La pintura de la solidaridad se resquebrajó con el paso de los días, a medida que aparecieron los conflictos sobre cómo administrar las ayudas pero sobre todo, cuando se obturó la participación directa de la gente en los rescates.La falta de transparencia y claridad con la que el Estado mexicano ha manejado la información sobre las víctimas y la búsqueda de sobrevivientes tras el sismo del martes 19 aumentó la desconfianza de los afectados. Incluso antes que se descubriera que los mayores esfuerzos fueron dedicados durante todo un día urgente a la búsqueda de una niña que no existía (#FridaSofía), la credibilidad de la tarea oficial ya estaba dañada.
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El desalojo de rescatistas, voluntarios y prensa de las zonas de siniestros que se concretó durante la noche del primer día y las primeras horas de la mañana del miércoles 20, despertó la idea en mucha gente de que eso enlenteció los trabajos de búsqueda.
Mientras la Marina asumía públicamente el control de la crisis, en el Hospital 20 de Noviembre, en la Colonia del Valle de la Ciudad de México, esperaron un aluvión de pacientes heridos que no llegó la primera noche, ni al día siguiente, según dijo el doctor Alfredo Merino, director de la institución sanitaria.La atención gratuita inició de manera inmediata desde que paró el temblor. Redujeron al mínimo las guardias del hospital para que médicos y enfermeros (unas 150 personas) se concentraran junto a la entrada de las ambulancias para agilizar la atención necesaria, que cubrieron con los propios recursos del hospital, según dijo el director a esta cronista. Sin embargo, la oferta de doctores superó a la de los pacientes, situación que se repitió en varios hospitales de la Ciudad de México. No llegó la gente de los rescates, que esperaban duplicara el ritmo que tuvo el primer día, según indicó uno de los médicos presentes en el lugar, que prefirió no ser nombrado.El otro elemento que atiza la desconfianza oficial es la forma en que el gobierno actualiza las cifras de fallecidos y rescatados, sin proporcionar las listas de sus nombres o algún otro detalle que permita a la gente saber quiénes son. Tampoco se tiene noción de la cantidad de personas desaparecidas que pueda haber entre los escombros. Sí se publica diariamente los traslados de las hospitalizadas.
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A cinco días del siniestro, la ciudad amaneció el lunes 25 con dos puntos de búsqueda activos.En la calle Álvaro Obregón #286, dónde los familiares de las víctimas debieron manifestarse exigiendo que no se utilice maquinaria pesada, porque eso anularía toda posibilidad de rescatar a alguien vivo. En la madrugada del lunes, volvieron a hacerlo sobre la calle Oaxaca con un reclamo claro: "vivos o muertos ¡no somos desechos!"En el multifamiliar de Tlalpan, la familia de una de las personas desaparecidas que se busca entre los escombros del edificio 1-C obtuvo un amparo del juzgado decimoprimero en lo administrativo, contra "la suspensión de las labores de rescate a los damnificados y personas atrapadas en los escombros, así como a la orden de maquinaria pesada en las zonas afectadas para el inicio de las labores de reconstrucción", según el texto del mismo al que esta cronista tuvo acceso.
Alexis Cruz Ramírez es uno de los jóvenes abogados que lo tramitó, quien explicó que el amparo tuvo validez de manera inmediata en frenar el uso maquinaria pesada para remover escombros "sin hacer antes una búsqueda exhaustiva", porque eso pone en peligro la vida de la persona en nombre de quien se promovió el amparo, pero también de todas las que puedan estar atrapadas. El juez Agustín Tello Espíndola resolvió que queda bajo la responsabilidad de las autoridades de Protección Civil "optar en todo momento por preservar la vida de las personas", aunque establece que la medida cautelar se hace efectiva contra cualquier autoridad "que haya ordenado, ejecutado o pretenda ejecutar los actos reclamados."
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En la madrugada del domingo 24, cerca de las 4AM, los rescatistas encontraron otro cuerpo sin vida y horas más tarde, recuperaron vivo a un perrito schnauzer blanco.La distancia más evidente entre la gente y el gobierno fue, tal vez, en torno al derrumbe de la maquila de la colonia Obrera, en las calles Chimalpopoca y Bolívar. El edificio albergaba en realidad cuatro empresas distintas, y la búsqueda terminó sin que se tenga una lista de las personas que allí trabajaban, por lo que no se tiene certeza de cuántas hayan quedado atrapadas en los escombros, o si efectivamente, no quedó ninguna. Al menos cinco taiwaneses murieron en el derrumbe, según confirmó la embajada en México de ese país.
EL CASO DE VIADUCTO Y TORREÓN
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"Siempre se reportaron voces de ayuda y ruidos. Siempre hubo esperanza". Cuenta también que salvaron a una chica a la que estuvieron tratando de ubicar durante seis horas, pero que no sabe qué ocurrió con ella. Sobre el resto de las víctimas, refiere a la hija del portero, que fue encontrada ya fallecida y a uno de los trabajadores de una empresa de fumigación que también tenía sus oficinas en ese edificio.Cuando rescataron el cuerpo de su hermano, estaba junto al de Benjamín Ortíz, también fallecido, su patrón en una empresa que realizaba pruebas poligráficas para guardias de seguridad y custodios. "La identificación se facilitó porque la familia de Benjamín contactó a una persona de la Secretaría de Defensa, que también es cliente de la empresa que tenían. Ellos facilitaron la entrada a la zona de rescate de su familia, que los reconoció a ambos". Los cuerpos de Anuar y Benjamín fueron hallados el miércoles 20, a las siete y media de la tarde. Esa es la fecha y hora que constan en sus certificados de defunción.
"Cuando llegamos al servicio médico forense, estaban los cuerpos de ellos dos y de otras dos personas, que tal vez hayan sido rescatadas de este mismo edificio. Afuera había unas 40 familias buscando información de los suyos, o esperando reconocerlos entre los cuerpos del Semefo, que estaba saturado. Nunca hubo información oficial y estoy seguro que lo que nos pasó a nosotros fue lo mismo que le pasó al resto de las familias afectadas", dijo.
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Rodrigo quiere dejar constancia de su agradecimiento a una muchacha, Claudia, "que no conocía pero desde ese día se transformó en mi amiga", y también a la familia que gestiona el Café Idilio, en Gabriel Mancera y Obrero mundial, que durante las horas de búsqueda se convirtió en su casa. El café no cerró sus puertas en ningún momento. La bodega Aurrerá de junto, jamás las abrió."Vi un tuit que decía que los jóvenes habían tomado las calles de México y yo espero que ya no las suelten nunca. El rescate lo hicimos los que estuvimos en las calles, mientras que el gobierno parece más preocupado en empezar a reconstruir y eso también es doloroso. En dónde murió mi hermano ya limpiaron y sacaron todo. Como si nada hubiera pasado".
Junto al baldío, apoyada levemente en una de las cuerdas que delimitan un perímetro yermo, está Rosario Cristobal. Su hija, Alejandra Vicente Cristóbal, no había tenido clase ese día, por eso estaba en el edificio. La familia Vicente Cristóbal es la única que vivía, como porteros, en ese lugar dedicado a oficinas."Ignoro mucho de esto, de cómo sucedió todo. Entre los fallecidos está mi hija, pero ya no supe más del tema después de las 9 de la mañana del miércoles, cuando me avisaron que la habían encontrado", dijo Rosario.
Alejandra tenía 24 años y estudiaba sociología en la UAM Iztapalapa. Su perrita, Rubí, sobrevivió y fue rescatada de entre los escombros. "Siempre andaban juntas", dice su madre, "gracias a ella, digo yo, que es como la encontraron".
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A Rosario también le sorprendió encontrar el lugar vacío dos días después, cuando el viernes se animó a regresar al lugar del desastre. Esa mañana, un montón de coronas con flores blancas buscaron tapar la falta.Esta cronista pudo comprobar que otras cuatro personas fallecidas en este edificio eran trabajadores del Grupo Baluher, que ofrece servicios de limpieza y control de plagas. Según publicó la empresa, los fallecidos de su plantilla son Antonio Luna, Joana Mancilla, Javier Aguilar y Gilberto Fernández.
CONCENTRAR LOS RECURSOS
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En la zona que rodea al edificio de Torreón, de los párrafos de más arriba, toda la cuadra quedó afectada, aunque no todos los edificios han sido desalojados. Mientras conversábamos con Rosario, un vecino del tercer piso rompía los vidrios de una ventana que se habían salvado, a medias, de la vibración. Una mujer se quejaba, en la esquina de Viaducto y Tanana, que un grupo de policías entró a su departamento en la noche del sismo y lo saqueó, pero no quiso dar más detalles, diciendo que ya había denunciado el hecho de manera suficiente.Sobre la calle Medellín, a la altura que cruza la calzada de Viaducto, está el acopio ciudadano que se armó al margen de los patrocinados por el gobierno de la ciudad, como el que se menciona en el Deportivo de Coyoacán. Sandra es una vecina que llegó al lugar a donar y al domingo siguiente seguía ahí, coordinando el movimiento solidario. En esa tarde, les habían dado el aviso oficial de que el acopio probablemente se desmantelaría para dar paso a la vialidad, por eso los voluntarios trabajaban el doble de rápido para colocar el material en otros estados de la República.
"No sólo hemos repartido las donaciones en la ciudad, también hemos enviado a Morelos, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Cuajimalpa. Como en un momento se volvió un relajo entre los centros de acopio que se pasaban entre ellos las cosas, nosotros decidimos que había que tratarlo directamente, una a una, a las personas damnificadas. Durante estos días armamos una camada de motociclistas y ciclistas que hicieron ese trabajo, enviando directamente a los afectados, sin intermediarios, a 70 lugares distintos. Para eso, buscamos un contacto en la zona de recepción y le pedimos que envíe fotos o video cuando recibe el apoyo. Es la manera de controlar que estamos haciendo bien el trabajo, de la gente para la gente", dijo Sandra.
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A pesar de las amenazas de desmantelamiento, el acopio de Viaducto logró pasar la noche y amanecer, sano y salvo, este lunes 25 por la mañana.