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La endeble población de tigres aumenta, por primera vez en un siglo

La población de tigres muestra signos de recuperación tras un siglo de posible extinción.

Tras haber sido llevada al borde de la extinción luego de un siglo de caza indiscriminada y de destrucción de su hábitat, la especie de los felinos más grandes del mundo están actualmente repartidos en 13 países de Asia (unos 3.890 miembros), según los datos recopilados por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés). Esa cifra supera a los 3.200 tigres que se estima vivían en libertad en 2010, último año en que se había realizado un censo mundial de tigres.

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Mientras que en algunos países el número de tigres ha disminuido en los últimos seis años, el aumento de la población ha sido notable en Rusia, Nepal, Bután e India — país hogar de la mayoría de los tigres salvajes del mundo.

El incremento en el número de esta especie es, en parte, el resultado de la mejora en los métodos de topografía. Sin embargo, WWF afirma que las poblaciones también han experimentado un aumento gracias a la mejora de las políticas de protección y los compromisos nacionales e internacionales para duplicar el número de tigres salvajes de cara al 2022 —próximo año chino del tigre––.

"Esta es la primera vez en un siglo que hemos sido capaces de revertir la tendencia a la baja, pero todavía tenemos un largo camino por recorrer", dice Nilanga Jayasinghe, oficial de programas para la conservación de las especies en Asia de WWF. "Los problemas y las amenazas son aún moneda corriente".

En la India, las cifras del gobierno develan que la población de tigres ha incrementado en un tercio en los últimos años, pasando de 1.706 ejemplares en 2011 a 2.226 en 2014. El país dedica grandes porciones de territorio como hábitats protegidos para los felinos.

Los países que alojan a los tigres salvajes se reunirán esta semana para coordinar esfuerzos de conservación, pero no todos ellos han logrado frenar la disminución de sus hábitats y la caza furtiva que amenaza a estos felinos. La semana pasada, conservacionistas camboyanos declararon a la especie "funcionalmente extinguida" en el país, a pesar de que no se ha capturado un solo tigre allí desde el año 2007.

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Jayasinghe explica que, la reducción de la población de tigres tiene consecuencias ambientales que van mucho más allá del perjuicio contra la propia especie. Con la reducción de este depredador, el número de grandes herbívoros — presas habituales del tigre — aumenta, lo que altera el delicado equilibrio que mantienen los ecosistemas.

La amenaza humana contra los tigres, especialmente en el sudeste asiático, proviene de la deforestación, el desarrollo de infraestructuras y la caza furtiva, provocada en gran medida por la creencia de que las partes del cuerpo del tigre poseen un supuesto valor medicinal al ser consumidas. Esto incluye tratamientos para dolores y molestias, para curar el alcoholismo o para aumentar la energía sexual.

"Todas las partes del tigre — desde los bigotes hasta la cola — se venden en los mercados ilegales de vida silvestre, alimentando una red criminal multimillonaria", expresa WWF en un comunicado.

Existen grandes vacíos de información respecto de la población de tigres salvajes. De los 13 países donde habita este animal, actualmente solo cinco tienen estadísticas de población, mientras que siete se basan en estimaciones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Birmania, debido a su conflictiva situación política, no cuenta siquiera con un estimado.

A pesar de lo anterior, la WWF asegura que estos países se aproximan al objetivo planteado de la existencia de 6.000 tigres salvajes para el año 2022. Cifra que igualaría solamente al 6% de la población salvaje estimada de 1900 y tan solo un poco más de los 5.000 tigres que viven en cautiverio en Estados Unidos.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.