Macedonia solo acogerá a refugiados sirios de destinos lo ‘suficientemente devastados’

Las autoridades macedonias se han sacado de la manga un nuevo sistema de restricciones para seguir discriminando la entrada en su territorio a los miles de refugiados de guerra sirios. El recrudecimiento del conflicto en el país todavía gobernado por el dictador Bashar al-Assad sigue provocando la llegada de miles de hombres, mujeres y niños que tratan de cruzar la frontera griega con el país balcánico. Ahora, sin embargo, y según informan las autoridades griegas, Macedonia solo aceptará a aquellos refugiados procedentes de destinos que consideren peligrosos o en guerra. De tal forma, los sirios de Alepo serían bienvenidos, pero no así los de Damasco.

Dos funcionarios griegos han confirmado las nuevas medidas a la agencia de noticias Associated Press a cambio de que no se revele su identidad. La agencia, por su parte, ha contrastado positivamente las declaraciones de los griegos con la agencia para los refugiados de Naciones Unidas, ACNUR.

Macedonia es un país interior situado al norte de Grecia. Se trata de un estado pre balcánico, embutido entre Bulgaria, por el este, y Albania, en el oeste. Muchos refugiados sirios han convertido la ciudad griega de Idomeni en uno de los puntos de entrada más concurridos en su periplo rumbo a los países balcánicos, la antesala de la Europa occidental, el destino al que la mayoría suspira por llegar.

Las nuevas y discriminatorias medidas explican la disminución del flujo de entrada de refugiados en Macedonia en las dos últimas semanas. Se estima que, a día de hoy, un total de 14.000 sirios se encuentran atrapados en Idomeni. A la mayoría de estos se les habría denegado el avance por haber desembarcado provenientes de un destino que no está lo suficientemente devastado por la guerra.

La arbitraria decisión del ejecutivo balcánico ha provocado que el campamento de refugiados de Idomeni haya quedado desbordado, de manera que muchos refugiados han empezado a acampar en la zona o junto a las vías del tren. La semana pasada la tensión desembocó en un peligroso altercado. Entonces, cientos de los refugiados atrapados intentaron trepar la valla que separa a ambos países. La policía macedonia les recibió con una descarga de gases lacrimógenos.

Según relata Associated Press, el campo de refugiados de Idomeni "empieza a tener el aspecto de un campamento semi-permanente", donde los residentes están cada vez menos convencidos de que les permita la entrada a Macedonia a corto plazo. Los vecinos helenos de la zona han distribuido ropa y comida, pero la creciente magnitud de refugiados exige una ayuda mucho mayor. Ayer se vio a varios hombres, mujeres y niños arrastrarse por obtener un poco de pan. A primera hora de la mañana se formaron largas colas de gente que esperaba recibir algo para comer.

"La situación no es buena", comenta la portavoz de ACNUR Ljubinka Brasnarska a AP. "Toda la gente que llega de Siria exige ser protegida internacionalmente. Se trata de un deber de socorro que nos concierne a todos. La decisión de restringir esa ayuda solo compete a los cuerpos internacionales, en ningún caso a las autoridades fronterizas".

La policía macedonia ha emitido un comunicado en el que asegura que "Irak y Siria se consideran países inseguros. Sin embargo, si alguno de los países que se encuentra en su ruta introduce nuevas restricciones a su paso, entonces nos veremos obligados a aplicar nuestras respectivas limitaciones. Como, por ejemplo, prohibir la entrada de migrantes procedentes de determinadas zonas en la frontera entre Grecia y Macedonia".

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Las nuevas restricciones están siendo discutidas  en la cumbre de la Unión Europea que se está celebrando el lunes en Turquía, y en la que se debatirá, entre otras cosas, la crisis internacional de migrantes y refugiados. Las autoridades griegas se han cansado de repetir que están desbordadas por el volumen de refugiados que llega diariamente a sus fronteras desde la orilla turca. Los griegos han denunciado que ni Turquía ni otros países de la Unión están haciendo nada para colaborar con la causa.

En septiembre del año pasado, los ministros del interior de la Unión Europea intentaron suscribir un "sistema de cuotas", para redistribuir a 160.000 refugiados atrapados en Italia, Grecia y Hungría, rumbo a otros países de la Unión. Sin embargo, no todas las naciones apoyaron la medida. Rumania, la República Checa, Hungría y Eslovaquia se negaron a cumplir con la cuota asignada.

Asimismo, algunos países europeos llevan meses estrechando sus fronteras. Austria ya ha anunciado que pondrá un límite al número de las peticiones de asilo que examina a diario. Oros nueves países balcánicos, han impuesto nuevas y más restrictivas medidas, como Macedonia.

La canciller alemana Ángela Merkel ha condenado las restricciones impuestas durante una entrevista emitida por la emisora pública bávara ARD. Merkel ha mostrado su apoyo a Grecia, una maniobra política previsible, después de haber castigado al país heleno con un rescate a su economía plagado de condiciones draconianas y de restricciones que prometen perpetuar la agonía financiara del país durante años. Merkel se ha preguntado durante su intervención televisiva si "después de la batalla librada por los países de la eurozona por impedir el Grexit — y nosotros fuimos los más estrictos —… si alguien se cree que, un año después, vamos a permitir que Grecia se hunda en el caos, se equivoca".

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En octubre, los delegados turcos prometieron cortar de raíz el número de refugiados que intenta cruzar a Europa a través del peligroso mar Egeo, a cambio de 3.000 millones de euros. Sin embargo, todavía siguen siendo miles los refugiados que intentan atravesar a diario la frontera siria rumbo a Turquía, y que luego se embarcan en peligrosísimas travesías marítimas para alcanzar las costas de Grecia.

El domingo, al menos 18 personas naufragaron en aguas turcas cuando intentaban alcanzar la orilla helena. Entre los muertos había tres niños. La agencia de noticias pública turca Anadolu informó que el resto de pasajeros había desparecido. Poco después, los servicios de guardacostas turcos rescataron a otros quince refugiados que se habían hundido cerca de un complejo turístico.

Según la Organización Internacional por la Migración (OIM), solo durante el mes de enero 113 migrantes y refugiados se han ahogado en aguas del Mediterráneo. La pavorosa cifra es mayor que la de enero de 2014 y de 2015 juntas. La OIM apunta, de hecho, que desde enero de 2015, ya son 900 las mujeres, los niños y las hombres que se han ahogado en esas aguas.

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