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Tecnologia

Una aspiradora gigante promete eliminar la contaminación en Beijing

Esta solución simbólica pretende ayudar a crear conciencia en los habitantes sobre la importancia del aire limpio.

Ayer, el diseñador Dann Roosegaarde reveló un nuevo concepto que promete mejorar el cielo gris de Beijing: una aspiradora gigante. Roosegaarde planea enterrar bobinas de cobre bajo el suelo que atraerían partículas flotando en el aire mediante la generación de un campo electroestático.

El prototipo del dispositivo funcionó en pequeña escala, luego de haber realizado con éxito unas pruebas en un cuarto de 25 metros cuadrados.El plan es de aumentar la potencia de la aspiradora para ser útil para Beijing. Sin embargo, el propósito del experimento no se basa en reducir el smog de Beijing sino recordarle a los habitantes de la existencia de un aire limpio. “Puede ser el primer paso en crear consciencia de la situación”, dijo Roosegaarde en una entrevista. “Porque se puede notar la diferencia. Pero claro, la solución verdadera es lidiar con este problema de otra manera: es un problema humano no un problema tecnológico”.

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El aumento de la contaminación en la ciudad de casi más de diez millones de habitantes fue la razón para este invento. La contaminación escaló a niveles tan peligrosos que una nube de smog nocivo cubrió el país; la visibilidad fue de 20 metros y las autoridades cancelaron escuelas, vuelos y cerraron carreteras. Nadie en China necesita que les adviertan de los niveles de contaminación, es un problema obvio.

Aún así, es una gran idea que los ambientalistas quieran eliminar los problemas de contaminación en China. Durante la última década, desde un papalote sujeto a luces de LEDs que indica la calidad del aire hasta botes de aire limpio han sido propuestos para solucionar el problema. Pero estas “soluciones” sólo buscan tapar el sol con un dedo. En cierto punto China se tendrá que preguntar si este tipo de soluciones de corto plazo tendrán un efecto a largo plazo.

1.2 millones de personas mueren cada año a causa de la contaminación en China. Los ciudadanos ya están hartos. “La gente ya no tiene paciencia,” dice Evan Osnos de The New Yorker, quien vivió en Beijing por ocho años, a PBS. “Por años, el argumento de China ha sido que las vidas han mejorado. Tienen carros que no podían tener antes. Tienen apartamentos que antes no podían comprar. Y estaban dispuestos a soportar la contaminación pero ahora esa es otra historia. Ya no son tan pacientes como antes”.

El gobierno chino parece ignorar el “apocalipsis”, pero las demandas de los habitantes han motivado algunos cambios. El mes pasado, Fang Li del Buró de Protección Medioambiental de Beijing presentó un plan de inversión de 817 mil millones de dólares para reducir en forma significativa los niveles de la contaminación del aire para 2017. La meta es llegar a los 60 microgramos por metro cúbico. La Organización Mundial de la Salud recomienda mantener la polución en diez microgramos por metro cúbico.

La meta aún está algo lejos de cumplirse.