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Cultură

Los desafíos de ser una estrella porno transgénero

Hablamos con Madison Montag sobre lo que implica ser trans en esta industria.

Todas las fotos por Ben Sklar

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Madison Montag es una precursora del porno trans. En 2012, su primer año en la industria, compitió en la categoría mejor artista transexual del año en los premios que otorga la Adult Video Network (AVN). Con sólo 19 años, se convirtió en la estrella porno más joven en ser nominada, cosa que considera un "gran logro".

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"Después de unos meses de haber entrado a la industria, fui nominada a la categoría de Best Up and Comer en lo que hoy son los Transgender Erotica Awards (Premios de Erótica Transgénero)", me dijo por teléfono. Montag todavía no se ha llevado ningún premio, pero para sus seguidores es un ícono. En 2014 fue nominada nuevamente en los AVN en la categoría elección de los fans. Luego, un año después, se alejó de las pantallas para convertirse en la primera prostituta transgénero de Estados Unidos con licencia legal en Dennis Hof's Love Ranch.

Su tiempo allá fue tenso. Según algunos informes, y la propia Montag, ella estaba trabajando en el rancho cuando Lamar Odom sufrió la sobredosis de cocaína. El exjugador de los Lakers y entonces esposo de Khloe Kardashian había llegado al Love Ranch para conocer a Montag, pero terminó con otras dos chicas. Aunque Odom no "la escogió", Montag escribió en una carta abierta a la familia Kardashian que ella se "sentía responsable" por lo que pasó, pues "ella nunca le habría dado drogas a Lamar".

Cuando hablé con ella por teléfono no quizo conversar mucho sobre ese momento de su vida. Prefiere enfocarse en el futuro. La actriz de 24 años volvió hace poco a su pueblo natal, en Texas, así que hablamos sobre su infancia y cómo piensa volver a su pasión: trabajar en las películas para adultos.

BROADLY: ¿Dónde creciste? ¿Cómo fue tu infancia?
Madison Montag: Crecí en un pueblo rural muy pequeño en el oeste de Texas. Es muy conservador y está en todo el Cinturón Bíblico. Todo el mundo es muy religioso. Fue muy difícil crecer allá siendo transgénero; empecé mi transición cuando tenía 15 años, así que fue muy duro. La gente es de mente cerrada y muy prejuiciosa.

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¿Tus padres te apoyaron en la transición?
La empecé yo sola. Mis padres no fueron comprensivos al comienzo, pero a medida que fui creciendo empezaron a aceptarme más y a apoyarme. Ahora me apoyan en todo lo que hago, incluyendo el trabajo para adultos.

¿Cómo empezaste a trabajar en la industria del porno?
Entré a la industria a la tierna edad de 18 años. Era muy joven. Necesitaba plata para la transición. Crecer en un pueblo pequeño significó ser discriminada en términos de empleo. Ni siquiera podía conseguir un trabajo normal, como en Burger King. Quería hacer la transición, así que lo pensé y decidí empezar a trabajar en la industria apenas cumplí 18. Tenía un amigo que le había conseguido a una chica una sesión con [la compañía de producción de porno transgénero] Grooby. Le pedí que me ayudara a conseguir una sesión. Él le mandó mis fotos y mi información a uno de los webmasters de allá y me contrataron. De inmediato me fui a Austin para hacer mi primera sesión porno. Estaba nerviosa, pero confiaba en que iba a lograrlo. Terminé haciendo dos videos en solitario y luego un montón de directores de Los Ángeles me llamaron para que trabajara con ellos.

¿Disfrutas hacer porno?
Sí, lo disfruto. No sería la misma persona ahora si no lo hubiera hecho. Abrió mi mente a muchas cosas nuevas. Ha pasado casi un año desde que hice una película, pero estoy emocionada de comenzar a hacerlo otra vez. Quiero crear contenido nuevo e interesante. El porno trans puede ser muy limitado; normalmente no hay gangbangs o bukakkes y yo estaría dispuesta a hacer algo así. El porno trans suele ser de sólo dos personas. Definitivamente quiero abrir un poco el espectro y ampliar los horizontes.

¿Cómo es salir con alguien cuando estás en la industria del porno?
A veces puede ser complejo. Cuando le digo a un tipo en el que estoy interesada que he hecho porno, se enloquece o comienza a verme únicamente como objeto sexual. En relaciones pasadas no he tenido problemas con el hecho de hacer trabajo adulto. Mis exes se dieron cuenta de que era un trabajo real y de que yo era una profesional. Llegaba a las grabaciones, filmábamos el contenido, me pagaban y me iba. Nada más. Mantengo mi vida privada separada de mi trabajo. Siempre he sido así. Nunca he querido hacer parte del estilo de vida del porno. Tengo otros intereses aparte del trabajo adulto. En últimas es sólo un trabajo, es lo que hago. No lo que soy. Nadie debería ser definido por su trabajo.

¿Hay algo que desearías que fuera diferente de la industria del porno?
La política. Hay mucha política en el porno, aunque no lo crean. Puede llegar a ser una industria muy sucia. Creo que si te rodeas de gente positiva es una buena industria, pero aparte de eso hay mucho chisme. Puede llegar a ser como un colegio. Muchos actores de minorías no son reconocidos en el porno. Mi colegio era de gente blanca en su gran mayoría; no había estudiantes negros. No teníamos en cuenta el día de Martin Luther King. Vi racismo en mi juventud, y al entrar a la industria del porno sentí que estaba volviendo al colegio [en ese sentido]. La gente [también] menosprecia a los transexuales de la industria. Un actor de porno heterosexual puede perder trabajos si llega a haber rumores de que ha estado metiéndose con personas trans por fuera de cámara. Es una mierda. Esa es su vida privada. Siempre y cuando sean responsables y se hagan los exámenes frecuentemente, no debería haber problema.

Sonaste muy nerviosa y cuidadosa mientras te hacía las preguntas. ¿De dónde viene la preocupación?
Esa preocupación nace de experiencias personales, pero también de ser trans. A los medios les encanta mostrar a la gente trans como los malos o como desviados sexuales. Estamos en 2016. ¡Es hora de actualizarse! Después de todo lo de Caitlyn Jenner, creo que es tiempo de que los trans sean aceptados. No debería ser representado como algo negativo, y ser un trabajador sexual tampoco debería serlo. Es una elección personal; no significa que seas una persona sexualmente loca. Yo hago trabajos sexuales y fui criada en una familia militar, católica y conservadora. Yo no dejo que mi trabajo defina quién soy.