En teoría, los pilotos de Fórmula 1 están acostumbrados a la velocidad y todo lo que ello implica. La adrenalina es una herramienta de trabajo, sus cuerpos lidian a diario con fuerzas gravitacionales a las que pocos humanos tienen acceso; su coordinación, vista y reacción están afinadas al extremo. Por eso, cuando subes a dos pilotos de Fórmula 1 a una montaña rusa, uno esperaría que lo hicieran con la misma emoción de quien espera en la cola del pan. Pero con lo que no contábamos es que los pilotos también llevan un niño dentro.En 2010, Fernando Alonso y Felipe Massa, entonces pilotos de Ferrari, se subieron a la montaña rusa de Formula Rossa en Abu Dhabi, y sus caras y reacciones definitivamente no tienen precio.La atracción, que forma parte del parque de Ferrari Land, simula el recorrido por el trazado de una pista de la máxima categoría y alcanza una velocidad máxima de 240 kph.