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Salud

El LSD hace que sea más difícil reconocer el miedo en los demás

La incapacidad para reconocer el miedo en los otros cuando estás en psicoactivos puede ayudar a tratar la depresión y la ansiedad.
Imagen: Karen Roe/Flickr

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de tecnología.

Los últimos años han sido testigos de un boom de investigación en torno a los efectos terapéuticos de ciertas sustancias psicodélicas, que han sido efectivas para el tratamiento de ciertas adicciones, así como de la depresión y la ansiedad en pacientes con enfermedades terminales. Sin embargo, a pesar de este auge de la medicina psicodélica, no se ha publicado ninguna investigación sobre cómo los efectos de tripearse afectan las emociones a un nivel neurológico. Esto cambió ayer con una nueva investigación de Translational Psychiatry, de la plataforma de Nature, que muestra cómo los sujetos que consumen LSD son menos capaces de procesar estímulos de miedo, un efecto que podría tener grandes implicaciones en el uso del LSD para tratar la depresión o la ansiedad.

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La investigación la llevaron a cabo dos instituciones médicas en Basilea, Suiza —el lugar de origen del LSD— en 20 sujetos saludables entre los 25 y los 58 años. De todos los sujetos, aproximadamente tres cuartos ya habían fumado marihuana antes, alrededor de un tercio había usado MDMA, pero solo dos habían usado alguna sustancia psicodélica.

A cada sujeto de prueba se le administraron 100 microgramos de LSD (una dosis estándar para el uso recreacional que produce "efectos psicodélicos robustos") y, dos horas y media después, fueron llevados a una máquina de resonancias magnéticas para captar imágenes de sus cerebros. Para juzgar los efectos del LSD en el procesamiento de estímulos de miedo, a los sujetos tripeados se les mostraron diez imágenes con caras de gente que tenían o una expresión de terror o una expresión neutral mientras estaban en la máquina.

De acuerdo a la investigación, cuando los sujetos en LSD se exponían a imágenes en las cuales la expresión facial expresaban miedo derivaba un bajo nivel de actividad en la amígdala —el área del cerebro considerada responsable de procesar las emociones— en comparación a los sujetos a los cuales se les ha administrado un placebo, quienes tienen niveles significativamente más altos de actividad en la amígdala. Aún más: los investigadores encontraron que la "desactivación de la amígdala por el LSD está asociada con sus agudos efectos psicodélicos subjetivos". En otras palabras, tripearse altera significativamente tus habilidades para procesar emociones.

Como notaron los investigadores, podría argumentarse que la respuesta disminuida a expresiones faciales de terror por los sujetos en LSD se debe a una afectación visual causada por la sustancia. No obstante, en otro estudio en el que le dieron una dosis aún más alta de LSD a los sujetos (entre 100 y 200 microgramos), se halló que la sustancia altera específicamente la capacidad para reconocer el miedo, pero no las caras neutrales, tristes o iracundas.

Esta nueva evidencia de que el LSD atenúa la actividad en la amígdala sugiere que podría tener efectos terapéuticos significativos para quienes sufren de depresión o ansiedad, desórdenes mentales que están asociados a una actividad exacerbada de esa área del cerebro y una tendencia a estímulos negativos.