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Por qué tenemos que aguantar que la Justicia nos llame manipuladoras y mentirosas

Preguntamos a una jurista cómo combatir el machismo institucional.
Una mujer grita un eslogan durante la marcha del Día Mundial por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres en Ovideo, el 25 de noviembre 2017. REUTERS/Eloy Alonso

Mentirosas y manipuladoras. Con estos adjetivos calificó un psicólogo forense a cinco mujeres que habían denunciado abusos y violencia de género en Oviedo. El psicoterapeuta, que se encargaba de redactar la mayoría de informes periciales para la Administración de Justicia asturiana, ha sido denunciado por delito de odio al estar basadas sus argumentaciones en prejuicios y estereotipos de género según las organizaciones denunciantes, Womens Link Wolrdwide y Abogadas por la Igualdad.

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La necesidad de acabar con una Justicia hecha por y para hombres, con una judicatura que reproduce el machismo de la sociedad en la que se enmarca, coge fuerza en el debate público.

El pasado 16 de noviembre, miles de personas salieron a la calle para protestar contra el machismo implícito en el proceso judicial de La Manada. Exigían que las Instituciones no juzgaran en ningún caso a la víctima sino a los acusados, motivadas por la aceptación como prueba de una investigación a la denunciante con la que se quería demostrar que, en los días posteriores a la presunta violación de San Fermín, no estaba todo lo afectada que habría debido estar para el gusto de la defensa.


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Gema Fernández, una de las abogadas de la organización Womens Link, que ha querellado al psicólogo de Oviedo, nos contaba al hilo del caso de La Manada que efectivamente la justicia sigue siendo androcéntrica y patriarcal. "Se dice 'la justicia es igual para todos'. Pero, ¿qué 'todos' se han tomado en cuenta para establecer un sistema de justicia igual para todos? El sujeto del derecho siempre ha sido el varón y eso es algo que viene de siglos atrás, del Derecho Romano, del Napoleónico… en el que basamos nuestras leyes".


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Ante esta perspectiva, ¿qué podemos hacer las mujeres para defendernos de los ataques machistas si nacen de —paradójicamente— aquellos que deberían impartir justicia? ¿Podemos denunciarlos? ¿Dónde debemos acudir si el aparato jurídico nos convierte en víctimas por partida doble, de nuestros agresores y del sistema judicial?

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Le pedimos a María Andrés, coordinarodra del Área de la Mujer de la Asociación Libre de Abogadas y Abogados (ALA) que resuelva nuestras dudas al respecto.

VICE: Hola, María. ¿Qué te parece el caso del psicólogo forense de Oviedo, qué lectura haces de él, como experta en Derecho?
María Andrés: La lectura que podemos hacer de casos como este es la que venimos haciendo muchos colectivos y asociaciones feministas y de mujeres juristas desde hace tiempo: que existe una falta de sensibilidad y especialización en cuestiones de género de todos los operadores jurídicos. Y estos incluyen a los forenses y a los equipos psicosociales, que tienen una labor fundamental en el procedimiento. Si bien su informe no es vinculante, en muchos casos sí es determinante para la resolución que, finalmente, tomen los jueces y las juezas.

Las compañeras que han interpuesto la querella ante ese psicólogo son muy valientes, porque es algo realmente difícil encontrar mujeres que se atrevan a poner de manifiesto estas situaciones frente a los juzgados

¿Qué pueden suponer, para una víctima, actitudes y afirmaciones como las de ese psicólogo, que las acusaba de manipuladoras, de mentirosas?
Actitudes como estas pueden suponer y suponen una revictimización de la víctima. Si ya de por sí, como mujer, te sientes en una situación de indefensión respecto al hombre, imagina que acudes a denunciar y te encuentras con un forense, como en este caso particular, que te ataca o que utiliza frases en su informe que van a desprestigiarte todavía más, y sobre todo, van a hacerte sentir más victíma aún.

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Mi opinión personal es que las compañeras que han interpuesto la querella ante ese psicólogo son muy valientes, porque es algo realmente difícil encontrar mujeres que se atrevan a poner de manifiesto estas situaciones frente a los juzgados.

¿Qué podemos hacer si somos víctimas de un caso similar al de Oviedo? ¿Dónde debemos acudir si los que ejercen el machismo contra nosotras de manera evidente son representantes de las instituciones?
Las herramientas legales para defenderse de este tipo de ataques son las mismas que las que tenemos si alguien nos agrede o discrimina por el hecho de ser mujeres y no pertenece a las instituciones. La vía es la denuncia. Es muy triste ir a denunciar y encontrarse con estas conductas, pero a fuerza de denunciar, de no callarse, las cosas cambiarán.

También hay que seguir reclamando en las calles lo que por ley y derecho nos corresponde, participando en las reformas legislativas, poniendo de manifiesto e indignándonos como lo estamos haciendo con la Justicia, exigiendo que haya más voluntad presupuestaria para cuestiones de género…


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¿Hay organizaciones o instituciones que velen por los derechos de las mujeres en los procesos judiciales de violencia machista a las que podamos acudir?
Claro, hay muchas organizaciones y asociaciones que prestan asesoramiento a las víctimas de la violencia machista en todas sus formas [Womens Link World Wide, Themis, la Federación de Mujeres Progresistas, el Área de la mujer ALA, Mujeres Juezas, Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas…]

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Pero, en el turno de oficio, hay abogadas y abogados especializados, y el Pacto de Estado contempla la posibilidad de que cualquier víctima de violencia machista que va a denunciar a comisaría tenga asistencia letrada y especializada para la protección de sus derechos. Desde el principio hasta el final del proceso, para asesorarlas y protegerlas.

¿Has visto procesos judiciales en los que haya entrado en juego el machismo por parte de las instituciones y la denunciante no lo ha reconocido como tal, no haya sido consciente de que estaba siendo revictimizada?
Claro que sí. Muchas veces. Creo que, para que esto no suceda, es necesaria una gran labor pedagógica, y aquí apunto muy seriamente a la violencia institucional. Las campañas que llegan del Ministerio con financiación y presupuesto públicos se dedican, la mayoría de las veces, a decirnos que nosotras tenemos que denunciar, que nosotras somos responsables de lo que nos pase… todo enfocado a proteger al agresor del rechazo social y victimizando todavía más a la víctima.

Hemos visto que, en ciertos aspectos, vamos para atrás en lugar de avanzar. La Justicia no va en consonancia a la repercusión mediática y la aceptación que puede estar teniendo el feminismo hoy día

Si no hay una labor pedagógica, ni planes educativos de género desde la escuela hasta la especialización, no hay una concienciación de lo que realmente es la violencia machista. Asistimos a estadísticas escalofriantes de cómo las jóvenes normalizan conductas violencias, de cómo la violencia económica que se ejerce contra las mujeres no es considerada violencia de género, de cómo se puede atacar a una mujer que se atreve a denunciar…. En nuestro universo, el de la jurisprudencia, ocurre lo mismo: los profesionales que pertenecen a él tampoco están educados en cuestiones de género,y eso es un problema, porque su labor es la de impartir justicia.

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¿Cuáles son las principales reivindicaciones, en este momento, de las organizaciones de juristas feministas?
Desde nuestro punto de vista, en la Asociación Libre de Abogadas y Abogados nos parece muy importante la formación generalizada a todos los operarios jurídicos desde una perspectiva de género. Es fundamental porque es lo que les proporcionará esa sensibilidad necesaria para poder juzgar casos de delitos ejercidos contra la mujer. También reclamamos que haya una auténtica voluntad política y económica de enfrentarse a esta barbarie que es la violencia machista.


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Desde las organizaciones de juristas que os dedicáis a la defensa de los derechos de las mujeres, ¿sois optimistas? ¿Creéis que la Justicia está avanzando en lo que se refiere a las cuestiones de género?
Rotundamente, no. Nada optimistas. De hecho, al revés. El año pasado, la Jornada del 8 de marzo que organizamos en el Área de la Mujer de ALA la titulamos "El retroceso de nuestros derechos". Hemos visto que, en ciertos aspectos, vamos para atrás en lugar de avanzar. La Justicia no va en consonancia a la repercusión mediática y la aceptación que puede estar teniendo el feminismo hoy día.

En lo que respecta a la parte jurídica, no se ha avanzado, no va a la par. La ley sigue siendo la de 2.004, se ha recortado la inversión presupuestaria contra la violencia de género año tras año en los Presupuestos Generales del Estado, no hay formación especializada para jueces o fiscales…. Avances, ninguno y optimismo, cero.

Si el machismo en la Justicia es mucho más común de lo que pensamos, ¿por qué ha sido necesaria la investigación a la víctima en el caso de La Manada para que la opinión pública lo tuviera en cuenta?
Porque algunos medios normalmente no le daban voz a este tipo de cuestiones. Creo que los periodistas jugáis una labor muy importante, y el tratamiento que se le da a este tipo de cuestiones es fundamental a la hora de configurar la opinión pública. A las mujeres nos "hallan muertas", no nos asesinan. Al agresor generalmente se le protege y se fabrica alrededor de él la imagen de una persona bondadosa, se entrevista a sus vecinos para que cuenten que nadie se lo esperaba, que era una "persona normal"… Son cuestiones mediáticas que, en otro tipo de delitos, no se plantean mediáticamente así.

Con el caso de La Manada ha sucedido que ha sido muy mediático, tanto por lo que implicaba desde el principio como por el tratamiento que le puede haber dado tanto el juez como los abogados de la defensa. Pero también ha habido mucho revuelo con el tratamiento del caso por parte de algunos medios: que no se enseñaran sus caras, que se hicieran artículos relatando cómo era la víctima… Era más un tratamiento tendente a protegerlos a ellos más que a la víctima. Y la gente ha reaccionado, muchas mujeres han dicho "Basta ya, esto me puede tocar a mí."