabeza de un piloto que quiera hacer caer a propósito a otro: aquí nos jugamos la vida", contestó Márquez. ¿Cómo estaríamos si tras cometer un error intentamos enmendarlo compitiendo contra el adversario más próximo, que encima es una leyenda, y éste protagoniza una acción claramente antideportiva?

Intento inútil de establecer una conclusión

Siempre he odiado profundamente a la gente que se aprovecha de un fallo para destruir algo bonito. Está claro que una mala pincelada en un cuadro es terriblemente antiestética, pero lograr un retrato fiel es extremadamente complejo: considero que es mucho mejor valorar la obra en conjunto y valorarla positivamente que agarrarse a un detalle nimio para menospreciarla en su totalidad.

Hay que entender que la vida de un campeón está llena de estrés y de presiones dentro y fuera del entorno puramente deportivo. Volviendo al ejemplo de Zidane, está claro que el francés la cagó profundamente en la final del Mundial de 2006: pero si somos justos también valoraremos que Marco Materazzi tuvo cierta culpa en todo el episodio. Sí, Zidane debía estar a la altura, mantener la cabeza fría y no caer en la provocación, y en cambio picó y se comportó como un idiota.

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¿Recordaremos a Zidane por esto…

…o por esto?

La única forma de ser justos con Zinedine sería meternos en sus botas en esa tarde de 2006 en Alemania. Y quizás para juzgar a Valentino nos toque hacer lo mismo.

Toda esta historia es súper triste. Ver a un ídolo como Rossi cayendo a nivel moral es durísimo; la posibilidad de que Márquez esté intentando quitarle la última opción de ganar un Mundial es lamentable.

Rossi tiene ya 36 años: a pesar de ser un veterano, está logrando volver a competir y hasta ahora había protagonizado una de las mejores temporadas de su carrera. La organización del MotoGP ha decidido que Rossi empiece el último en Gran Premio de Valencia: para hacerse con el Mundial, 'Vale' debería acabar la carrera como mucho en tercera posición.

En Sepang no solo cayó Márquez: fue el motociclismo entero quien perdió la adherencia de la goma y patinó por la pista. Lo que debería ser una pelea deportiva entre dos grandes campeones podría convertirse en una guerra de intereses personales ínfimos… y, como sugeríamos antes, de un absurdo patriotismo que los fans no deberíamos permitir.

Hay que recoger la moto del suelo, pues, y devolverla al asfalto cuanto antes. Nos queda el Gran Premio de Valencia antes de que caiga el telón en este 2015: intentemos disfrutarlo como si de una gran pintura se tratara aunque sus pintores a veces lancen pinceladas erróneas… como deberíamos con Zidane, y como deberíamos hacerlo con Rossi. No hace falta que hagamos campañas en su favor: sencillamente, no les odiemos.

Sigue al autor en Twitter: @nicolerebo