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Collage de Juan Felipe Rubio

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Cultură

El aire es el motor creativo de un arquitecto, un fotógrafo, un trompetista y un dúo de acróbatas

Siempre hemos buscado conquistarlo, extender un salto eternamente y volar. Puede ser un soplo de brisa o un ciclón; tan potente, y a la vez sutil. Estos son cuatro testimonios de personas que supieron trabajar para que el aire soplara a su favor.

Presentado por Nike Air Max

El aire ha sido objeto de la humanidad desde que tomó conciencia. En algún momento la vida fue acuática, y entrar al mar ha sido relativamente fácil, pero nos tomó milenios encontrar la forma de elevarnos y sostenernos en el aire, aún si siempre había estado a nuestro alrededor, en nuestro entorno. Omnipresente pero escurridizo, imposible de ver y de agarrar. Esos momentos de euforia y levedad que llegan al coger impulso y saltar también son momentos efímeros: es imposible domar al aire.

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Pero sí es posible trabajar con él, convertirlo en un aliado, canalizar su poder en fuerza creativa, hacerlo un motor. La música, la arquitectura, el diseño, la moda, el deporte, el circo y más disciplinas y campos de entrenamiento han buscado formas de adaptarse al aire, ser uno con él, buscar esa fuerza y esa sutileza que conviven en esa sustancia esquiva y eterna.

Cuando Nike introdujo la tecnología de amortiguación de aire en sus zapatillas en 1979, el juego cambió. En 1987 nacieron las Nike Air Max, el primer modelo en hacerlo visible en la cámara de aire, resaltándolo y concediéndole el protagonismo. La apuesta por develar el interior de la zapatilla funcionó y las Air Max lograron lo que aspiran muchas zapatillas: ser igual de deseados por su funcionalidad y por su aspecto. Décadas después, siguen vigentes, son ya clásicas, suspendidas atemporalmente, como un salto eterno.

A propósito del Air Max Day, VICE habló con un trompetista, un fotógrafo, un arquitecto y un dúo de circo que usan el aire como insumo para su trabajo y como motor creativo para entender de qué forma se relacionan con él y cuál es la importancia de este.

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Tito Agudelo. Foto de Yojan Valencia.

MÚSICA – TITO AGUDELO. Vocalista y trompetista en Kukos Band, trompetista de los Alcolirykoz, y fonoaudiólogo en sus tiempos libres.

La trompeta, uno de los instrumentos más antiguos que existen. Viene desde los inicios de la humanidad, cuando se fabricaba con un cuerno de buey y se utilizaba – tanto en la guerra como en ceremonias religiosas – para comunicar ideas a través de sonidos basados en el aire. La trompeta, como todos los instrumentos de viento, se soporta en una columna de aire, “la encargada de brindar apoyo, estabilidad y finalmente claridad al sonido. Todo el cuerpo está en pro de facilitar la proyección del aire para que llegue al instrumento, que se convierte inmediatamente en otra extremidad para dar vida al sonido”, explica Tito Agudelo.

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Al controlar la columna de aire, un trompetista como Tito puede alterar la intensidad (volumen) y el tono (frecuencia), para generar pianos (sonidos suaves) o fortes (sonidos fuertes). En todo ese proceso, el aire es la materia prima, sin él no hay sonido. “Es como si hiciéramos una escultura sonora con el aire: se puede modificar de muchas formas a través de los fonoarticuladores (lengua, dientes, paladar, labios) para hacer los sonidos más ásperos o más sutiles”, cuenta.

Este es el proceso de articulación: moldear el aire para darle determinadas características que se ven reflejadas en el sonido. El proceso de esculpir el aire con la boca para que produzca ciertos sonidos es similar a los mecanismos que activamos para hablar. Así como para para pronunciar un fonema la lengua y los labios tienen acciones determinadas, para poder tocar la trompeta también se necesita articular y accionar la lengua y los labios de cierta forma, para que el aire salga con diferente proyección.

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Tito Agudelo. Foto de Yojan Valencia.

Una vez el aire pasa a la trompeta, según los pistones que se presionen el aire tomará direcciones distintas. Tito lo describe así: “Si son caminos más cortos, el aire genera sonidos más agudos; y si son más largos, los sonidos son más graves. Ahí influye la arquitectura del sonido, el recorrido que hace el aire”. En este sentido, el aire no es solo lo que produce el sonido, también es el aliado de Tito para tocar la trompeta y tocar. Su poder yace en que puede hacer vibrar todo lo que toca, es lo que genera y transporta el sonido.

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“El aire siempre va a ser equilibrio, y ahí está la clave para controlar todo en la vida tanto a nivel físico como mental. Controlar la ansiedad, el miedo, los nervios. Esa fue mi decisión de vida: darle forma y vida al aire. El aire hasta en el amor y en las relaciones sociales es sumamente importante, porque si alguien hace algo que te puede afectar inmediatamente te desinflas”, sentencia Tito Agudelo mientras ríe.

ARQUITECTURA – LUIS FERNANDO GÓMEZ. Arquitecto diseñador. Fundador de Kaliza – Materiales para la construcción.

Sin dejar de lado todo lo bueno que se puede encontrar en la tradición arquitectónica, lo que más le interesa a Luis Fernando Gómez es la innovación en la arquitectura y la construcción, y en esto el aire tiene un papel muy importante. “El aire se convierte en una de las principales determinantes del diseño, más aún en climas y ciudades como Cali, donde trabajo. El aire es fundamental porque también lo es la ventilación natural de los proyectos”, explica Gómez.

Para lograr hacer del aire un aliado en la construcción de sus proyectos, Gómez debe interpretar el entorno que va a intervenir. “Trabajo con principios básicos, que vienen incluso de nuestros ancestros, para saber por dónde el sol sale y se oculta, por dónde vienen los fuertes y si son fuertes. De estas variables puede depender el éxito del proyecto”, señala el arquitecto. A diferencia de otras artes, plantea, la arquitectura tiene una gran responsabilidad, pues sus obras son habitadas. “Por eso el confort es importante, y el aire y el viento ayudan a diseñar el confort técnico y renovar la calidad de aire que se respira”, añade.

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Hay dos efectos que los arquitectos pueden diseñar para usar el aire como una ventaja de un proyecto arquitectónico. El primero es el efecto Venturi, o ventilación cruzada. Así lo describe Gómez: “Consiste en que abres vanos (una suerte de hueco) en las edificaciones, cuyas fachadas se dirigen hacia donde vienen los vientos. Por uno de esos vanos entra mucho viento y en otro vano más pequeño de salida se acelera la corriente de aire, como si fuera un cono. Esto lo que hace es arrastrar el aire caliente y renovar todo el aire al interior”.

El segundo es el efecto Chimenea, que funciona muy bien cuando hay poca ventilación natural, explica Gómez. En este, el aire frío presiona al caliente para que suba de forma acelerada, lo que genera ventilación y que el aire circule. De esta forma, un elemento omnipresente como el aire es dinamizado y utilizado para refrescar el flujo de aire al interior de una edificación. Como dice Gómez, “en la arquitectura siempre he tenido una premisa: para que el aire entre hay que dejarlo salir, de esta manera nunca va a ser un problema”.

Hoy es posible utilizar al aire y el viento como aliados para construir, incluso teniendo en cuenta los materiales. Por eso, los morteros que utiliza Gómez tienen la cualidad de la transpirabilidad: mientras que son totalmente impermeables, permiten que el aire fluya y circule.

Moreno Blanco

Jorge Moreno Blanco. Foto cortesía de Jorge Moreno Blanco.

FOTOGRAFÍA – JORGE MORENO BLANCO

Incluso al capturar la luz de un instante para la posteridad el aire tiene un rol. Jorge Moreno Blanco explica que en la fotografía se puede hablar del aire de dos formas: una se relaciona con el espacio, otra lo reconoce como un elemento. Por un lado, en la fotografía se le llama aire al espacio que el fotógrafo deja alrededor del sujeto/objeto fotografiado. “Qué tanto espacio haya depende del fotógrafo. Ahí el aire ayuda a crear una atmósfera, para entender el contexto en el que se está tomando el retrato o haciendo el cuadro”, dice Moreno Blanco.

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En la fotografía, el aire también cumple una función narrativa: según cuánto haya en la imagen, la historia – y las sensaciones que transmite la foto – será distinta. Moreno Blanco cuenta que “el aire y el espacio de este pueden, por ejemplo, reflejar la ausencia o la soledad. Una foto en primer plano de alguien es mucho más invasiva que una foto de alguien que se ve muy pequeña en el cuarto”.

Luego está el juego del aire como elemento e insumo en la fotografía. Como dice Moreno Blanco, el aire tiene una propiedad interesante: es el único de los cuatro elementos que no se puede coger, pero se puede sentir. Si se usa la tierra, el agua o el fuego dentro de un proceso fotográfico, el fotógrafo los puede ver y manipular a su favor, como en la fotografía subacuática. “Con el aire no se pueden hacer esos juegos. Sin embargo, usted tiene la capacidad de congelarlo en alguna acción. Eso es lo interesante: lo que usted puede usar del aire en una fotografía es algo que usted no va a tener como presencia visual, sino como presencia sensacional, en cuanto se siente”, explica Moreno Blanco.

En este caso el aire vuelve a tomar un papel narrativo, aunque distinto, más basado en el movimiento, más directo y dinámico. “En las fotos se siente cuando el aire entra moviendo el pelo de alguien, cuando mueve una valla o mueve el vestido de alguien o cualquier cosa que pueda mover. Así usted siente el frío que estaba sintiendo esa persona, usted siente esa soledad o esa inmensidad en la que estaba. Esa es la propiedad más interesante que puede tener el aire en la fotografía”, dice el fotógrafo bogotano.

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Al final, el aire también es una apuesta que altera el encuadre de una fotografía. Si se le deja más aire en los pies o en la cabeza, el recorte no será tan abrupto y las sensaciones serán distintas. Moreno Blanco lo sabe: “El aire es una evocación al espacio, a la libertad, a veces a lo minimalista (cuando tiene mucho aire y el sujeto es pequeño), a la frescura, pero también a la soledad”.

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Duo Requiem. Foto de Cristian Trevino.

DUO REQUIEM – Acróbatas aéreos.

Sus cuerpos atraviesan el aire, con gracia geométrica y calculada, mientras realizan acrobacias. Son el Duo Requiem, “aerealistas”, especialistas en la técnica de cintas. El aire lo es todo para este dúo. Como los viejos piratas que aman y respetan con algo de temor al océano al saber de qué es capaz, ellos también saben que el aire y el viento pueden estar a favor o en contra, dependiendo de la altura y el espacio, o si el espacio es cerrado o abierto. “Nos presentamos para una competencia mundial en Cali, y subimos hasta 25 metros. Imagina lo fuertes que pueden ser las corrientes de aire ahí”, recuerda Palomo, una mitad del dúo.

En el aire, la concentración debe ser total: ya no está el soporte de la tierra firme para dar seguridad. “El aire puede ponerte en conflicto, pero también puede jugar a tu favor, según sepas utilizar la fuerza centrífuga y centrípeta y las técnicas de circo. Igual con la experiencia esto se aprende a manejar”, admite Palomo. Enumera la disciplina, la valentía, el coraje y la fuerza mental como columnas que le permiten hacer que el aire, su hábitat, le favorezca.

Pero la principal ayuda está conformada por el gusto y el amor por el aire, en el cual el Duo Requiem encuentra la inspiración. “En el circo, cada cual descubre su pasión y fortaleza, su técnica y su elemento. Mientras unos quieren nadar y otros buscan mantenerse firmes en la tierra, nosotros realizamos el gran deseo humano por volar. Pero todos los elementos requieren respeto”, explica.

El Duo Requiem, después de horas volando, han construido una relación con el aire. Y la forma de hacerlo, dice Palomo, es afrontándolo. “Imagina que, de repente, te dicen, ‘OK, vas a actuar a 20 metros, sin seguridad’. Entonces dependes de todos tus sentidos, y enfrentarlo así es el mejor regalo, te sientes parte de él”, dice. Estos sentidos incluyen la concentración, la visión para percibir el espacio, la respiración, y el tacto para entender el movimiento del compañero cuando la vista está en el cielo.

Palomo lo dice claro y sin ambages: “Ser aerealistas es nuestra vida, nuestra pasión, nuestro motor. No hay un ‘tengo que hacerlo’ sino un ‘lo voy a hacer, lo puedo a hacer, soy parte de él’”. Sí, incluso se sienten uno con el aire: cuando suben sienten como la presión en el interior aumenta, y cuando aterrizan se sienten como un ave.

El aire como motor creativo ese fue el statement en el que tanto Vice como Nike entramos en acuerdo para celebrar la vida y la fuerza de un elemento natural que la marca encapsuló como nunca antes se había hecho en unos tenis. Aire para respirar, parar vivir, para volar, para tocar una trompeta, para habitar un espacio, para caminar. Feliz aniversario queridos Air Max, gracias por sucitar en nosotros la necesidad de hablar, sentir y reflexionar sobre el Aire y su poder creativo.