Cuatro años fotografiando grafiteros

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Cuatro años fotografiando grafiteros

El fotógrafo Jeosm plasma la acción, el riesgo y la presión de la Policía en varias ciudades europeas en su libro "Guerreros Urbanos".

Conocimos a Jeosm en su faceta de fotógrafo por el libro Sacrificio, en el que se metía de lleno en el mundo de la MMA. Aquella ocasión, ya nos advirtió que él, en realidad, venía del mundo del graffiti, y que desde el arte urbano había llegado a la fotografía.

Ahora, por fin, ha podido unir los dos mundos que le gustan en un libro: Guerreros Urbanos editado por La Fábrica / Alfaguara, que saldrá el 19 de mayo a la venta. Se trata de un diario en imágenes de cuatro años de salidas nocturnas por varias ciudades europeas (no nos dice cuáles, pero una de ellas seguro que es Madrid), junto a varios escritores de graffitis. Amigos y compañeros de sprays.

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"Llevo escribiendo graffiti 20 años, soy un escritor de graffiti más que ahora se ha puesto del otro lado. He tardado cuatro años en sacar adelante este proyecto porque quería tener algo que fuese real y sincero. Algo veraz. He tardado mucho en dar con la tecla, es un libro que está concebido como procesos, apenas salen piezas, ni pintadas… Es todo el cómo entras, cómo vas, cómo sales. Yo conozco este mundo bien y quería contarlo de manera real. No me valía cualquier cosa, no quería tirar de cliché. No es un catálogo de piezas", asegura Jeosm.

Llama la atención que las noventa fotos que componen el libro estén en blanco y negro. "Es que es una tónica de mi trabajo personal pero, además, es un poco lo que me pedía el cuerpo. No quería hacer algo comercial, pero al ser todas fotos de noche, me encajaba mucho más".

Lo que ha hecho Jeosm es seguir a grafiteros, salir a hacer fotos mientras la gente salía a pintar, gente cercana a él, con la que tienen una relación. "No he querido decir dónde están hechas las fotos, porque los escritores salen haciendo cosas ilegales y no quiero que se reconozca ninguna cosa". Él mismo se ha arriesgado haciendo las fotos, "pero es que sabía a lo que iba, por eso también he ido con una cámara pequeña, que pesa poco, una híbrida entre réflex y compacta, para poder saltar y correr bien, algo práctico".

Jeosm reconoce que hay mucha presión por parte de la Policía sobre los escritores de graffitis, algo que ya sabíamos. "De hecho hay multas desmesuradas, porque lo único que se hace es ensuciar. La gente no rompe, ni quema cosas, ni roba. Solo ensucia. Te sale más barato robar un coche, que hacer un graffiti. Ahora están las cosas entre 600 y 3.000 euros".

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Más o menos habrá hecho unas cuarenta salidas, calcula. "Muchas veces iba y me volvía sin nada, porque no había luz, o no había foto, no molaba el sitio". Después de este trabajo, se le puede preguntar tranquilamente a Jeosm —es una voz acreditada— sobre las situación actual del graffiti. "Yo creo que está bien, más activo, porque hay más mercado, más movimiento. Además, las fiebre que hubo hace unos años del street-art ha hecho que todo esto suba de una manera exponencial. Mucha gente que viene del mundo del arte, se ha puesto a hacer graffiti. La gente lo conoce mucho más que hace diez años".

Con respecto a Sacrificio hay un enfoque distinto, en el caso de los luchadores y las peleas de MMA había un enfoque más documental y de retrato. "La visión mía está centrada en el reportaje, en este caso, apenas hay retrato y las fotos son de acción, incluso trepidadas y movidas. La idea principal surgió de contar una misma historia entre Pérez-Reverte y yo". El escritor consultó a Jeosm para que le ayudara con El francotirador paciente, su novela sobre el mundo del graffiti, para que le asesorara con la terminología, los lugares… Conectaron bien. "Ahora tenemos una buena relación y un día comiendo surgió la idea de hacer algo juntos, con sus textos. Es más o menos la novela que hizo él, pero con fotografías".