Ser joven en La Florida, el barrio con más densidad de población de Europa
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Ser joven en La Florida, el barrio con más densidad de población de Europa

“La mayoría de gente nos conocemos y quien llega nueva pues se integra e intentamos que estemos todos unidos”

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Cuando la gente habla de densidad de población, uno suele pensar en ciudades de la India o Filipinas. Pero no hace falta irse tan lejos, La Florida, en Hospitalet de Llobregat, —o “La Flori”, como lo llaman los de allí— es el barrio con más densidad de población en Europa, según el Eurostat. Con sus 74.601 habitantes por quilómetro cuadrado, le saca por lo menos una cabeza incluso a Manhattan, que tiene 70.826.

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Lo curioso es que pese a estar a poco más de 20 minutos en metro desde el centro de Barcelona, para los de la capital suele ser un barrio completamente desconocido y para los de Hospitalet, hasta hace unos años, un rincón del norte de la ciudad que era mejor evitar.

Los bloques de la Florida

Especialmente lo que llaman los Bloques La Florida, donde había muchos problemas de drogas y delincuencia, quemas de contenedores, enfrentamientos entre jóvenes de diferentes bandas y también con la policía… Esos bloques fueron justamente de los primeros edificios que se levantaron en el barrio, en los años 50, en gran medida para acoger a gente que estaban echando de las barracas de Somorrostro, en la playa de Barcelona, y de otras zonas como Montjuic. Muchos de ellos inmigrantes de otras partes de España —principalmente de Andalucía—, muchos de la comunidad gitana. En general, población humilde que sobrevivía con lo mínimo.

Pero, de eso hace ya mucho. ¿Cómo están las cosas ahora? Casi una quinta parte de sus habitantes son jóvenes de entre 15 y 30 años. ¿Cómo viven ellos y cuál es su visión del barrio?

Ahora, llegar allí en metro —que hasta finales de los 80 todavía no unía esa zona con Barcelona—, y visitar el barrio es algo parecido a pisar un pueblo. Quizás porque algunos de sus edificios tienen el aspecto de casas, de entre tres y cuatro pisos, y se ve a gente de nacionalidades muy diferentes —un 42% de sus habitantes son de fuera de España, sobre todo de Latinoamérica— sentada en los bancos o paseando por las calles. No da la sensación de aglomeración a primera vista, aunque al recorrerlo se empiezan a descubrir esos edificios altos y a reventar de apartamentos.

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Julio Ángel Peña

Es mediodía y en los Bloques no hay mucha gente. Se oye algo de música y se ven algunos jóvenes en algún que otro rincón. Julio Ángel Peña es uno de ellos. Está hablando, concentrado, con un amigo que va asintiendo encima de una bicicleta BMX. Me acerco a ellos y me cuenta que vive justo allí, “hace un año y medio”, aunque es de la República Dominicana. Aquí trabaja haciendo mudanzas y "otros trabajos pequeños".

Tiene 19 años y está estudiando un grado medio de electricidad. “Cuando termine me pasaré al superior”, dice con una sonrisa. “En el barrio es difícil encontrar trabajo, para eso hay que moverse un poco más allá”, continúa. Es por una de las razones por las que no se ve en un futuro allí: “Me gustaría vivir en otra parte, como Campo del Arpa o Sants. Lo poco que sé de aquí es que hay un montón de bulla, peleas de vez en cuando”.

Julio Ángel lleva poco en el barrio pero dice que de lo poco que sabe es que "aquí hay un montón de bulla, peleas de vez en cuando”

En la plaza de los Bloques está el centro cívico, que se abrió en 2013 —tras más de 30 años de reivindicaciones vecinales- y que ha ayudado mucho a regenerar esta zona. Ahí las asociaciones sociales y culturales organizan muchas actividades para la gente del barrio y, además, se ha construido en lo que antes conformaba el corazón de algo parecido a un gueto: unas canchas deportivas foco de conflictos, el punto caliente por donde, hace años, incluso la gente del barrio no quería pasar.

Damiana Contreras

Allí está Damiana Contreras, a la que todos llaman Dami. Orgullosa de ser de los Bloques de toda la vida: “Para mí es mi barrio. Hay gente que desde fuera le dices, vivo en los bloques, y te dicen, 'cómo puedes vivir allí, hay mucha violencia'… Pero yo viviendo aquí no lo veo tan mal. La mayoría de gente nos conocemos y quien llega nueva pues se integra e intentamos que estemos todos unidos”.

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A sus 21 años se nota que tiene energía para repartir. “Estoy trabajando con LaFundició, que es una cooperativa. Estudié geriatría, ciclo medio, y ahora estoy con un ciclo superior de educación infantil y a ver si luego ya nos metemos en la universidad, magisterio, si Dios quiere”, me explica.

"En mi casa somos 6 y dos perros: mis padres, mis hermanos y yo”

En los edificios marrones que nos rodean es donde está una de las claves de la alta densidad de población. Como describe Dami, los pisos “son demasiado pequeños, lo hicieron súper mal. Son de entre 40 y 42 m2. En mi casa, por ejemplo, somos 6 y dos perros: mis padres, mis hermanos y yo”. Ese hacinamiento en tan poco espacio es algo característico de los Bloques y por lo que la gente de allí se queja. También porque sigue siendo un barrio olvidado.

A principios de año, durante las semanas más frías, tuvieron que sufrir cortes de electricidad constantes: “Se iba la luz y hasta la una o las tres de la madrugada no volvía. Mi padre, por ejemplo, duerme con una máquina de oxígeno, así que no se podía dormir hasta que volviera la luz”, recuerda Dami. También está metida en la asociación de vecinos y una noche, hartos, salieron a hacer una cacerolada. “Quedamos todos aquí en la plaza y fuimos por todos los Bloques con cacerolas, exigiendo que si nosotros estamos pagando la luz, queremos nuestra luz”, cuenta.

Andrea Richi

Salgo de los Bloques y voy dando un paseo hasta la biblioteca. Allí delante, con su perro, está Andrea Richi. Tiene 19 años y está estudiando un ciclo de Administración en Bellvitge. “El 80% de nuestros amigos no estudia. Algunos están trabajando o sin hacer nada. Es que aquí tampoco te dan posibilidades. Yo por ejemplo digo en el cole que soy de la Florida y me miran mal. Si vas a las discotecas y dices que eres de La Florida, pues más de lo mismo”, explica.

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Andrea dice que la situación es mejor que hace unos años

"A mí claro que me gusta, porque siempre he vivido aquí, no sé cómo es otro barrio, pero no me gustaría que mi hijo estuviera andando por la calle y oliera a marihuana, no me gustaría que esas cosas las aprendiera de tan pequeño." Aunque también reconoce que ve el barrio “mejor que hace unos años”.

Eric Mescalvo

Quien sí que encuentra posibilidades en La Flori es Eric Mescalvo, que con solo 23 años ya ha abierto allí un salón de tatuajes que ha llamado Erik Tattoo, cerca de la biblioteca. “No me puedo quejar, en mi gremio es lo que toca y es lo que he querido siempre, desde pequeño me llamaba la atención”.

Eric es tatuador y tiene su estudio en el barrio

Siempre ha vivido en este barrio y cuando le planteo la posibilidad de cambiarse, no duda y contesta medio en broma: “Si el día de mañana me puedo ir a Pedralbes, pues mejor, la verdad, pero no me importaría vivir aquí. Como en casa, nunca mejor dicho”.

Ariadna Prieto

Por allí conozco a Ariadna Prieto, de 19 años, que como Eric, también ha nacido en La Florida. Está estudiando segundo de Bachillerato en Santa Eulalia, otro barrio de Hospitalet. “Cuando dices, soy de La Florida, y te preguntan '¿estás estudiando?', y dices que sí, se sorprenden de que una persona de este barrio esté estudiando”, cuenta con tristeza. Se queja de que la zona “podría mejorar un poco, por el tema de robos que se producen. Cuando llegas a casa es como, ya estoy en casa, estoy bien, no me ha pasado nada”.

Ariadna dice que se irá de La Florida cuando quiera formar una

No se ve formando una familia en La Florida "Si quiero formar una familia no la formaría aquí, la formaría en un pueblo que se vive más tranquilo".

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Alex Puig

Un punto de vista bastante diferente al de Alex Puig, que es de la misma edad que Ariadna y que encuentro en la parte norte de La Florida, sentada en un banco viendo como el hijo de su amiga juega en el parque. Se mudó aquí hace dos años.

Alex vivía en Sarrià hasta hace poco y pensaba que vivir en La Florida iba a ser peor

“Vine con mi madre, porque estábamos buscando un piso y por aquí era más barato que por donde vivíamos antes, en Sarrià. La verdad es que no está mal, me lo habían pintado peor. Yo estoy a gusto”. Sarrià es uno de los barrios-pueblo de la capital catalana donde suele vivir gente con bastante poder adquisitivo. Ella hizo el Bachillerato artístico y ahora está trabajando en una discoteca en el Paral·lel, en Barcelona.

La Florida ha mejorado mucho en los últimos años, pero todavía está lejos de completar su transformación

Parece que La Florida de ahora ya no es ese barrio del que se decía que hasta a los taxistas no les hacía ninguna gracia entrar. Se ve más bien como un lugar que carga con su estigma, un lastre que los vecinos se esfuerzan por borrar, pero que necesita todavía mucha más atención y esfuerzos también por parte de las instituciones para conseguir completar la transformación. Hace años que está en marcha un plan de mejora del barrio, principalmente de regeneración de los Bloques Florida, falta ver cómo se acaba concretando.