Brian Molko de la banda Placebo
Brian Molko, de Placebo, con un saco simplemente increíble (Todas las fotos vía PR)

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Música

Placebo recuerda 'Without You I'm Nothing' 20 años después

Hablamos con el bajista Stefan Olsdal sobre intimidad, otredad y ser fiel a los principios. Cosas que ayudaron a que el álbum tuviese suficientes golpes contundentes y soportara el paso de dos décadas.
Emma Garland
London, GB
Sergio Ávila
traducido por Sergio Ávila

Artículo publicado originalmente por Noisey UK.

Placebo le presentó Without You I'm Nothing al mundo con el video de "Pure Morning", en donde su frontman Brian Molko interpreta a un personaje que se quiere aventar del techo del Savoy Place, un emblemático edificio de ladrillos rojos al norte de Londres. Carros de policía pavimentan el suelo debajo, los reporteros miran a las cámaras, las multitudes observan hacia arriba. Él se lanza y cae por unos segundos antes de empezar a caminar hacia abajo en las paredes del edificio.

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"Es una canción sobre derrumbarse cuando el resto del mundo está levantándose", explicó Molko a Billboard en esa época. "¿Cuántas veces no has salido de una discoteca cuando está saliendo el sol y los demás salen a trabajar? Uno se siente dislocado. Uno solo quiere que alguien lo abrace para que el letargo sea más fácil".

Tanto la canción como el video determinan el tono para el resto de Without You I'm Nothing —un álbum que habla de impulsos y las reflexiones que les siguen a esos impulsos. Without You I'm Nothing provee una mirada intensa y a veces oscura frente al deseo, al hablar en su mayoría de drogas e intimidad, y las formas en las que estas dos pueden interconectarse, especialmente en espacios queer. El desengaño y la heroína se entretejen temáticamente en "My Sweet Prince", y el sentimiento de perder el piso que te sostiene que suele ir de la mano de la adicción —ya sea a un sentimiento dado por otra persona o por una sustancia— es algo que recorre todo el álbum. Without You I'm Nothing es a la vez crudo y tierno; va pelando lentamente el yeso de distorsión adolescente y trata las heridas abiertas por sí mismo.

Without You I’m Nothing obtuvo un éxito comercial y crítico masivo. Ha vendido más de un millón de copias hasta la fecha y "Every You Every Me" salió en la banda sonora de Cruel Intentions, la película romántica más retorcida de los 90. Sin embargo, y a pesar de su atractivo popular, Without You I'm Nothing sigue siendo, como lo dijo alguna vez James Oldham de NME, un álbum "hecho por freaks para freaks". Con Molko y el bajista Stefan Olsdal siendo abiertamente bisexual y gay respectivamente, la música de Placebo siempre ha sido calificada como queer, y con sus apariencias cada vez más de la mano del género fluido, uno podría decir que ellos nunca se han negado a presentarse como tal. De todas sus eras, Without You I'm Nothing fue especialmente significativa para los fans que compartían esa sensación de otredad, cristalizada en el álbum tanto a nivel sonoro como visual.

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Without You I'm Nothing cumple 20 años este mes y sigue siendo una de las adiciones más queridas de la carrera de 22 años de Placebo. Para conmemorar su aniversario, la banda lanzó una página que compila recuerdos de los fans. Algunos han compartido fan art, otros han publicado fotos de sus uñas pintadas de negro en tributo al video de "Pure Morning". Hay relatos de personas que conocieron a sus parejas o mejores amigos en conciertos de Placebo, así como fotos de recuerdos personales —mercancía vieja, joyas personalizadas, tatuajes— que simbolizan su conexión con el álbum. Alguien también publicó una foto de una caja de condones sabor hummus… lo que sea que eso signifique. No soy quién para juzgar.

Para recordar el álbum hablamos con Stefan Olsdal sobre intimidad, otredad y ser fiel a los principios. Todas estas cosas ayudaron a que Without You I'm Nothing tuviese suficientes golpes contundentes y soportara el paso de dos décadas.

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NOISEY: Parece que celebran el aniversario de este álbum más que los de otros. ¿Dirías que se trata de un trabajo especialmente meditativo?
Stefan Olsdal: Sí, eso creo; explora unos temas bastante oscuros. No éramos los más equilibrados y probablemente no éramos los mejores para procesar esas emociones y todo lo que nos pasó en esa época. Creo que una gran parte de Placebo consistía —todavía es así— en mostrar cierta vulnerabilidad en las letras y en cómo decidíamos hablar sobre quienes éramos y quienes somos como personas. Nunca sentimos que pertenecimos a alguna cultura o movimiento juvenil. Éramos estos pequeños músicos extraños que en realidad nunca tuvieron amigos [risas].

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¿Ven esa 'otredad' en las personas que se sienten atraídas por su música?
Para cuando salió Without You I'm Nothing, creo que los conciertos de Placebo se convirtieron en un espacio seguro para esos chicos que se sentían como si no pertenecieran a ninguna parte. Estábamos llevando al límite la forma en la que nos vestíamos, hasta el punto en que llegó a ser mucho mas fluido todo en términos de identidad, género y preferencias sexuales; todo en esa época llena de hormonas que fueron nuestros veintitantos.

Las drogas y la sexualidad fueron protagonistas de la cultura pop de esa época, con toda la explosión de las estrellas pop virginales y la fascinación por la heroína en el mundo de la moda. Pero era raro ver una exploración como la que hacía Without You I'm Nothing, donde las presentaba como algo sumamente oscuro e introvertido; no solo en las letras sino en la música también. ¿Eran conscientes de eso en ese entonces?
Es un buen punto. Profundizamos mucho en eso. Como dice el título [en inglés], no soy nada sin ti. Es extremo. Mucho de eso habla de cómo es estar enamorado.Es explorar las relaciones humanas, las profundidades y desesperaciones a las que te pueden llevar, y la dependencia a alguien, o a algo. Era la época en la que tenías la bandera del Reino Unido en tu guitarra, ibas al pub, escribías un par de canciones y te montabas al escenario a tocar; esa no era nuestra escena. Nosotros estábamos siendo halados en todas las direcciones por lo que la industria de la música le hace a una banda exitosa, así que nosotros realmente debíamos estar en sintonía. Todo se sintió muy al estilo de 'nosotros contra el mundo', y creo que de alguna forma la música fue la oportunidad para poder procesar todo eso.

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En ese entonces —y todavía hoy— eras un gran opositor a cierta especie de lad culture. Aunque hacían lo que se sentía que era lo correcto para ustedes, ¿creen que estaban reaccionando contra algo?
Esa es una pregunta interesante. Creo que ser reaccionarios hace parte de nuestra naturaleza, así que puede que haya sido así hasta cierto punto, pero lo que más nos motivaba era ser nosotros mismos; y eso venía con un precio que debíamos pagar. Recuerdo estar en una oficina en Estados Unidos durante esa época y cómo nos vendían la idea de un salto a la fama a toda velocidad. Es como si nos hubiesen puesto una zanahoria con un hilo en frente, y para poder tener control y hacer las cosas como las queríamos hacer, tuvimos que decir no a muchas oportunidades que quizá nos hubieran servido. Pero éramos como esta especie de club privado que se apegaba férreamente a sus ideales. Moriríamos por ellos, básicamente. Así de seria era la cosa. Probablemente nos ganamos varios enemigos a lo largo de los años, y disgustamos a algunos. Todo era risas y diversión pero cuando se trataba de Placebo —lo que hacemos y nuestros ideales— éramos completamente serios.

¿Qué tanto crees que ha cambiado el panorama de la música en la actualidad, comparado a cómo se pensaba antes todo el tema de género, expresión e identidad?
Obviamente siguen habiendo espacios que no son seguros, pero creo que en general es mucho más amigable el entorno para explorar la identidad y sentirte menos solo en ese proceso. Eso era lo peor y todavía es lo peor: sentirse solo en lo que sea que uno esté haciendo.

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Recién empezó la banda, me costaba mucho socializar con otras personas. Ya había salido [del closet] en ese entonces, pero aun así me costaba encontrar a otras personas que estuvieran en mi misma situación. Hoy en día el estigma está desmoronándose en todo el espectro, desde lo identitario hasta los temas de salud mental. Hay ayuda para los músicos si están pasando por un mal momento. Nosotros tuvimos que descubrir todo por nuestros propios medios, básicamente, y no teníamos mucho de qué agarrarnos u oportunidades para conectarnos con gente parecida a nosotros. Ahora es más seguro y menos solitario todo, en términos de intentar entender quién rayos eres.

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Aunque ahora tocan en lugares mucho más grandes, ¿crees que sus conciertos siguen siendo un refugio para los marginados como pasaba antes?
Siempre hay una mezcla extraña de gente en los conciertos de Placebo [risas]. Es como '¿qué es esta banda? ¿Quién ese ese tipo alto y delgado? ¿Mírenlos cantar sobre todos estos temas perturbadores…'. Evidentemente hay personas que vienen a nuestros shows y entienden y se sienten como parte de una comunidad. Se cuidan entre ellos. Se guardan puestos para los conciertos cuando hacen las filas y en general hay mucho cuidado entre ellos. Es hermoso escuchar eso, y al mismo tiempo uno se da cuenta de que han pasado 20 años desde entonces, así que muchos empezaron a tener hijos. Quiero creer que todos están llevando vidas saludables y balanceadas, y que son capaces de criar a todos esos adorables niños; futuras generaciones de personas bondadosas y de mente abierta.

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Without You I’m Nothing tuvo una enorme difusión, especialmente después de que "Every You Every Me" hiciera parte de la banda sonora de Cruel Intentions. ¿Crees que el éxito comercial tuvo efectos en la banda o en esa comunidad de la que hablamos?
Toda la industria, así como todo lo que rodea a la fama o a estar en una banda, es una máquina habilitadora de ego, básicamente. Era como que te embutieran la comida, como a esos patos franceses de las recetas, así que nuestros hígados sufrieron, literal y metafóricamente. Lo aceptábamos, porque queríamos ser la banda más grande del mundo, pero creo que acumulamos cientos de horas de terapia para el futuro. Para eso nos estaban preparando en ese entonces. Como ya mencioné, probablemente estábamos poco preparados para todo eso y no supimos cómo manejarlo. Y además de estar cuidándonos entre nosotros, en ese momento también teníamos que lidiar con las relaciones dentro de la banda y los egos todo el tiempo. Las cosas más pequeñas pueden desatar las más grandes. Pero el éxito también nos permitió llegar a lugares cada vez más lejanos. Llegamos a Nueva Zelanda, a Sur América y atravesamos todo Estados Unidos, conectando a los inadaptados de todas partes.

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¿Cuál es la historia detrás de la portada del álbum, y que sintieron al replicar esa sesión de fotos con motivo del aniversario?
Sarah y Sally, las mellizas de la portada, manejan una revista llamada Blag, que empezaron a comienzos de los 90. Así que hemos estado en los mismos círculos sociales desde que nos mudamos a Londres a los 18 años. Con el paso del tiempo siempre quisimos volver a hablar y salir juntos para saber cómo estaban todos, pero nunca pasó. Así que [replicar esa sesión de fotos] fue la oportunidad perfecta para volver a contactarnos y recordar a Corinne Day, quien tomó la foto de la portada y desafortunadamente falleció. A veces es como si uno tuviese que tomarse el tiempo para reencontrarse con momentos importantes, y esto definitivamente era un punto importante de nuestras vidas y un poco de las de ellas también. Este se sentía como un álbum importante para muchos fans de Placebo, así que también queríamos crear un espacio para que la gente compartiera sus recuerdos y lo que significó para ellos. Más o menos decidimos seguir nuestro instinto en esta oportunidad, y sentimos que era un buen momento para crear un foro para la gente.

¿Hay alguna publicación en particular en ese foro que se destaque para ti?
Todo el tiempo me sorprendo y conmuevo al ver lo que significó para la gente. Me hace pensar en mí como ese niño perdido, aferrado a la vida solo por la música para darle alguna sensación de sentido. Me he dado cuenta que significó eso mismo para muchas personas, y eso parece ser la respuesta general; que ayudó a la gente a superar cierta situación de su vida, o a sentirse menos solos. Creo que muchos músicos te dirían que uno no puede crear para otros [sino para uno mismo], porque si es así no estás siendo emocionalmente honesto, pero cuando se dan cuenta de lo mucho que significa esto para otras personas… es extraño, pero genial.

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¿Con qué álbumes de tu juventud te sucedía lo que ves que le sucede a la gente con Without You I’m Nothing ?
Recuerdo mis últimos años de adolescencia, intentando descifrar quién era realmente y lidiando con mi identidad en muchos niveles; con sentimientos de soledad e incomodidad y sentir que no pertenecía a nada. Solía encerrarme en mi habitación y ponía Violator de Depeche Mode y eso era como el bálsamo sobre mi herida, algo que me aliviaba los momentos difíciles en los que solo quería golpearme la cabeza contra la pared. Quería vestirme como ellos, quería salir con ellos, quería ser ellos. Me sumergía por completo en ese álbum.

Mencionabas que creías que había más espacio para la fluidez en el rock y el pop actual, lo cual es interesante porque aunque las actitudes sí están cambiando en un nivel social, también se siente como si muchas cosas estuvieran retrocediendo en un nivel político amplio. ¿Cómo crees que ha cambiado la relación entre identidad y política desde Without You I'm Nothing?
Creo —en ese momento, ahora, y siempre— que tu movimiento político empieza en ti mismo. Se trata de mirarse a uno mismo, encontrar lo que importa, lo que uno es y lo que defendería. La forma en la que quieres hacer del mundo un lugar mejor; simplemente hazlo a nivel personal, háztelo a ti. Creo que si cada persona defiende sus creencias y se aferra a eso y a su identidad, en muchos casos es lo único que uno puede hacer. Si hablamos de política con P mayúscula, es otro territorio completamente diferente. Puede sentirse como si nada valiera la pena y que uno no puede cambiar nada, pero uno se puede cambiar a sí mismo. Cuenta contigo.

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