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Tecnología

Este estudio revela que mientras más ruidoso el mono, más pequeñas sus bolas

Los monos aulladores pueden tener una gran caja de voz o unas grandes bolas, pero no ambas.
Trío de monos aulladores. Imagen: Mariana Raño.

Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos en 2015.

Los monos aulladores son los animales terrestres más ruidosos de la Tierra, capaces de bramar a volúmenes de 140 decibeles, lo cual se encuentran al mismo nivel de un disparo o un petardo. No es de sorprender que los monos aulladores machos frecuentemente usen este poder para publicitar su estado físico sexual, llamando a las hembras con sus rugidos ensordecedores.

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Pero en un hermoso giro de las expectativas, los científicos ahora han descubierto que cuanto más ruidosos son los aullidos de los monos, más pequeñas son sus bolas. Un equipo de la Universidad de Cambridge llegó a esta conclusión al comparar el tamaño de docenas de testículos de monos con los huesos hioides ubicados en sus cajas de voz, lo que reveló una correlación negativa entre los niveles de decibeles y el tamaño testicular. Los resultados ya se encuentran publicados en la revista Current Biology.

"Encontramos que los machos con hioides más grandes, que pueden hacer vocalizaciones de tono más bajo, tienen testículos más pequeños y viven en grupos de un solo macho con un harén de varias hembras", dijo en una declaración la antropóloga Leslie Knapp, autora principal del estudio. "Los machos con hioides más pequeños viven en grupos de varios machos y tienen testículos más grandes".

Según el equipo, esta es la primera evidencia de que existe un tipo de compensación entre la inversión vocal y la producción de esperma, y ayuda a explicar por qué los monos aulladores desarrollan estructuras sociales contrastantes.

Monos aulladores bramando '. Video: CostaRicaColor / YouTube

Como Knapp menciona más arriba, un mono más escandaloso y con bolas pequeñas es más probable que logre tener un harén de hembras con el que tenga acceso exclusivo a la reproducción. Los monos más callados y bien dotados, por otro lado, tienden a terminar en grupos más grandes con varios machos y hembras que copulan libremente entre sí. En este grupo no exclusivo, los machos compiten por la paternidad literalmente con sus bolas. Cuanto mayor es el conteo de espermatozoides masculinos, mayor es la posibilidad de vencer a todos los otros machos que se aparean con las mismas hembras.

De esta manera, los monos aulladores han desarrollado dos estrategias sexuales, aullidos versus testículos, que se excluyen mutuamente. Los monos ruidosos necesitan asegurar el acceso exclusivo a las hembras porque tendrían problemas para competir con los monos de grandes testículos, que tienen mayores posibilidades de fertilizar a las hembras debido a su mayor producción de esperma. Los monos más silenciosos tienen menos éxito al atraer a las hembras con sus bramidos, pero tiene la ventaja ahí donde realmente cuenta.

Naturalmente, Knapp advierte que no hay que antropomorfizar estos hallazgos, y tiene toda la razón. Hay un mundo de diferencia entre los monos aulladores y los humanos, especialmente con respecto a la selección sexual.

Y, sin embargo, el estudio aún evoca la imagen de aquellos hombres que conducen motocicletas incomprensiblemente ruidosas, o que les gritan piropos a las mujeres en la calle. Lejos de ser un rasgo masculino, este tipo de comportamientos parecen ser una forma de compensación excesiva de otras áreas más sensibles. Como dice el refrán: el recipiente vacío hace el sonido más fuerte, y parece que eso puede ser especialmente cierto cuando el recipiente en cuestión son las bolas.