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California votó en contra de usar condones, fundas bucales y gafas protectoras en el porno

Ayer jueves los diputados californianos rechazaron que los estudios de porno tuvieran que obligar a sus actores a ponerse condones y “otras fundas protectoras” cuando las exigencias del guión les obliguen a entrar en contacto con fluidos corporales.
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Si te excitan sexualmente las gafas protectoras, los guantes de látex o las fundas bucales…. Estás de enhorabuena: las nuevas propuestas que el gobierno de California tenía la intención de implantar en la enhiesta industria del porno del país te van a encantar.

Después de una batalla legal para regular la industria del porno de casi seis años, parece que el debate toca a su fin. El pasado jueves, los representantes del estado de California se reunieron en Oakland para discutir y votar si los condones y "otras fundas protectoras" deberían de ser obligatorias "en situaciones donde se haga complicado, sino imposible, discernir a qué secreciones se enfrentan sus actores y actrices, incluidas las derivadas del sexo oral".

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Finalmente, las votaciones dieron su negativa a esta propuesta suscrita en el ámbito laboral, aunque se seguirá trabajando para aplicar una nueva normativa en la industria del porno.

Las nuevas regulaciones habían sido redactadas por el área de Condiciones de Trabajo y Relaciones Industriales, y por del departamento de Salud del estado de California. Según se deduce de su borrador los estudios de porno "no deberían de permitir la eyaculación sobre los ojos de sus empleados, ni sobre partes de la piel que no hayan sido cubiertas, como la boca u otras membranas mucosas".

La idea que subyacía bajo esta iniciativa no era otra que conseguir que las productoras de porno sean lugares más seguros y que las condiciones de trabajo sean más higiénicas para sus intérpretes. Así, se pretende preservar la salud de sus trabajadores ante posibles enfermedades o infecciones. Y se pretende, igualmente, que los trabajadores de la industria puedan resultar, a su vez, un modelo a seguir para sus consumidores.

Los condones son obligatorios en las producciones pornográficas de otros países, como Canadá, donde se exige su uso para combatir infecciones patógenas de transmisión sanguínea como el virus del VIH. Sin embargo, el control sobre dichas prácticas está siendo muy laxo, y a menudo son violadas. Las nuevas regulaciones tienen como objetivo expandir y añadir más mordiente a las ya existentes.

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Si la junta de representantes del departamento de Salud hubiesen aprobado las nuevas disposiciones, entrarían en vigor este 2016. El incumplimiento flagrante de las mismas podría llegar a ser sancionado con multas de hasta 20.000 euros.

La ex reina del porno Jenna Jameson considera que las nuevas normativas deberían de haber entrado en vigor hace ya mucho tiempo.

"En esta industria son muchos los que ya han sido perjudicados o dañados por enfermedades de transmisión sexual y continúan ignorando las fechas límite para seguir haciéndolo que se les imponen. La industria debería de haber impulsado estos cambios hace ya muchos años".

Si bien las opiniones de Jameson son compartidas por otros pornógrafos y por varios intérpretes, lo cierto es que gran parte de la industria se opone vehementemente a que se adopten tales medidas. Muchos intérpretes, directores y productores de películas porno han condenado los nuevos parámetros, al considerarlos como un atropello burocrático, además de considerarlos condescendientes y poco realistas. Alrededor de cien actores y productores de la industria desembarcaron en Oakland con la intención de proclamar sus opiniones ante la Junta de salud.

"Se trata de regulaciones diseñadas para entornos médicos y son inejecutables en el contexto de las películas adultas — ni siquiera podrían aplicarse a un rodaje de Hollywood" — ha dicho Diane Duke, ex miembro de la cúpula directiva de la popular asociación Planned Parenthood y ex presidenta de la Asociación por la Libertad de Expresión en el negocio del porno.

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La Fundación para el cuidado médico del SIDA (AHF en sus siglas inglesas) ya había exigido anteriormente al departamento de salud que fortaleciera las regulación para el control de los patógenos de transmisión sanguínea. Igualmente, también había denunciado la ausencia de una regulación que "clarificara los protecciones exigibles para los trabajadores de la industria del cine adulto", en diciembre de 2009. La Fundación, de hecho, lleva tiempo clamando que las condiciones de salud de los trabajadores de la industria pornográfica son insuficientes y necesitan ser reforzadas.

Eric Leue, director ejecutivo de la Coalición por la Libertad de Expresión, director del departamento de salud sexual en el portal de porno sadomasoquista Kink.com, y miembro de la Comisión sobre VIH del condado de Los Ángeles, considera, a su vez, que la industria del porno, en contra de lo que mucha gente pueda pensar, está profusamente autorregulada.

Actualmente, la industria cumple con el PASS, un programa que exige que los intérpretes que se sometan cada dos semanas a pruebas para comprobar si han contraído alguna enfermedad o infección de transmisión sexual. El PASS exige que los resultados de las pruebas sean archivados en una base de datos privada. Así, cuando un productor busca contratar a un intérprete para un rodaje, puede consultar en la base de datos si el actor o la actriz está en condiciones de trabajar. El sistema no revela ninguna otra información personal sobre la enfermedad de la persona.

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"El actual sistema, que permite el uso opcional del condón y las pruebas bisemanales de enfermedades de transmisión sexual, funciona", asegura Leue. Según explica, en la última década solo se han registrado dos casos de transmisión del virus del VIH durante el rodaje de una producción porno — y ambos sucedieron en el mismo estudio, en Nevada.

La AHF dice que, de acuerdo a informaciones del departamento de Salud Pública de California, un trabajador de la industria del porno que se había sometido a pruebas en una de las instalaciones aprobadas por la Coalición por la Libertad de Expresión dos semanas antes de actuar, habría infectado en el set de rodaje a otro trabajador.

Sucedió en 2014 después de que la escena fuese filmada sin que se usaran condones. Un buen número de ex profesionales que contrajeron el VIH mientras trabajan, también se han mostrado a favor de un incremento de las normativas. La organización, por su parte, ha señalado que las pruebas pueden ser selectivas, y que las exigencias varían según la industria.

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Leue considera problemático promover el uso de condones como máximo exponente del sexo seguro. "El sexo seguro no existe, lo que sí existe es un sexo más seguro que otro", subraya. Leue advierte que el VIH y las enfermedades de transmisión sexual no se mitigan exclusivamente con el uso del condón.

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMH), los condones masculinos de látex son efectivos en el 80 por ciento de los casos para proteger a su usuario, e impedir que contraiga el VIH o cualesquiera otra enfermedad de transmisión sexual. Leure opina que el uso del condón puede resultar muy incómodo y llegar a provocar abrasiones del tejido vaginal en aquellas intérpretes que filman secuencias de larga duración. Además, el riesgo de infección de dichas intérpretes también se dispara cuando se usa el condón por un tiempo excesivo.

Los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (CDC en sus siglas inglesas) sugieren combatir la infección del VIH tomando varias medidas distintas, tales como el uso del condón, el de métodos profilácticos previos a la práctica del sexo — como algunos medicamentos que han probado ser altamente efectivos en la prevención de la infección por VIH. El CDC también advierte que "que el riesgo de que el VIH se contagie a través del sexo oral es mínimo o nulo".

"Lo que está nueva normativa parece haberse propuesto, es intentar convertir a la población sexualmente responsable y consciente de Estados Unidos, en el chivo expiatorio que tendrá que pagar por el fracaso de la educación sexual en el país durante décadas", cuenta Leue.

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Mike Stabile, portavoz de la Coalición por la Libertad de Expresión, esperaba que la nueva regulación tuviera un efecto descentralizador en la industria.

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Claro que se trata de algo preocupante, abundaba Stabile antes de la votación, dado que cuando una industria se ve abocada a la clandestinidad, no importa que sea la del sexo o la de la agricultura, sus trabajadores se exponen a que sus derechos sean ignorados o, directamente, violados. Se les obliga a vivir en la sombra y entonces se quedan desprovistos de derechos legítimos tales como poder denunciar su situación o interponer una denuncia por no haber cobrado. Y eso sin entrar a valorar cuestiones de seguridad en el trabajo".

Algunas de las normativas propuestas, esgrime Stabile, no tenían ningún sentido. Las normas exigían el uso de condones o de protectores en cualquier situación en la que el intérprete pueda entrar en contacto con secreciones corporales. De tal manera, en las escenas lésbicas, por ejemplo, las intérpretes hubieran sido obligadas a llevar un protector bucal y gafas protectoras cada vez que entren en contacto con fluidos vaginales.

"Solo falta que les pongan un traje de submarinismo", apuntaba Stabile sardónicamente. "Es muy bizarro".

Por su parte, ante tales denuncias, la AHF remite a las palabras del doctor Jeffrey Klausner, profesor de medicina y de Salud Pública en la universidad de Los Ángeles.

"Nuestra propuesta no incorpora la palabra 'gafas protectoras' en ningún sitio, advertía en un comunicado publicado el año pasado. "Lo que sucede es que el epígrafe 5193 de la normativa actual menciona a las gafas protectoras como una suerte de equipamiento de protección personal porque se trata de una regulación redactada para los trabajadores de todas las industrias registradas en California. Si algo demuestra el epígrafe 5193 es la voluntad del departamento de Salud de California de actualizar las normativas existentes para combatir específicamente las condiciones de trabajo de los profesionales en una industria tan única como la de las películas adultas".

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Sin embargo, para Julia Bernstein, una funcionaria que trabaja para el área de información pública en el departamento de Salud de California, las regulaciones sobre los puestos de trabajo del estado del sur de Estados Unidos exigen que el empleado solo lleve "gafas protectoras o cualquier otra protección cuando exponga sus ojos a material infeccioso". Bernstein añade que tales regulaciones no impiden que los productores puedan emplear técnicas de posproducción para quitar las gafas protectoras del producto final.

Bernstein también señala que, de acuerdo con la normativa relativa a los patógenos de transmisión sanguínea, que no solo se limita a la producción de películas pornográficas, se exige que todos los empleadores de California "protejan a los trabajadores de contraer enfermedades graves, como el VIH, la hepatitis B o la hepatitis C, que pueden ser transmitidas a través del contacto sanguíneo y de cualesquiera otros materiales potencialmente infecciosos". La revisión de la normativa pretende dejar sentado de manera clara que la industria del porno no está exenta de estas regulaciones, explica.

Stabile considera que todo lo que está pasando es increíblemente condescendiente y discriminatorio para con los trabajadores de la industria de las películas adultas.

"El sexo se trata de manera distinta que otras formas de trabajo", opina. "Legislaciones como esta están a menudo apuntaladas sobre la idea de que hay que salvar a esa panda de degenerados del porno, porque no saben lo que están haciendo, ni que están enfermos o que no tienen control sobre lo que hacen".

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Para la AHF se trata de no ser extensivo y de no hacer distinciones en la manera en que se aborda el sexo.

"De acuerdo con las decisiones que ya ha tomado el departamento de Sanidad, los productores de películas de adultos deben ser considerados oficialmente como los empleadores, mientras que el resto de trabajadores tendrán que ser considerados como sus empleados", se ha dicho. "Como empleadores que son, los productores de películas de adultos tienen que cumplir con las regulaciones que especifican cuáles deben de ser la condiciones de trabajo para proteger a los empleados, al igual que en cualquier otra industria de California".

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Jessica Drake es una directora e intérprete contratada que trabaja para la productora Wicked. Ella asegura utilizar condones en las escenas de penetración anal o vaginal, pero no para la práctica del sexo oral. Drake afirma que planea testificar en contra de la legislación que será sometida a votación hoy en Oakland.

"Como mujer, como feminista y como ser humano, me molestan las implicaciones que tiene el hecho de que el gobierno pueda obligarnos a tomar decisiones tan íntimas", cuenta Drake.

Sugerir que el condón habitual que se utiliza en las películas pornográficas, incitará a su audiencia, especialmente a la más joven, a usar protección, es una declaración que ya ha alimentado la furia de sus detractores. En 2014, un estudio concluyó que los hombres gays y bisexuales que consumen porno de manera regular tienen más posibilidades de terminar practicando sexo sin protección. El porno siempre ha sido el chivo expiatorio con el que demonizar las tendencias a las que es proclive la sociedad en general. Algunos activistas, de hecho, cada vez asocian más la presencia de mayores patrones de comportamiento irrespetuosos para con las mujeres, con el hecho de que cada vez es más fácil acceder al porno duro.

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Sin embargo, los intérpretes de la industria aseguran que el porno es, por definición, una fantasía, y que las películas de Hollywood, los videojuegos y la música están exentos de esta ambigua exigencia moral de convertirse en un ejemplo para sus espectadores, que sí se exige a las películas pornográficas.

"Se trata de un argumento jodidamente ridículo", asegura Cindy Gallop, fundadora del portal MakeLoveNotPor (haz el amor y no el porno), que presume de estar a favor del sexo, del porno y de estar a favor, también, de saber qué diferencia hay entre ambos, para así poder discernir donde está el límite entre fantasía y realidad.

"La industria del porno no tiene la responsabilidad de educar a nadie sobre nada", añade. "Pero comoquiera que en la vida real no se nos permite mostrarnos abiertos y desprejuiciados en relación al sexo… la industria del porno se convierte en una educadora sexual por defecto".

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Jessica Drake ha trabajado como educadora sexual durante los últimos cuatro años. Según cuenta, llegó a dirigir una serie de películas destinadas a divulgar técnicas para tener un sexo mejor.

"En esas películas integro totalmente el uso de los condones y les muestro a mis intérpretes como alcanzarlos y emplearlos", explica Drake. "Y lo hago porque se trata de un producto didáctico, estoy creando películas educacionales, no se trata de argumentos de ficción", explica.

"Los intérpretes deberían de tener la posibilidad de tomar decisiones educadas y consecuentes para con su salud y seguridad. No se trata de una responsabilidad que tenga que recaer sobre la industria", abunda. "Nosotros no nos hemos comprometido con nadie ni hemos firmado ningún documento en el que se nos exija ser educadores de nadie".

"Si la junta del departamento de Salud de California decide suscribir las nuevas medidas, que se atenga a las consecuencias porque mucha gente las desafiará abiertamente", opina Leue.

Les demandaremos por violación de derechos humanos, por ser discriminatorios e invasivos", sentencia. Y subraya que las propuestas presentadas "tratan a los intérpretes de la industria como si de población subdesarrollada se tratara, como a gente que no merece tener el derecho a elegir o a controlar lo que sucede en sus cuerpos".

"Somos nosotros quienes sabemos en qué consiste y cómo funciona el sexo", concluye,

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Imagen vía Flickr