Bailando twerk con las Lady Criminalz de Madrid

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Bailando twerk con las Lady Criminalz de Madrid

Suena la bocina (altavoz) y se ponen a ensayar en Méndez Álvaro. Preparan coreografías por si surge pronto un planche contra un coro rival.

Todas las fotografías por Felipe Hernández

Bailar twerk no es solo menear el culo al ritmo de las revoluciones del motor de Fernando Alonso. Formar parte de unos de estos grupos ("coros" los llaman ellas) es mucho más. Es un sentimiento de pertenencia, es estar preparados por si otro coro se acerca y te pide hacer un "planche". Comienza la "batalla" de bailes y solo puede quedar uno.

A veces estos planches se convocan por WhatsApp y, otras, surgen de forma natural. Estos duelos se deciden por participación popular, "gana el que más bulla consiga". Es decir, gana al que más le aplauda el público. Se celebran en los sitios donde las chicas que bailan twerk —junto con los chicos que practican el denbow— y se juntan cada fin de semana.

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La Plaza de Ópera, Sol, Nuevos Ministerios o Méndez Álvaro son sus "locales" al aire libre de ensayo. En este último lugar hemos quedado con las Lady Criminalz. Un grupo de twerk especial, porque hay chicas y también dos chicos.

Carlos (uno de los fundadores) y Ander, un novato que llegó hace unos cuatro meses de República Dominicana y se ha convertido en una 'lady' más.

"No todos los chicos que lo han intentado pueden entrar. A mí me vieron bailar y vieron cómo me aplaudía la gente, me decían "olé, cómo baila", y me aceptaron. Hay bastantes críticas de fuera porque somos chico y bailamos twerk. Se piensan que somos gays". Nos cuenta Ander.

Se junta el grupo, hoy son ocho, y vienen con su "bocina", como llaman al altavoz. Al contrario que en el denbow, que tiene una música muy específica y acelerada, aquí sirve casi cualquier estilo que tenga ritmo, que sea caliente y que invite a moverse. Hip-hop, trap, reaggeton, bachata electrónica… y las Ladies a bailar.

Vemos su ensayo. Ainhoa es una de las capitanas, ella se encarga de preparar las coreografías.

"Por ahora solo tenemos dos, pero no están acabadas. Aunque ahora nos han ofrecido bailar en alguna discoteca y tendremos que acabarla. Si sale esto, nos compraremos ropa y uniformes".

Otras de sus misiones es la de gestionar el grupo de WhatsApp del coro, "para convocar los ensayos y todo eso". Por las redes sociales se contactan, contactan con otros grupos, organizan excursiones a la piscina y surgen parejas. Cada grupo de twerk suele tener su equivalente en los chicos del denbow y a veces relaciones.

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En las discotecas, en las sesiones matinales, se convocan también concursos de twerk.

Carlos tiene uno esta noche, "si lo gano será ya el quinto". El premio suele ser en metálico, "a veces llegan a ser 100 pavos, pero bueno, la gente que convoca no suele ser muy legal con esto", nos dicen entre risas.

Cuando ganan el dinero se lo gastan en ropa, "en unas Jordan, por ejemplo". Igual que las que se han quitado cuando han empezado a bailar y que han colocado junto a la bocina, para tenerlas bien vigiladas.

"Claro es que son muy caras y no queremos que se nos rompan", nos dicen. Lógico, con el ritmo que tienen en el cuerpo, ponerse las zapatillas para bailar es como quemar neumáticos en un circuito.

Las dejamos seguir su ensayo tranquilas. De momento, no tienen ningún planche en el horizonte. Si surge, puede ser frente a las Dog Nigga Sisters, que son sus grandes rivales, "aunque ellas tienen mucho más apoyo".

Llevan una hora bailando en la puerta del Cercanías de Méndez Álvaro y ha habido muchos curiosos intentando ver de qué se trataba esto.

"Es bastante normal, nos suelen grabar, pero lo más bonito, de verdad, es cuando la gente nos aplaude", reconoce Ander. Dejamos a las chicas moviendo el cuerpo hasta que la bocina se quede sin pilas.