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Música

Cinco lugares para improvisar fiestas clandestinas

Inspirados en los raves en alcantarillas o sistemas de transporte en Inglaterra, quisimos fantasear sobre cómo aplicaría la situación aquí.

Durante las últimas semanas nos hemos visto bombardeados de noticias sobre raves en lugares completamente inesperados. ¿Recuerdan ese en el apartamento alquilado por Airbnb?, ¿el que se hizo en una alcantarilla en Inglaterra? Hablamos también de uno en el metro de Londres, de uno en un funeral y otro en un parque de patines.

Ya habíamos presentado antes nuestros sitios turísticos en Colombia postulados para organizar raves alucinantes, pero si algo podemos aprender de estas fiestas pop-up que se han viralizado alrededor del mundo es que a veces la anticipación y la preparación no es necesaria. El mensaje está claro: cualquier lugar es el perfecto para hacer una fiesta si se tiene buena música y la compañía indicada, y que en últimas, mientras se garantice la seguridad y el disfrute de los asistentes, todo venue es apto para pasar noches una chimba.

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Comencemos fantaseando sobre un par de ideas robadas de donde podríamos improvisar una fiesta:

En los sistemas de transporte

La fantasía es interesante porque no podría extenderse a todas las estaciones, túneles y portales de la ciudad, así que podríamos hablar de una fiesta que abarque a Bogotá completa.
Ahora, no estoy muy segura de cómo sea el tema en el metro de Medellín, pero la última vez que estuve allá pensé que la arquitectura de las estaciones tiene una vibra industrial interesante como para hacer una fiesta. Imagínense: 11:40 de la noche, el último metro llega a la última parada, conductores y operarios se van para sus casas, y un grupo de fiesteros visionarios se cola a alguna estación para aprovechar la arquitectura y la acústica, y bailar hasta que vuelva a comenzar la rutina.

En una alcantarilla

Si ya pasa que nos enfiestamos en un andén, podemos estar cerca de hacerlo en una alcantarilla.

En un alquiler de Airbnb

Inspirada en la fiesta que se hizo en un mini apartamento, también en Inglaterra, me puse a buscar qué ofertas maravillosas nos tiene Airbnb en Bogotá, y encontré unas buenas opciones. Hay varias casas en La Calera que en las especificaciones dice que permite eventos (yeii), y tienen vistas espectaculares. Aguanta hacer la inversión, eso sí, sin dañar el inmueble.

Y aun así si no es una casa alquilada, hay algo innegable y es que las fiestas caseras improvisadas en su mayoría resultan en experiencias increíbles. Le aseguro que en su top 3 de fiestas hay al menos una que comenzó en la casa de un amigo con solo un six pack de cerveza, y terminó con 30 desconocidos que innumerables tragos después se convirtieron en familia.

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En una zona de construcción

Imaginemos que en medio de una jornada laboral don Alfonso decidiera escuchar música. En las zonas de construcción no es permitido utilizar audífonos, por lo que don Alfonso prende su radio y en toda el esqueleto del edificio comienza a sonar musiquita y sus compañeros, alegres, comienzan a bailar. En poco tiempo, todos en la estructura están moviéndose al ritmo de una salsita sabrosa.

Todos los días paso frente a la obra de la calle 100 con Séptima, y veo cómo cada uno de los que allá trabaja es indispensable para que todo funcione. Nadie sobra, y la baja de una sola persona se siente fuertísimo. Pienso un poco que así pasa con la música, las fiestas y la construcción de escena. Todos son bienvenidos, todos son necesarios para lograr construir algo. Cada persona aporta un poco de su saber ser y su forma de pensar para que lo ahí construido tenga una estructura sólida.

Además eso de lo industrial nos gusta mucho. Mientras nos mantengamos alejados de los bordes, debería ser una buena fiesta.

En un edificio abandonado

Esta vibra nos encanta. Lo ha demostrado el éxito de los eventos en el Hipódromo de los Andes o en bodegas cerca a la zona industrial. Hay algo coqueto en lo abandonado, en lo que tiene una historia que desconocemos y que nos acoge para pasar un buen rato. En Bogotá vemos muchas casas ya decaídas con letreros que dicen "Esta propiedad no se vende, no se arrienda, no se permuta", ¿qué tal sería devolverles la vida organizando una rumbita poderosa?

No hablamos de vandalizar los espacios para volverlos mierda. Si se sigue un debido proceso que garantice la seguridad de todos los involucrados, estos lugares podrían prestarse para pasar noches inolvidables.

¿Será que algún visionario se anima a hacer reales estas fantasías?