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Drogas

Algunos argentinos nos muestran su propia cosecha

Entre mates y mucho humo, cultivadores nos contaron por qué aman tanto su marihuana
Retrato de Nicolás

Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Genesis 1:12

A pesar de algunos avances en cuanto al uso de medicina proveniente del cannabis, en Argentina el cultivo para consumo personal sigue estando catalogado como delito, y aunque existe jurisprudencia desde la Corte Suprema que favorece a los cultivadores, la realidad es que plantar marihuana, ya sea una planta o cien, no es legal, y en muchos distritos es hasta perseguido.

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En el marco de Semana Marihuana, VICE se sentó en una conversación franca y abierta con seis cultivadores de distintas experiencias para entrar un poco a su mundo:

Nicolás. Licenciado en Diagnóstico por imagen.

Nicolás me abre la puerta de su departamento ubicado en una torre céntrica de la ciudad de Córdoba, e inmediatamente noto que es una persona en la cual la marihuana ocupa una parte muy importante de su vida. El departamento es de un living comedor y una habitación que está ocupada en su totalidad con un indoor de floración, y en otra esquina, en lo que sería el comedor, otro indoor, en este caso de vegetación. Flaco, alto, de 24 años y con una Licenciatura en el sector de salud que lo lleva a hacer suplencias, aunque todavía no tiene trabajo fijo. Planta en su departamento y en otros puntos, cada uno de ellos en sociedad con distintas personas en lo que se llama en la jerga “Cultivo Solidario”, aparte mantiene una militancia activa.

VICE: ¿Cuándo llego la marihuana a tu vida, y cuando comenzaste a ser usuario?

Arranqué como la mayoría, con un porrito en la adolescencia, debo haber tenido 15 años. Me gustaba el Punk y teníamos la típica banda punk de secundaria a los 16 años y ahí se daba no solo eso sino más. Cuando me vine a Córdoba a los 17 comencé inmediatamente a cultivar. Me hice amigo de gente de la comunidad cannábica que me ayudó mucho al principio, eso e Internet. Se va aprendiendo, experimentado, y vas obteniendo cosas que te funcionan. Después me llegó muy profundamente la situación de muchos pacientes de Cannabis Medicinal con diferentes patologías (Cáncer, Autismo, Epilepsia, entre muchas otras) y comenzamos a trabajar por ellos. Introduje el tema en el ambiente universitario en diferentes trabajos y cuando nos quisimos dar cuenta la directora de trabajos finales de la Escuela de tecnología médica (UNC) nos pidió que sigamos investigando el mismo tema en la tesis y así fue como hicimos en diciembre de 2016 la tesis de “Uso de cannabinoides como complemento al tratamiento de Radioterapia”.

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¿Cómo te manejas con el tema de la ilegalidad?

Antes que nada, producimos para nosotros mismos, más del 70 por ciento va a lo que auto consumimos; en el resto algo se destina para producción de aceite, del cual tenemos algunos pacientes que cuentan con la medicina que les hacemos, que les funciona. He visto casos conmovedores. Lo que le ofrecemos a algunos de los pacientes nos permite una ayuda mutua con ellos ya que después ellos nos ayudan sobre todo a solventar los costos del cultivo. Los costos eléctricos, fertilizantes, genéticas, equipos de iluminación, ventilación, son muchos los gastos. Nunca sentí el riesgo. No siento que esté mal lo que estoy haciendo, o que le haga daño a nadie. Tomo mis recaudos, claramente. La oferta del aceite es a conocidos, a pacientes en particular con los cuales nos conectamos mucho con sus historias. Pero además de eso hemos dado y promovido varias charlas sobre la elaboración de la resina de Cannabis con el objetivo de que el paciente que quiera y pueda lo elabore en su casa con su propia producción a un bajo costo, me siento amparado por la militancia.

¿Cómo te relacionas con la marihuana, es decir, cómo es tu consumo y tu cultivo?

Fumar, fumo siempre. Desde que me levanto hasta que me voy a dormir. Cuantos, va a depender del día, pueden ser un par, pueden ser más. Las visitas incrementan el consumo también. Respecto a cultivar, bueno, mira alrededor, es mi vida, yo amo esto. Cultivar me enseñó otra forma de conectarme con la naturaleza. Le ponés mucho trabajo, dedicación, amor a la planta, y después te devuelve lo mismo.

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Retrato de Mika

Mika. Estudiante de Arte y productora de Bio-cosméticos.

Mika estudia arte, tiene 25 años y vive junto a su compañero, Leo de 26, estudiante de música, en una casa a en las sierras del gran Córdoba. Este año el cultivo arrancó tarde, ya que se fueron de vacaciones y no iban a tener quien las cuide. Dos pequeñas plantas, que han tenido que sobrevivir a alguna plaga temprana, crecen firmes preparándose para ser un cultivo de invierno. Me recibe en su casa junto a Leo y dos compañeras de facultad. Todos tienen alguna experiencia cultivando, aunque este año no ha sido bueno aún. Junto con Leo tienen un emprendimiento de elaboración y distribución de productos de Bio-Cosmética del cual viven ambos.

VICE: ¿Cómo te arreglas ahora cuándo deberías estar cosechando, estás teniendo que plantar de nuevo?

Es un acto de resistencia. Decir yo voy a plantar, tener lo mío, sea cuanto y cuando sea. Es una relación especial la que se tiene con lo que cosechas, con la plantita que cuidaste. Fumar voy a fumar igual, es como la época en que más hay, todo el mundo está cosechando. Nunca pasa una semana en la que no fume. Siempre alguien está fumando y te convida una seca, cae un amigo y trae, o te deja de regalo.

¿Comprás cuando no tenés?

A veces si, esta caro, piden entre 200 y 300 pesos el gramo. A veces como tengo amigos que cultivan mucho, y yo tengo muchos conocidos por lo de mi trabajo, o por la facu, puedo hacer un pasamanos y me cobro con flores. Igual no me jode no tener. Te puede poner un toque de mala onda pero podés no fumar, está todo bien.

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¿Qué te gusta de consumir marihuana?

Me pone en equilibrio, es muy genial para la creación. Yo que estoy en la rama de las artes, fumás y volás, te conecta con otro plano, uno más sensible. Por otro lado, para algunas cosas no me gusta. Es como si tuviera que dar esta entrevista de cara, porque es una cuestión careta y estas fumado. No me gusta esa sensación. Aunque se que si ahora estuviera sin fumar tal vez tendría más claridad en mis respuestas. Te da ideas, pero a veces cuesta retenerlas, o bajarlas.

Retrato de Safo

Safo.

De 36 años y originaria de San Telmo, hace 11 años atrás dejó su cargo en una agencia publicitaria donde trabajaba en el área de filmación. Una noche en un set de filmación que se encontraba justo por encima de una villa de emergencia, vió que la encargada del catering metía un montón de comida sin tocar en una bolsa de basura, al intentar detenerla, y plantear la idea de bajarle la comida ordenadamente al Barrio, la respuesta fue negativa y cortante. Eso fue la gota que le rebalsó el vaso. Dejó la ciudad para instalarse en las sierras de Córdoba y vivir de manera radical. Cultiva al exterior en maceta y hace años que se autoabastece sin problemas.

VICE: ¿Cómo es tu relación con la marihuana, cómo llega, y qué significa para vos?

Arranqué fumando de adolescente, probando, porque no me llamaba mucho la atención, a los 17 le puse una planta a mi vieja en su casa. Después me recibí y arranqué a laburar y en esa época estaba muy enganchada en el sistema y cuando necesitaba bajar fumaba. Es gracioso, hoy la uso para elevarme. Cuando llegué a las sierras lo primero que hice fue plantar. Y ya ver como crecía esa planta fue comenzar para mi el proceso de sanación. Esas flores no salieron muy bien, pero yo estaba sanando; aprendí que estaba descargando mi energía negativa en la planta, y que no es así, que le tenés que dar lo mejor, y así fue mejorando todo. Yo siento que la marihuana me salvó. Tengo una relación muy intensa con mis plantas. Las fertilizo con mi periodo, crecen sanas con mi propia sangre. Me abrió las puertas al poder de las plantas sanadoras, que es a lo que me dedico, por la marihuana llegué al aloe vera, que es increíble, para mi fue así el camino.

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¿Qué pensas de vender marihuana?

A mí no me va. Tenemos buena onda y querés que te convide, joya, te convido, un porro, unos cogollos, después te convido unas semillas te cuento como hacer para que crezca y tengas flores. Te asesoro todo el camino, y lo hago gratis, pero no me vengas a querer comprar mis flores. Puedo estar muerta de hambre, pero eso no está a la venta. Me ha pasado más de una vez que no tengo literalmente un peso y alguien me ofrece una pelotudez por un frasco. Hay que quitarle valor económico a la marihuana, quitarles el negocio. Es ridículo que cueste lo que cuesta.

¿Qué te da y que te quita fumar marihuana?

Te pone en otro plano, uno de elevación. El sistema nos tiene atrofiados usando solo la parte lógica de nuestro cerebro todo el tiempo. La marihuana te estimula la creación, la intuición, la conexión con lo demás. Yo vivo acá con mis perros, mis plantas, me levanto y fumo, y estoy conectada con los pajaritos, los insectos, el río, el clima, con el mundo de verdad. Quitar no sé si te quita, pero tiene eso que todavía es tabú para algunos, porque es ilegal, te muestra la naturaleza negativa de algunas cosas, de alguna gente.

Retrato de Sebas

Sebas. Gastronómico.

Conocedor de medio mundo, hace una década que se plantó, y planta en las sierras de Córdoba, en su casa que comparte con su compañera. Entre los perros y las gallinas crecen unas sativas de semillas bastardas, pero adaptadas a través de los años al terreno. Sebas tiene 39 años y experiencia no le falta. Me recibe con unos mates, pasta frola y una cosecha temprana que hace poco terminó de curar.

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VICE: ¿Cuándo comenzaste a fumar y a plantar?

Fumé un par de veces de adolescente, pero fue recién en Barcelona, a finales de los noventa, donde había muchísima marihuana que fumaba todos los días y que arranqué a plantar en los balcones de donde fuera que estaba viviendo. Desde entonces siempre que pude planté.

¿Qué te gustó de la marihuana?

El estado. Lo que le permite a mi cabeza, a donde lleva mi pensamiento, esa capacidad de poder pensar profundamente las cosas. Y la intuición. Cuando te conectas, podes manejarte por pura intuición, y la marihuana es un gran portal a eso, también es divertida. Cualquier situación puede mejorar con faso. Todo el tiempo te está enseñando.

¿Qué pensás del comercio de marihuana, de la economía que maneja?

Así ilegal como está la marihuana va a seguir siendo muy tentadora para producir, sabés que tenés una planta y son miles de pesos fáciles de vender. Eso es una mierda, porque mueve muchas cosas oscuras, pero es una realidad que todo el mundo conoce. Yo ahora por ejemplo que estoy en época de cosecha trato de no salir de casa, y no es a la policía a la que le temo, sino a los cogolleros. Programo mi año en base a la cosecha, como todo cultivador de lo que sea. Cuando es buena, a veces hago canjes, o le vendo a gente muy particular. Tengo un amigo que es camionero, y la usa para relajarse, le hace bien, tiene un trabajo duro. Antes que tenga que ir a la villa y comprar algo que es una cagada le doy yo, hacemos canje, el me ayuda con algo de construcción que conoce, y se lleva un frasco, o medio, dependiendo lo que haya. Tengo otro amigo que es jubilado, si no es de lo mío no fuma, y le hace bien. Vemos la forma que me ayude, y yo lo ayudo a él. Conozco gente que tiene 300 hectáreas, no pone una planta y espera poder comprarte, yo les doy semillas. Pero es muy común en las sierras que personas vivan de esto. Acá si no hay turismo no hay trabajo, y resulta que la María viene bien, es como inevitable que suceda, es muy tentador. Se cambia el auto, se va de vacaciones, se construye una pieza nueva en la casa, mueve la economía. Yo quiero poder producir legalmente y hacer un buen producto, ¿Por qué no?, ahora, si la legalidad viene de la mano de Monsanto y todo ese sistema, que siga como esta, acá voy a estar plantando igual.

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Retrato de Carrie

Carrie. Gestora y Estudiante de Cine.

Carrie tiene 31 años, aunque aparenta varios menos. De una activa presencia “Stoner” en redes sociales, Carrie es una sibarita absoluta en lo que fuma, y es mientras probamos “sus niñas” que parte nuestra conversación, en su departamento en un barrio residencial de Córdoba, donde tiene el indoor de floración. También hay otro indoor de vegetativo, pero en el departamento de su socio de cultivo. La floración es su parte, y eso no se negocia.

VICE: ¿Cómo te relacionas con el cultivo?

Yo para las plantas estoy 24/7. Y eso de por si es algo que me hace bien, si querés tener buenos resultados hay que dedicarle tiempo, observarlas, estar atenta a plagas o inconvenientes que puedan surgir. Cuando plantás en un placard como hago yo, vos sos como Dios ahí, tenés que proveer, agua, fertilizantes, luz adecuada, temperatura. A mi me hace bien el proceso, lo disfruto mucho. Soy una obsesiva, pero así obtengo resultados.


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¿Fumas todos los días?

En general sí. Fue un proceso de experimentación. Probaba fumar antes de hacer algo para ver cómo era mi reacción, cómo me manejaba con eso que me estaba pasando. Así fui probando con todas las actividades que realizo y fui conociéndome en esas situaciones.

¿Y de qué te diste cuenta?

Que puedo estar re loca, y me doy cuenta que estoy re loca, y puedo reaccionar ante esa situación, aprendí a poder activar. El tema es la conciencia del estado, sabes que estás elevada, pero a su vez ya lo conoces, y sabes que lo podes manejar bien y disfrutarlo.

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¿Qué pensás del comercio de marihuana, y de su marco legal?

Yo soy media anarco, la legalidad para simplemente implementar el negocio no me interesa. Creo que hay que cultivar mucho más, asociarse, yo siempre estoy queriendo generar sociedades para que haya, para fumar y para producir medicamentos, pero en si el negocio, vender, la locura de lo que se pide por una planta, todo eso no me interesa. A mis nenas no las vendería jamás. Imagínate, no hay punto de comparación entre lo tuyo y lo que podés llegar a comprar, no tiene nada que ver.

Retrato de Daniel

Daniel, Oficinista y conductor de radio.

Daniel tiene 31 años y desde hace siete años que conduce un programa semanal de radio, “Quemando el Martes”, que se dedica al género del reggae y el autocultivo de marihuana. Nos recibe en su departamento cordobés donde todavía sobreviven dos de sus balconeras de esta temporada de verano.

VICE: ¿Qué te hizo llevar una militancia tan abierta?

Mirá, al principio para mi la marihuana vino por los recitales, paragüayo y estaba bueno, lo disfrutaba. Al tiempo mis amigos comenzaron a tener flores propias y fue un viaje de ida. Apenas pude comenzar a tener plantas lo hice. Y al principio fue un fiasco, pero después le vas agarrando la mano un poco y va mejorando. Fumar esa hierba fue increíble, asi que fui y se lo conté a las personas más importantes del mundo, que son mis viejos. Me prendí uno y les hablé de lo que me pasaba con la ganjah. Una vez que ellos entendieron y supieron de lo bien que me hace, ocultárselo al mundo no tiene sentido. No entiendo como algo que puedas tener en tu casa y te haga tan bien sea ilegal, y si fumas no tiene sentido ocultarlo, no te hace mal, ni le haces mal a nadie. Al contrario.

¿Sos autosuficiente? ¿Cómo haces si te quedas sin?

En general siempre hay un par de meses al año a los que no llego, sin importar lo que coseche, uno cuando tiene mucho, derrocha. Cuando no hay, no hay, listo. La María no se compra ni se vende, se convida y comparte. Nunca paso una semana sin fumar, por un lado, o por otro desde que arranque a fumar que siempre aparece.

¿Qué te produce la marihuana?

Me gusta la persona que soy cuando estoy fumado. Esa versión de mi mismo, como veo el mundo en ese estado. Me hace bien, me hace sentir bien ver el mundo así, me gusta más el mundo así, y no es una abstracción, porque soy consciente de la realidad, pero la veo de otra manera, desde otra perspectiva. Me permite una conexión distinta. Igual no va para todo, -risas- o si, pero a veces te arrepentís, como fumar en la oficina, la podés pasar mal en ese mundo, la marihuana es para otra cosa.