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Cultură

Un día en la fábrica de bebés vascos de silicona

Visitamos la empresa vasca Clon Factory, la única española que fabrica bebés hiperrealistas de silicona.

Todas las fotografías por las autoras

Aunque parezcan reales no lo son. Los babyclon son muñecos hiperrealistas hechos de silicona de platino, la misma que se utiliza para las operaciones de cirugía estética. Miden y pesan igual que un bebé de pocos meses y no les falta detalle. Son obras realizadas con tanta precisión que por sus rasgos pueden confundirse con niños recién nacidos.

La única fábrica de España que los realiza está ubicada en el pueblo vizcaíno de Leioa, a unos 15 minutos de Bilbao. "Como empresa se podría decir que prácticamente es la única en el mundo. De todas formas, hay varias escultoras que hacen este tipo de muñecos en sus casas, pero de manera más artesanal", cuenta la catalana Cristina Iglesias, directora de Clon Factory. Este taller de efectos especiales para cine nació hace unos siete años y desde entonces han realizado numerosos trabajos para películas, entre ellos la réplica de los huesos de los protagonistas de Lasa y Zabala o el cuerpo de Loreak. Sin embargo, no fue hasta 2013 cuando lanzaron la marca BabyClon.

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"Al principio me pareció súper raro, no entendía el uso de estos bebés de silicona. Después vi que efectivamente eran productos que se vendían y decidí fabricarlos, pero diferenciándome y mejorando lo que ya existía en el mercado", recuerda la directora de Clon Factory. La verdadera pasión de Cristina son los efectos especiales y ha realizado numerosos cursos especializados en esta materia, además de haber estudiado escultura, pintura y maquillaje artístico, técnicas que aplica en el 'mundo reborn'. "Utilizamos las mismas técnicas que con los cuerpos en el cine, pero reducidas a tamaño bebé", explica Cristina.

La directora de Clon Factory sostiene una de sus creaciones

Los babyclon no son bebés reborn, "es como llamar Nancy a una Barbie". El verdadero bebé reborn está hecho de tela, antiguamente las mamás cogían las diferentes partes de los muñecos rotos de sus hijas y formaban uno nuevo. Era una especie de reciclaje con ingenio que llevaban a cabo las familias con menos recursos. De ahí viene el término reborn, es decir, renacer. "Los bebés de silicona no son reborns, ya que esto no es renacer. Es simplemente un muñeco que hacemos para coleccionar. Nosotros no somos un útero, somos una fábrica", especifica Cristina.

En el pequeño taller ubicado en el barrio Monte Ikea de Leioa trabajan diez personas incluyendo a la propia Cristina. Cada uno tiene su mesa con todos los materiales necesarios para trabajar en cualquiera de las fases de fabricación de los muñecos. El primer paso es el más complicado y el que más tiempo requiere". Primero hacemos la escultura con una plastilina muy dura que permite modelar con mucho detalle. Esto tarda alrededor de dos meses".

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U

na trabajadora de la fábrica de Leioa moldea una escultura

Una vez realizada la escultura se fabrica el molde, una pieza de fibra de vidrio y aluminio que consta de dos partes. Este tipo de moldes permiten realizar unas cien copias ya que por sus materiales son muy duraderos. A partir de este número el molde empieza a sufrir y "a nosotros se nos hace muy pesado seguir trabajando con el mismo modelo. Somos personas, no máquinas y al final resulta muy monótono hacer siempre lo mismo", confiesa la directora de la empresa. El tiempo invertido en el proceso de fabricación de los babyclon ronda los tres meses.

Una vez realizada la escultura se crea el molde

A pesar de que se trata de un trabajo en serie no todos los babyclon son idénticos. En la última fase, la de pintura, cada uno de ellos adquiere características especiales que le hacen diferenciarse del resto de sus hermanos. El color de pelo, de ojos y el sexo también dependen de cada muñeco y muchas veces se adaptan a las demandas del cliente. "Hay quienes piden que el bebé tenga alguna marca de nacimiento o una peca en un sitio concreto. Incluso quienes nos traen fotos de sus hijos cuando eran pequeños para que les hagamos una réplica, es como una representación en 3D. Eso sí que me parece bonito", explica Cristina con una amplia sonrisa.

Además, con el paso del tiempo la variedad de modelos ha ido aumentando. Ahora están trabajando en el oriental, pero también existen muñecos mulatos, prematuros, fantásticos, etc. Algo que todos los bebés tienen en común es el pelo, de cabra de mohair, suavísimo y muy parecido al de los seres humanos.

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El pelo de los muñecos es de cabra de mohair, muy parecido al de los seres humanos

Los precios también son variados, dependiendo del modelo. El más barato es el estándar, es decir, el que se extrae a partir de los moldes prefabricados, y cuesta 1.190 euros. También existe la posibilidad de que el babyclon beba y haga pis, en ese caso el precio sube unos 300 euros. Las réplicas de bebés reales y los muñecos fantásticos como Avatar o Maléfica valen 2.500 y 1.800 euros respectivamente. Los más caros, sin embargo, son los animatrónicos, que se venden a 3.500 euros. "El sistema que lleva dentro es el mismo que se usa en el cine. Todo lo de dentro lo hace un ingeniero con piezas a medida. El bebé mueve la boca, chupa el chupete y respira. Eso sí, este modelo no se puede mojar porque va a pilas, no es como otros que se bañan", cuenta Cristina.

Este sistema a pilas puede echar para atrás a alguna clienta que, pese a ser la minoría, tiende a tratar a los babyclon como bebés reales. Aunque resulte extraño algunas, en su mayoría mujeres, sacan a pasear a los muñecos vestidos con ropitas de marca en carritos de bebé. Incluso les ponen colonia, pañales y pendientes. "Lo único que al cogerlo notas es la temperatura, que está frío. Si no fuera por eso, yo creo que de primeras colaría", reconoce la directora de Clon Factory.

Sin embargo, quienes creen que son bebés reales son muy pocos. La mayoría de clientes de Clon Factory pertenecen al mundo artístico o del coleccionismo. "Hay dos ramas dentro de la venta de estos muñecos. Una es el coleccionista final que compra a precio de fábrica y otro es el artista reborn. Estos últimos se dedican a comprar el babyclon que sale directamente del molde, lo pintan y preparan y después lo venden a los coleccionistas", explica Cristina. Muchos de los coleccionistas quieren piezas pintadas por artistas concretos ya que los detalles que estos les aplican son imposibles de lograr en fábrica, tal y como reconoce Cristina.

Los muñecos de Leioa han llegado a todos los rincones del mundo. Estados Unidos es el mayor importador de babyclons, pero estos bebés también han llegado hasta Australia, Japón, Colombia, Brasil, Irán y todos los países de Europa. El éxito ha sido tal que Clon Factory tiene lista de espera hasta febrero de 2016.

"En España el coleccionismo de estos muñecos está visto como algo raro. En otros países, en cambio, no tienen ninguna duda de que se trata de obras artísticas y como tales coleccionarlos es visto de lo más normal", explica la directora de la empresa mientras sostiene un muñeco en sus brazos.

Los bebés de silicona no requieren de muchas atenciones especiales, menos aún cuando están expuestos en vitrinas, algo que es habitual entre los coleccionistas. En estos casos con "lavarlo una vez al año basta. Pero si se saca de paseo y se le pone ropita habría que limpiarlo cada dos meses". Con una buen cuidado los babyclon pueden durar hasta treinta años.

Los babyclon son una tendencia al alza, cada vez son más los que muestran interés por estos muñecos de silicona. Tanto es así que la fábrica de Cristina dedica la mayor parte del tiempo y dinero a la marca BabyClon. La artista se muestra resignada con la reducción de ayudas para el cine y explica que "las subvenciones en cine han bajado mucho y los presupuestos echan para atrás. Ahora dedicamos muchas horas a los muñecos y cada vez más a las prótesis para medicina, que se hacen con el mismo material".