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Cultură

Esto es lo que el resto del mundo opina de España

Por mucho que nos esforcemos siempre seremos tierra de fútbol, toros y sol.

Imagen vía http://www.iet.tourspain.es

España puede ser muchas cosas. Lo más fácil es decir que es una gran mierda, creo que esto lo hemos dicho todos en algún momento de nuestras vidas. "El infierno en la Tierra" también es un clásico habitual. Pero no olvidemos que algunos consideran este país la cuna de la gastronomía mundial, el paisaje con las más bellas praderas o la tierra por donde antaño camparon esos ideales libertarios que ahora se desvanecen como sueños por la mañana. Joder, no todo va a ser malo, ¿verdad? Nosotros podemos tener claro lo que pensamos de este, nuestro querido país, pero siempre tendremos la curiosidad de saber qué pensarán los demás. Esto también nos pasa a nivel personal: "¿Seré un tipo interesante y culto o más bien pareceré un capullo que hace constantes referencias —equivocadas (¿y quién no?)— a ensayos de Lacan?"; "¿Seré un ser atractivo para el sexo opuesto o les generaré un rechazo apabullante?"; "¿Será cierto eso que dijo mi exnovia de que desde lejos parezco un mendigo?". Somos humanos, estas cosas nos preocupan. Ahora me viene a la cabeza ese poema de Brautigan, disfrutadlo. En fin, estas cuestiones, aplicadas a España —y salvando las distancias—, son exactamente las que se han planteado los tipos del Real Instituto Elcano y cuyos resultados han recogido amablemente en un estudio titulado "Barómetro Imagen de España", así, sin artículos y con una sola preposición. El estudio comprime datos recopilados durante los pasados meses de diciembre y enero. No es el primer estudio de esta índole que han hecho y os garantizo que no va a ser el último.

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¿A qué nos referimos con eso de "el mundo" cuando en el título del artículo decimos "esto es lo que el resto del mundo opina de España"? Pues el mundo en este caso se trata de una amalgama de distintas naciones y culturas: Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, México, Brasil, Corea del Sur, Indonesia, Marruecos y Argelia. Si alguno de vosotros es tan suertudo de conocer la existencia de todos estos países, enhorabuena, habéis ganado en la vida.

Imagen vía www.realinstitutoelcano.org/

España siempre ha tenido un estereotipo muy marcado en el extranjero. Ya sabéis, todo eso de "toros, paella, flamenco, fiesta, la playa, borrachera, perder el control, Julio Iglesias, vino, etcétera". Parece una broma pero realmente son tópicos jocundos con los que la gente piensa. Se les pidió a los entrevistados que expresaran lo que les venía a la cabeza al pensar en España y resultó que los "toros" y el "fútbol" son los grandes ganadores. La realidad es infinitamente más triste que la ficción. A estos dos conceptos les siguen el "sol" (pobre astro rey, relegado a un tercer lugar) y finalmente está la idea del "turismo", eso de ir a un sitio y destrozarlo poco a poco. El "flamenco", que en anteriores estudios se coronaba como el príncipe de la españolidad, ha abandonado por completo el podio y se ha largado a descansar al vestuario, con la cabeza apoyada entre las piernas y salpicando lágrimas y sudor contra el suelo. Esto es lo que pasa cuando a uno se le va de las manos esto de las metáforas. La "siesta" —nuestro otro compañero de aventuras— también ha perdido puntos en esta última oleada de opiniones. No sé si esto es positivo o negativo porque sustituir el "flamenco" o la "siesta" por los "toros" y el "fútbol" resulta algo francamente deprimente, es como que tu novia te deje por un tío IGUAL a ti. Creedme, no hay nada más desesperanzador que esto. Volviendo al tema, estaría bien que los participantes de este test hubieran citado conceptos como "prosperidad", "honestidad", "liderazgo" o por lo menos "buenas tetas", pero "fútbol" y "toros" no, POR FAVOR. Otro elemento que ha surgido de las gargantas de los entrevistados es el de "crisis", pese ser algo que ya hemos dejado atrás parece que desde fuera no se han enterado de que ahora estamos de puta madre. En fin, ¿importa lo que digan de ti los demás, España? Venga, no los escuches, ve a la tuya, confía en ti misma, España. Es lo que has hecho siempre y así de bien te ha ido.

Imagen vía www.realinstitutoelcano.org/

En este estudio también se hacía una valoración general de España respecto a los otros países participantes. En una escala del 1 al 10 nos encontramos en el sexto puesto, justo al lado de Italia. Y es que por mucho que queramos distanciarnos de las comparaciones con estos borrachos que visten mal y cagan con la puerta abierta nunca lo lograremos, somos lo mismo. El Mediterráneo loco corre por nuestras venas quemadas por el sol y el vino. Por encima tendríamos a Francia, Reino Unido, Estados Unidos y —el ganador absoluto— Alemania, ese alumno aventajado que hizo cosas un poco locas durante el siglo pasado y que ahora considera que puede aconsejarnos. Analizando los datos podemos llegar a la conclusión de que somos la línea que divide la sobriedad de la locura y no sé muy bien en qué parte nos encontramos nosotros. Por encima tenemos la hipocresía racional de una democracia filtrada por el capitalismo pero donde todo se mueve dentro de ciertos parámetros lógicos (que no morales) y por debajo tenemos a países que hacen cosas sin sentido: en China comen perros, en Brasil la gente solo piensa en follar y matar, en Grecia tienen a fascistas en el parlamento y en México, bueno, ¿qué no puede pasar en México?

La gente de Elcano concluye que nos ven como un país tolerante, trabajador, solidario, democrático, pacífico y fiable. A todo esto hay que añadir que nuestros camaradas europeos solamente nos ven un defecto: estos españoles son pobres. Es por eso que ninguno de estos países confía en nuestra economía, en nuestras empresas multinacionales, nuestro nivel tecnológico y no nos ven como un destino atractivo para las inversiones. Eso sí, casi todos están de acuerdo en valorar muy positivamente nuestros vinos y aceites. Mejor pobre con vino que pobre sin vino.

Todo esto me recuerda a que hace tiempo que pienso que todo el mundo vale —en cierto modo— la pena. Es fácil señalar a ese tipo que habla fuerte en la segunda fila del concierto de Atomizador y pensar que es un auténtico capullo. Lo mismo pasa con esa gente que se queda plantada en la parte izquierda de las escaleras mecánicas y no deja pasar a las personas apresuradas. "Capullos" piensas. Pero estoy seguro de que si tienes la oportunidad de hablar con ellos durante un rato podrás vislumbrar una parte de ellos maravillosa, ni que sea en su forma de expresarse, en una opinión apresurada o en un curioso pliegue de su oreja. La belleza existe y está en sitios. España apesta desde lejos —toros y fútbol— pero estoy seguro de que algunas cosas buenas aún le quedan.