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Un hombre va a juicio por tirarse un pedo en la cara de un niño

Un hombre de 22 años ha sido procesado por tirarse un pedo delante de la cara de un niño.

Foto por Todd McCann vía

Un hombre de 22 años ha sido procesado por tirarse un pedo delante de la cara de un niño. Gary McKenzie, el autor de la flatulencia, asegura que fue un accidente, si bien la acusación lo considera un acto de abuso. McKenzie también ha sido acusado de golpear al mismo niño en la cara y de intentar asfixiar a otro.

"Se tiró un cuesco. Estaba justo delante de mí. Llevaba unos pantalones cortos y tenía su culo justo delante de la cara. Le dije, '¿Por qué has hecho eso?', y me contestó que porque quería ser desagradable", afirmó la víctima.

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Al parecer, McKenzie había intentado asfixiar a otro niño poniéndole una almohada en la cara y le había hecho un chupetón en un ojo, provocándole un hematoma, aunque él argumenta que solo era una broma. "Podría entenderse que fuera una broma si se hubiera hecho en un club de rugby a alguien que se ha quedado dormido de lo borracho que estaba. Pero estamos hablando de un niño, por lo que es un comportamiento totalmente inapropiado", declaró el abogado de la acusación, Paul Abrahams.

Mientras tanto, McKenzie niega todas las acusaciones y está pendiente de que se celebre el juicio.

Esta no es la primera vez que una supuesta broma acaba yéndosele de las manos a su autor. El mes pasado, un hombre fue inscrito en el registro de agresores sexuales por haberle bajado los pantalones a otra persona en un bar.

"Ese tipo de actividades resultan sumamente molestas y humillantes para un joven", declaró el magistrado que instruye el caso. "Yo no lo considero una broma, sino más bien un episodio muy angustioso para el joven".

Otro ejemplo de bromas con consecuencias es el de Rian Bartwell, quien en 2015 le lavó a un niño de seis años la boca con jabón tras haberlo pillado dándole una patada al bastón de un anciano. Cuando Bartwell fue a llamarle la atención, el niño le dijo que se fuera a la mierda y lo llamó gay. El niño le contó lo sucedido a su madre, que no dudó en denunciarlo a la policía. Bartwell tuvo que pagar una multa de 100 libras (112 euros) y cumplir una condena de 12 meses de prisión en suspenso.

Traducción por Mario Abad.