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Cultură

Odiar el calor, amar el calor

Llega el calor. Hablemos sobre ello.

El calor, ese viejo criminal que se cuela cada verano en nuestras casas y nos roba lo que más queremos (aquí la metáfora se acaba de romper a pedazos). Relacionamos las altas temperaturas con la muerte y el sufrimiento pero la verdad es que el calor es la demostración empírica de que, gracias a Dios, existe un ente que nos insufla vida. El calor nos acerca a la teta que nos alimenta, es la caricia suave del sol, es ese consuelo materno, ese “tranquilo, estoy aquí pequeño hijo de puta, todo va a salir bien” que de vez en cuando todos necesitamos.

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Pero como toda muestra de amor, tiene su lado positivo (la vida) y su lado negativo (la muerte). Una muestra de amor excesivo puede catapultar a un infante a la más terrible de las vidas. Pero a la par, la falta de cariño convierte al prójimo en un delincuente que solamente encuentra consuelo en las drogas y el maltrato animal. Es cierto que el calor del verano se acerca más a una muestra excesiva de amor pero, al fin y al cabo, no deja de ser una muestra de amor, y como tal, tenemos que respetarla y apreciarla. Supongo que coincidiremos en que sin ese calorcito, sin esa luz, no seríamos nada, no existiríamos. No habría ni tú ni yo ni ellos. No existirían las pechugas de pollo empanadas ni el Youtube ni los cuchillos ni la venganza. Tampoco existiría este disco perfecto de pop esculpido por unos skinheads ingleses a finales de los ochenta ni tampoco esta pastelosa pero maravillosa escena. Así que, por el amor de Dios, aguantad un JODIDO poco e intentad vivir unos días con este puto calor insoportable. Dejad de quejaros, dejad de emitir soplidos críticos con la temperatura. Aguantar este calor es un esfuerzo muy pequeño en comparación con todo lo que nos ofrece el gran astro rey. Joder, podéis aguantar tener un novio de mierda que no os ha invitado nunca ni a una mísera cena en el Pans & Company y no podéis aguantar esto. Venga ya. Habéis aceptado que vuestra vida se limitará a haber hecho una carrera de mierda para luego cambiar vuestro tiempo por dinero y poder tener una casa, comida y alimentar un puto bebé para finalmente morir, estoy seguro que podréis aguantar una maldita ola de calor. Tampoco estamos pidiendo demasiado, dejaros abrazar por el sol, uno no siempre puede permitirse el lujo de bailar tan pegado con su propio creador.

También es cierto que por culpa de un calor excesivo pueden sucederse cosas terribles como que los viejos, los perros y los niños empiecen a diñarla dentro de coches aparcados en descampados. Joder pensadlo, esto realmente sucede: hay niños que mueren al estar varios minutos (¿o estamos hablando de horas?) encerrados en un coche, a pleno sol, en el parking de un Carrefour y con las ventanas cerradas. Esos coches son realmente hornos con ruedas, ¿sabéis? Los niños mueren ahí dentro con un puto juguete en sus manos. Sus padres les han dejado un muñeco (un puto poni con alas) para que se entretengan, como si eso les fuera a salvar LA VIDA. El niño no quiere un puto poni, quiere un cubo lleno de agua congelada. No quiere jugar, quiere sobrevivir. Ese poni con putas alas simboliza todos esos sueños que nunca podrá cumplir ese bebé. El poni con alas queda tirado en el asiento de atrás del Seat, con una mano infantil, inerte, a su lado. Unos dedos que han dejado marchar esos sueños, como si se tratara de la bola de cristal de Charles Foster Kane. Menudo drama. Esos padres locos que dejan al niño encerrado existen, y no lo hacen por maldad pura, no es que estén conectando con Cthulhu a través de un sacrificio de sangre, joder, no quieren matar al bebé, pero cierran las ventanas con el fin de que no les roben nada. De algún modo prefieren que su hijo muera a que les roben esa radio nueva que lee mp3. Claro, la radio lee mp3 y el puto niño no sabe ni leer un libro, por no saber no sabe ni ver la tele. Lo pones delante de una tele y no entiende nada. Además, como no tiene suficiente conocimiento se cree que es una caja mágica llena de imágenes que se generan solas. ¿Pero estás chalado bebé? ¿Cómo va a ser posible esto? Es la tecnología lo que genera esas imágenes, el desarrollo, la ciencia, no la magia. La puta magia no existe, por esto te estás muriendo en el asiento de atrás de un coche, es la selección natural y está llamando a tu puerta. No se puede creer en la magia. Joder, es que los bebés son unos primos. Es por eso que —y siguiendo dentro de la cabeza de esos padres— esa radio sabe más cosas que su hijo, al menos es algo que, sin duda, les divierte infinitamente más. El niño ha muerto, sí, pero la radio está a salvo.

Dramas de estos suceden cada día, pero con la ayuda de todos los podremos evitar. El “Ministerio de Sanidad y no sé qué más” ya se encarga de informar a la ciudadanía de cómo resolver estos hándicaps térmicos, así que no dudéis en echarle un vistazo al enlace y, por favor, dejad de quejaros, el calor es amor.