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Científicos descubren que puede haber planetas similares a la Tierra fuera de nuestro sistema solar

Tras estudiar los restos de exoplanetas que chocan contra enanas blancas, algunos científicos afirman que puede haber planetas similares a la Tierra y Marte fuera de nuestro sistema solar.
Científicos descubren que puede haber planetas similares a la Tierra fuera de nuestro sistema solar
Imagen: ESA/Hubble

Un grupo de científicos ha podido estudiar las vísceras rocosas de algunos exoplanetas, mundos de otros sistemas solares, tras observar cómo se estrellaban contra los cadáveres de estrellas muertas.

Esta técnica tan complicada ha revelado que esos exoplanetas son similares en composición a planetas de nuestro propio sistema solar, lo cual implica que podría haber multitud de planetas como la Tierra en nuestra galaxia, de acuerdo a un estudio publicado el Jueves en Science.

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“Es genial porque es la única manera en la que podemos medir directamente la geoquímica de los cuerpos exoplanetarios”, dijo la autora principal del estudio Alexandra Doyle, una estudiante de posgrado de geoquímica y astroquímica en UCLA, por teléfono.



Edward Young, coautor y profesor de geoquímica y cosmoquímica en UCLA, añadió que el estudio representa “la primer vez en la que esta forma tan avanzada de estudiar geoquímica ha sido usada”, en la misma llamada.

Vivimos en la era dorada del descubrimiento de exoplanetas. Miles de ellos han sido detectados, incluso uno del tamaño de la tierra orbitando alrededor de la estrella más cercana al sol. Pero es extremadamente difícil conseguir todos los detalles de la composición interior y las mecánicas de estos mundos. A diferencia de otras propiedades planetarias como la masa o la composición atmosférica, la geoquímica de un planeta no puede ser deducida simplemente mirando a los objetos que pasan enfrente de la estrella anfitriona.

Las enanas blancas, al parecer, pueden ser la solución. Estos cuerpos son los esqueletos de estrellas que han explotado y colapsado en esferas enanas y densas del tamaño de la tierra (nuestro sol pasará por ese mismo proceso en 5 mil millones de años).

La muerte pirotécnica de estas estrellas modifica la órbita de muchos objetos de ese sistema solar, como asteroides y planetas. Algunos de estos planetas pueden acabar precipitándose hacia estas enanas blancas, que tarda en despedazarlos entre cien mil a 1 millón de años.

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Cuando un cuerpo o roca se acerca lo suficiente, la enana blanca lo despedaza y todo el polvo y los escombros caen y se amontonan en la estrella”, explicó Doyle. “Las enanas blancas son la única manera en la que podemos estudiar las rocas directamente porque sabemos que cuando las observamos, lo que vemos en ellas —hierro, silicona, magnesio— viene directamente de esa roca”.

El equipo de Doyle observó seis de estas enanas blancas “contaminadas” situadas a entre 200 y 665 años luz de la Tierra . Los investigadores estaban especialmente interesados en cuantificar el contenido de hierro de las rocas despedazadas en la superficie de las enanas blancas. El hierro es un indicador clave de la fugacidad de oxigeno, que es una forma de medir los niveles de oxidación de un cuerpo planetario en el pasado.

“Cuanto más oxigeno haya al crear una roca, más hierro acabará en las rocas, en vez de en el metal”, dijo Young. “Eso es lo que nosotros medimos en las enanas blancas —la cantidad de hierro que había en la roca cuando se estrelló contra la enana blanca”.

Todavía se desconoce porqué los planetas en nuestro sistema solar han sido enriquecidos con tanto oxigeno, lo cual dificulta las formulación de conjeturas sobre el contenido de oxigeno en sistemas alienígenas. Pero está claro que la oxidación influye profundamente en que un planeta desarrolle un campo magnético, placas tectónicas y otros procesos que son cruciales para la vida en la Tierra.

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“La fugacidad de oxigeno es tan importante como la constancia de la presión y la temperatura a la hora de determinar que minerales predominarán en el interior del planeta” dijo Doyle. “Así, puede tener unas implicaciones importantes en los parámetros cruciales para la habitabilidad”.

Los investigadores descubrieron que los mismos compuestos químicos encontrados en la Tierra, Marte, y asteroides de nuestro sistema solar —incluido el hierro— son abundantes en objetos que se estrellaron en estas seis enanas blancas. “Las rocas son rocas en todas partes, creemos” dijo Young.

Es decir, hay cuerpos similares a la Tierra y a Marte que parecen darse con frecuencia a través de la Vía Láctea, lo cual aumenta la probabilidad de que haya vida extraterrestre en otras partes de la galaxia.

Doyle y sus compañeros planean observar las enanas blancas contaminadas para construir un modelo más robusto del contenido de esos exoplanetas.

“Yo nunca hubiera pensado que fuera probable hacer el tipo de química que hacemos en planetas dentro de este sistema solar en planetas fuera del sistema solar”, dijo Young.

“Pero es posible”, continuó. “Estamos haciendo geoquímica real en rocas de diferentes sistemas planetarios. Para mí, es bastante apasionante porque ahora todo lo que hemos aprendido sobre el sistema solar podemos aplicarlo más allá de él”.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Estados Unidos.