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Comida

Si instagrameas tu comida podrías ser demandado, en Alemania

Tal vez estamos yendo demasiado lejos con las fotos de comida en Instagram. Tal vez también estamos exagerando al considerar la comida como arte. Solo tal vez.
Photo via Flickr user Markus Spiering

¿Qué tal, eh?

Tal vez eres de los que toman fotos aéreas de tus comidas diarias. Quizás solo te gusta fotografiar tu bonita comida chatarra, o te saltas la comida para documentar —presumir— todo el vino que bebes.

Sea cual sea tu hábito para fotografiar la comida, todo lleva a una conclusión similar: los feeds de las redes sociales se llenan de cenas estáticas, cocteles hermosos, panquecitos caseros domingueros y smoothies nutritivos. Nos hemos vuelto incapaces de comer cualquier comida semi-fotogénica sin antes tomarle unas buenas tomas de food porn para el Instagram.

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LEE: ¿Por qué la mayoría de las fotos de comida son tomas aéreas?

Sin embargo, en Alemania darle codazos a tu compañero de mesa para encontrar la mejor toma de tus cougrette fritters no solo es molesto, sino que también puede ser ilegal.

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Foto de Sandra Blow.

De acuerdo con un reciente reportaje del periódico alemán Die Welt, fotografiar los platillos de alguien sin su permiso es una violación a la ley de los derechos de autor y puede llevarte a la cárcel.

El periódico señala que debido a un decreto del Tribunal Constitucional de Alemania de 2013, las protecciones a los derechos de autor ahora también aplican para la comida que está arreglada de cierta forma. Esto significa que la foto del gazpacho que te echaste anoche en realidad es propiedad artística del chef, cuyo permiso deberías pedir antes de tomarle una foto.

"Un platillo bien adornado en un restaurante puede ser un trabajo con derechos de autor", explicó el Dr. Niklas Haberkamm, socio de un despacho corporativo, a Die Welt. "En tal caso, el creador del trabajo tiene el derecho de decidir dónde y hasta qué punto puede ser reproducido su trabajo".

Sin importar que la foto que tomas sea para fines comerciales o simplemente para incitar un poco de envidia instagramera, el periódico expresa que el propósito de la protección de los derechos de autor es proteger las creaciones individuales y cualquier fotógrafo podría ser infraccionado.

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Foto de Carlos Castillo.

Sin embargo, como señala la página de noticias en inglés The Local, que la comida que fotografías se considere como "arte" depende de qué tan elaborado sea su diseño. Nadie va a demandarte por postear una foto de tu amigo chingándose unas papitas con salsa que le escurre por la cara, pero fotografiar una cena de un restaurante con estrellas Michelin podría meterte en problemas.

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Mientras que Die Welt destaca que Alemania no tiene casos registrados de quejas de restaurantes o chefs sobre infracciones a los derechos de autor, si llegara un caso así a la corte podría alcanzar una multa de miles de euros.

"Si quieres hacerlo por la buena, probablemente deberías pedirle al host o al chef", advirtió la página legal web alemana Anwalt.de en un post.

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Viole o no los derechos de autor, la fotografía de comida amateur desde mucho ha sido una espina con buenos filtros en las costillas de los chefs. David Chang prohibió que le tomaran fotos a sus platillos en su restaurante Ko (y simultáneamente hizo que cualquier foodie neoyorkino imaginara cómo se veían) y Martin Burge, chef del restaurante con estrellas Michelin Whatley Manor en Malmesbury instauró una prohibición de cámaras tras una amarga experiencia con un comensal que sacó una cámara y con el flash aturdió a los clientes a media cena.

Así que, aun cuando el puño de la ley no venga a golpearte por tus fotos de chilaquiles con huevo estrellado en Instagram, podrías ser culpable de no tener buenos modales.

Por cierto, qué bueno que no vivimos en Alemania.