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VICE World News

Hablamos con el jeque saudí que se unió a Estado Islámico y luego lo abandonó

Nueve meses después de que él viajase a Siria para hacer "trabajo de ayuda" con los combatientes de Estado Islámico, el jeque huyó a Turquía por ser incapaz de tolerar la violencia de los yihadistas.
Imagen vía VICE on HBO

La prisión de máxima seguridad de Al-Hair en Arabia Saudita recibe más atención por sus lujosas suites dedicadas a las visitas conyugales que por los documentados y contrastados abusos contra los derechos humanos. Pero no nos engañemos, la instalación es la versión saudí de la prisión de Guantánamo.

Hombres con los ojos vendados, esposados y con grilletes en los pies deambulan por los pasillos, dirigidos por miembros de la Mabahith — la policía secreta saudí. Cada preso vive en una celda de 180 cm por 365 cm, donde comen, se bañan, rezan, y pasan la mayor parte de sus días. El Coronel Mohamed al-Asmary, que actualmente dirige la prisión de Al Hair, explicó a VICE News que hay aproximadamente 1.100 prisioneros en la instalación, y todas las sentencias que cumplen están relacionadas con delitos de terrorismo.

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Cuando se le preguntó si esa cifra incluye a los activistas que se han mostrado contrarios a la familia real, el coronel afirma que "no hay presos políticos aquí".

En cambio, según Asmary, Al-Hair es el hogar de miembros de "grupos desviados" como al-Qaeda y Estado islámico. Uno de esos presos se puso a principios de este año a disposición para una entrevista con el cofundador de VICE, Suroosh Alvi, que apareció en "Enemies at the Gate", un fragmento del programa que el viernes pasado por la noche se emitió en el canal VICE de HBO.

En una pequeña habitación en el interior de la prisión, un hombre robusto de 40 años que lleva un thobe [túnica] blanco tradicional [y un gorro decididamente no tradicional de color negro] está sentado en un sofá de piel artificial, a la espera que comience la entrevista. Varios guardaespaldas del gobierno revolotean cerca. A VICE News no le está permitido revelar la identidad del hombre, por lo que vamos a llamarle simplemente, el jeque.

"Él es un Mutawa", un asesor islámico, explica el coronel Omar Alzallal Alkahtani del Ministerio del Interior.

El jeque, de nacionalidad saudí, es bien conocido en Arabia Saudita por sus numerosas apariciones en televisión y en las mezquitas de todo el país. Pero él no cumple condena en la cárcel por ser tele-evangelista y malversar el dinero de sus seguidores. Él está aquí porque se unió a Estado Islámico (EI) en abril de 2014, cuando viajó a Siria para participar en lo que él llama "trabajo de ayuda".

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"Yo no estaba allí para luchar", dice lentamente en un árabe de voz suave. "Yo estaba allí para llamar a la gente a rezar".

De acuerdo con el jeque, su papel en Estado Islámico era actuar como una especie de misionero viajando por todos confines del territorio controlado por el EI con la esperanza de poder evitar el bombardeo realizado por los aviones sirios y estadounidenses.

"Me gustaría regresar allí, predicar entre los locales, viajar y continuar predicando entre la gente la llamada Alá", explica. También hizo de mediador durante las desavenencias y problemas entre los yihadistas que crearon el califato.

El jeque cuenta su historia al cofundador de VICE, Suroosh Alvi, mientras el coronel Omar Alzallal Alkahtani del Ministerio del Interior observa. (Imagen vía VICE en HBO).

"Había muchas peleas internas", dice en relación a los combatientes de EI. "Así que yo mediaba entre ellos y eliminar cualquier comportamiento que pudiera suponer una amenaza dentro del grupo".

El jeque se reunió en Siria con jóvenes saudíes que están engrosando las filas de Estado Islámico. Se cree que los ciudadanos saudíes son el segundo mayor contingente de combatientes extranjeros que componen el grupo, sólo por detrás de Túnez.

"El primer día que fui a Siria, se celebró una reunión para darme la bienvenida", comenta el jeque a VICE News. "Soy considerado uno de los jeques de Arabia Saudita y me conocían…. Me presentaron a la dirección en Tel Abyad", una ciudad en la frontera entre Siria y Turquía. El jeque explica que los jóvenes saudíes tenían interés por discutir sobre "la situación de los países árabes y musulmanes, así como su postura sobre las naciones europeas y de los infieles".

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El jeque explica la raíz del problema que lleva a los jóvenes saudíes a huir del reino árabe, que este año celebra el 70 aniversario de su alianza con los Estados Unidos.

"El problema son los tratos, amistad y apoyo que la monarquía saudí tiene con las naciones infieles", dice el jeque. "Ellos creen que Arabia Saudí ha participado en la matanza de musulmanes. Al igual que lo sucedido en Yemen e Irak".

Esto, bajo algunas interpretaciones del Islam, hace que los líderes de Arabia Saudí sean kuffar, o apóstatas, y puedan ser legalmente ejecutados.

Mira el documental 'El Estado Islámico' de VICE News aquí:

Este año se ha observado un repunte en las acciones contra el reino saudí cuya autoría ha reclamado Estado islámico. En enero, cuatro miembros de EI cruzaron al país desde Irak y mataron a dos guardias de la frontera y su oficial al mando en un incidente que terminó sólo cuando uno de los militantes detonó su chaleco suicida. En abril, dos policías fueron tiroteados en la capital de Riad por un hombre armado que las autoridades saudíes dicen que estaba actuando bajo las instrucciones de Estado Islámico. Ese mismo mes, las autoridades saudíes dijeron que habían frustrado ataque con bombas cuyo objetivo era la embajada de Estados Unidos. En mayo, 21 personas murieron cuando un militante suicida atacó una mezquita chií en la ciudad oriental de Qatif. Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad.

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Mientras los ataques han alentado una retórica muy severa por parte de los políticos occidentales y han estimulado las campañas de bombardeos en curso contra Estado islámico, el grupo no está en esta dinámica, dice el jeque. Por el contrario, sus miembros se centran en el futuro del califato.

"Ahora están tratando de reconstruir el país, su infraestructura", dice. "Están construyendo un nuevo estado de las ruinas del gobierno sirio. Quieren construir un sistema educativo, un sistema de escuela islámica, un sistema judicial, un sistema militar. Quieren crear diferentes ministerior. Entonces, ya se puede trabajar con la población local de formas diferentes a las que se hacía durante el gobierno anterior".

Unos nueve meses después de unirse a Estado Islámico, el jeque huyó y cruzó a Turquía, donde hizo las gestiones para entregarse a la embajada saudí en Estambul. El jeque afirma que se encontró ideológicamente en desacuerdo con los miembros de EI, cuyo flagrante uso de la violencia rechazó.

"Todo estas masacres están justificadas con la creencia de la apostasía", dice. "No estoy a favor de la propagación de la creencia de la apostasía, así como de los juicios imprudentes e infundados sobre las personas. No se establece ninguna prueba sólida. Sobre la base de estos juicios temerarios, cometen actos como decapitaciones".

Los celadores saudíes parecen satisfechos con el resultado de la entrevista del jeque — lo que es probablemente una buena noticia para él, ya que todavía no ha recibido su sentencia. Si tiene suerte, será transferido a un programa de rehabilitación del país en la Consejería y Centro de Atención de Bin Nayaf. Allí, especialistas en radicalización intentarán convertirlo en un ciudadano saudí modelo. Una persona que pueda hablar a un público de jóvenes molestos y crispados, y advertirles de los peligros de unirse a Estado Islámico.

Podría ser un activo muy valioso. Después de todo, como Alkahtani señala:

"Es muy famoso!"

Sigue a Jason Mojica en Twitter: @elmodernisto