¿Quién está detrás de los indígenas muertos del Cauca colombiano?

El pueblo nasa está amenazado. Desde enero 23 indígenas han sido asesinados en el departamento del Cauca, suroeste de Colombia. Gran parte de las víctimas fueron retenidas por hombres encapuchados, metidas en furgonetas de cristales tintados y encontradas días después sin vida, con signos de tortura y un tiro de gracia. A día de hoy, nadie sabe con certeza quien está detrás de estos crímenes.

"Los nasa son uno de los pueblos más aterrorizados de Colombia. Están en mitad de la lucha entre paramilitares, la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los militares. Todos los grupos armados, legales e ilegales, han invadido su territorio", cuenta a VICE News Rachel Stenham, investigadora de Survival, una organización global que se dedica a la defensa de los derechos de las tribus.

"Los nasa son acusados de colaborar con cada uno de los grupos por el resto. Si hablan con las FARC, son acusados de ser comunistas e informantes. Si hablan con los militares, son acusados por las FARC. Se encuentran en una posición imposible", añade Stenham.

Las tierras del Cauca son unas de las más ricas y con mayor productividad de Colombia. Eso ha convertido al departamento en un disputado polvorín en el que convergen guerrillas comunistas, bandas criminales y el ejército, [que según informes publicados](http://Multinacionales que se beneficiaron de la guerra en Colombia) defiende los intereses de las multinacionales.

Esta lucha por el territorio atravesó un nuevo punto de inflexión el pasado enero, cuando la población indígena del norte del Cauca, unos 110.000 nasa, decidió abandonar las montañas y recuperar sus tierras ancestrales, las más productivas y ocupadas ahora por empresas mineras e industrias de la caña de azúcar.

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"Necesitamos esas tierras para poder vivir. Tenemos que dar respuesta a nuestra comunidad, pues el monocultivo de caña no deja lugar para nuestro desarrollo", denuncia a VICE News Lida Emilse Paz, consejera del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC).

"Las plantaciones de caña y la minería están esquilmando la tierra y secando ríos y fuentes hídricas. No tenemos tierras en las que producir y estamos ya viendo casos de desnutrición en niños y en algunas mujeres embarazadas", añade.

Tal y como afirma Stenham de Survival, con la ley en la mano, los nasa están su derecho de reclamar estos territorios. "Según la Constitución de Colombia los pueblos indígenas tienen derecho a su propiedad ancestral. Colombia ha ratificado la ley internacional OIT 169, que garantiza sus derechos territoriales", apunta.

A la pregunta de quién está asesinando a los indígenas del norte del Cauca, Jairo Camayo, líder nasa y consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) asegura que todos los grupos armados son sospechosos.

"Los empresarios están contratando a criminales para que generen terror, miedo. Para esconder estos crímenes bajo el manto de la delincuencia común y que la comunidad no siga liberando a la madre tierra", relata a VICE News.

"Por otra parte, la guerrilla de las FARC está tratando de asegurarse en las negociaciones de La Habana una serie de reservas campesinas para el postconflicto. Algunas de éstas están en el Naya, donde habitamos. Así que les interesa tenernos controlados para que no tengamos ni voz ni voto cuando eso ocurra", cuenta Camayo.

Acerca de la fuerza pública, Camayo, señala que "ellos siempre defenderán los intereses de los grandes empresarios y la derecha". Prueba de ello, son los continuos y violentos desalojos de los que se han hecho eco la prensa nacional y las asociaciones de indígenas.

El CRIC y la ACIN justifican la toma de fincas privadas por la falta de compromiso del Gobierno colombiano con el "Acuerdo del Nilo". Los hechos se remontan a 1991, cuando la Policía Nacional y los paramilitares mataron a 20 indígenas nasa que ocupaban la finca "El Nilo".

El caso fue llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde donde se exhortó al Estado colombiano a varias medias de reparación. Entre ellas, la entrega de 15.600 hectáreas a los indígenas que se haría efectiva en los tres años siguientes. Esa entrega, aún está por efectuarse.

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"Los indígenas en Colombia son tal vez los mayores terratenientes", asegura a VICE News el presidente ejecutivo de la Sociedad de Agricultores y ganaderos del Valle del Cauca (SAG), Francisco José Lourido. "En el Cauca disponen de más del 50 por ciento del territorio", añade.

Lo que no especifica Lourido, que fue gobernador del departamento con el actual presidente Juan Manuel Santos, es que esas tierras son las que están metidas en el monte y alejadas de las zonas productivas.

"No es una cuestión de territorio, sino de productividad", continúa. "No tenemos problema con que los indígenas tengan la propiedad, pero sí si luego esas tierras no son productivas".

"La tierra debe dar riqueza no sólo a sus propietarios sino a todo el país. Eso no está ocurriendo con las tierras en manos de indígenas. La mayoría de éstas están mal explotadas", asegura Lourido.

Por su parte, Jairo Camayo, el líder de la ACIN, asegura que el modelo de los grandes empresarios choca con el concepto nasa de producción. "Ellos cultivan gran cantidad de caña, pero ¿a costa de qué?. Sólo hay que ver como bajan los ríos en verano. Están secos", asegura.

"Queremos producir en unas cantidades que nos permitan sobrevivir y que la tierra quede para los que vienen detrás. Sino, el Cauca terminará siendo un desierto", insiste Camayo.

Los cultivos ilícitos de coca también abundan en el Cauca con su correspondiente corredor de salida al Pacífico. Por ello, el investigador del Centro de Recursos para el Análisis de Conflicto (CERAC), Pablo Ortega, señala que el narcotráfico podría estar detrás de algunos de los asesinatos de indígenas, como el ocurrido con cinco miembros de una familia el pasado abril.

"La segunda posibilidad es que los asesinatos no estén dirigidos contra la comunidad sino contra indígenas con alguna relación con el narcotráfico", señala Ortega en un escrito en el blog del CERAC.

"En este sentido, la escalada de violencia estaría enmarcada en una reciente disputa por el control de este negocio ilícito en la que presuntamente estarían involucrados las FARC y otros grupos", añade.

Tanto el CRIC como la ACIN han llevado a cabo sus propias pesquisas en estos casos aunque sin demasiado éxito. Una de las pocas conclusiones es que en algunos de los asesinatos el tipo de arma empleado es de uso frecuente en las FARC, aunque también en el Ejército.

"Por otro lado, los casos que hemos llevado ante la Fiscalía de Colombia y las Personerías (órgano de Gobierno en las veredas) no han progresado como esperábamos", señala la líder del CRIC, Lida Emilse Paz.

Por ello, las organizaciones preparan ya la documentación para elevar los casos acaecidos este año a instancias internacionales. "Sabemos quienes nos están haciendo esto. Pero ante la lentitud de la Justicia colombiana no nos queda otra que acudir a finales de año al CIDH o incluso a La Haya", apunta Jairo Camayo de la ACIN.

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Colaboración entre indígenas y afrocolombianos

Ante la lentitud de los procesos judiciales los nasa se han unido a las comunidades afrocolombianas en la lucha por el territorio. "Hace unos tres años empezaron a darse concesiones a multinacionales de la minería; pero no hubo nunca consulta previa", relata a VICE News Armando Caracas, integrante del Proceso de Comunidades Negras (PCN).

"Incluso en algunas zonas estas compañías operan de manera ilegal a través de terceros. Es decir, llegan un grupo de mineros con maquinaria pero sin pertenecer aparentemente a ninguna empresa. Nadie sabe quienes son, pero luego reportan los beneficios a las grandes multinacionales".

En esta lucha, la Guardia Indígena también colabora con la Guardia Cimarrona, unos doscientos efectivos entre hombres y mujeres que patrullan las tierras afro para evitar a los mineros. "Son explotaciones a cielo abierto, con explosivos y metales pesados, como el mercurio, que contaminan nuestros ríos y dejan hectáreas de predios vueltos nada", lamenta Caracas.

La Guardia Cimarrona está lejos de estar en las mismas condiciones que ejército o guerrilla. "Visten un chaleco distintivo y sus únicas armas son un bastón de mando y un machete", explica el comunero del PCN.

"Pero no hemos tenido ni un muerto. Es más, hemos logrado sacar de nuestro territorio a bandas organizadas, batallones de guerrilleros y hasta el ejército. Eso sí, siempre con toda la comunidad respaldando a la Guardia", explica.

Ante la escalda de violencia en el Cauca, el presidente de la república de Colombia, Juan Manuel Santos, se limitó ha hablar en enero de la creación de un "comando especial con la Fiscalía General de la Nación y la inteligencia para investigar quiénes están detrás de las amenazas en contra de defensores de Derechos Humanos y reclamantes de tierras".

Aunque lo que debe hacer el Gobierno, en palabras de Rachel Stenham de Survival, es impedir a "proyectos mineros entrar al territorio sin el consentimiento explícito de los Nasa. Cualquier proyecto ilegal que exista en el territorio debe ser cerrado inmediatamente." Sea como sea, hoy, seis meses después del anuncio de Santos, los indígenas siguen muriendo en el Cauca.

Sigue a Iván M. García en Twitter: @ivanmgarcia77

La imagen de portada muestra enfrentamientos entre indígenas nasa y las fuerzas del orden colombianas que intentan desalojarlos de tierras ocupadas. Imagen vía Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN)