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Comida

Qué no comer en tu primera cita y por qué

Suciedad, mal olor, sudor... si no tienes cuidado lo que comas va a jugar en tu contra durante toda la cita.

Las primeras citas son lo peor, y más cuando la persona realmente te gusta. Yo me pongo tan nerviosa que me he encontrado media hora antes de la cita a punto de cancelarla solo para no sentir ese revoltijo de emociones en el estómago. Con suerte, todo saldrá bien, pero también hay un montón de probabilidades de que sea un completo desastre.

La comida es determinante para el éxito de la cita. Por lo general el plan es ir a tomar algo a un sitio tranquilo, o ir a cenar a un restaurante italiano o francés —a nadie se le ocurre citarse en un fast food, ¿verdad?—; pero aun así, la comida puede ser bastante peligrosa.

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Si vas a comer o cenar, tienes que tener mucho cuidado con lo que pides, recuerda que Murphy está al tiro esperando una situación donde pueda hacer de las suyas, y si te descuidas, puedes terminar como Ben Stiller en Algo pasa con Mary: sudando e intentando que no se note la revolución que está desarrollándose en sus intestinos; o simplemente puedes hacer el ridículo, tratando de comerte un edamame con cáscara y todo, con la camisa salpicada, o con un trozo de carne que no puedes ni masticar.

Como no queremos que pases vergüenzas, al menos con la comida, hicimos para ti esta guía de los alimentos que NO debes comer en tu primera cita.

Bocadillo de jamón

Este delicioso bocadillo (puedes referirte a él como «bocadillo de prosciutto» si quieres quedar como una experta en gastronomía, aunque deberás asegurarte bien de que lo pronuncias correctamente) puede poner en riesgo la primera impresión que tenga tu cita de ti. Es muy probable que no tengas la fortuna de tener dientes tan afilados como para cortar bien el jamón, por lo que con el primer bocado se desatará el caos. Lo peor es que si tratas de aparentar, solo empeorarás las cosas, porque el jamón y el resto del contenido del bocadillo, si lo hay, saldrá de tu boca como una tormenta.

Tu reacción para no parecer un monstruo tragón será tratar de recuperar velozmente los hilillos de grasa y carne que te cuelgan por la boca y de entre los dientes, y terminarás con una bola de carne difícil de masticar y de tragar.

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Y aún no ha llegado lo peor: seguramente estabas tan preocupada tratando de contener esa revolución que dejaste de prestar atención a la conversación y, cuando tu interlocutor te pide la opinión, terminas diciendo: «¡Muy bien!» o «¡Muy mal!», cuando debiste haber dicho lo contrario.

Espaguetis a la boloñesa

Sabemos que los espaguetis a la boloñesa no fallan: es un plato sabroso, es cómodo y no tiene ningún ingrediente exótico que pueda caer mal a tu delicado estómago; pero, por favor no, no lo pidas. Acepta la realidad: no puedes comer pasta larga y con salsa sin parecer una niña de 3 años aprendiendo a usar los cubiertos. Eso sin mencionar que también puedes salpicar a tu compañero. La hermana de la prima de una amiga me contó que una vez pidió este clásico italiano en su primera cita y, mientras masticaba, se rió tan fuerte que un espagueti le salió de la nariz. No queremos que pases por la misma vergüenza, mejor pide pasta corta, lasaña o raviolis, y recuerda: ¡prohibidos los espaguetis y los tallarines!

Perritos calientes

No sé si soy una malpensada o qué, pero me parece que comer perritos calientes en tu primera cita podría ser muy sugestivo. Dejemos espacio a la imaginación y mejor escojamos otro tipo de comida.

Montaditos

Es imposible comer montaditos sin ensuciarse. Y es que lo rico de comerlos es cogerlos con las manos y morderlos sin importar que todo el contenido se derrame por los lados. Además, algunos sueltan ciertos jugos al morder, lo que hará que las manchas en las manos y la ropa sean más dramáticas aun. Mejor escoge algo que puedas comer con cubiertos.

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Alitas de pollo

Imagina esta escena: tus dos brazos sobre la mesa y entre tus manos, una alita de pollo, una costilla de cerdo o un muslo de pavo, arrancas con furia un renuente trozo de carne y tu compañero te mira con cara de horror mientras roes los huesos del animal. Estás más cerca que nunca de confundirte con el eslabón perdido.

Siempre he creído que consumir este tipo de comida es un acto de carnivorismo puro, lo cual está muy bien, pero no es momento de parecer un devorador de huesos cuando se supone que intentas causar buena impresión a alguien. Piénsalo dos veces antes de ir al KCF, porque tus dedos, labios, mejillas y dientes acabarán pegajosos y asquerosos, y cuando intentes limpiarte con la servilleta, es probable que se te quede pegada a la piel.

Recuerda, escoge platos fáciles de comer, utiliza siempre los cubiertos —si sales con un(a) inglés(a), busca en Internet una guía sobre protocolo en la mesa— y evita las comidas con mucha salsa y busca en Google Translate cómo pronunciar la palabra prosciutto.

¡Suerte!